11 enero,2023 5:03 am

De la basura nuestra de cada día

Jesús Castillo Aguirre

 

Hubo un breve periodo en la historia reciente de Acapulco que el servicio de recolección, transporte y confinamiento de residuos sólidos urbanos y de manejo especial (basura, desechos) se mantuvo medianamente regular y controlado. ¿Cómo se le hizo? En las siguientes líneas se comentará muy escuetamente del equipo técnico, laboral y organizativo del que entonces se disponía la Dirección de Saneamiento Básico municipal, sin incluir el del ahora llamado sitio de disposición final.

Se empezará por la capacidad técnica o parque vehicular. En aquellos ayeres se disponía de 53 unidades activas de recolección y transporte; 30 eran camiones tipo compactador que cargaban entre 6 y 9 toneladas en cada viaje; 4 camiones y camionetas tipo tubular, que cargaban entre 3 y 6 toneladas de basura en cada viaje; dos tracto camiones tipo roll-off que daban mantenimiento diario a 8 tolvas (cartuchos compactadores) con capacidad de almacenar y transportar una carga de hasta 10 toneladas en cada viaje, y 15 camiones tipo volteo. Además se disponía de una retroexcavadora y dos mini cargadores. Asimismo, por un periodo corto de tiempo, se dispuso de una barredera mecánica empleada en la Costera Miguel Alemán.

De igual modo, en esos años se tenía una capacidad laboral compuesta por 470 trabajadores empleados como personal estrictamente operativo, de los cuales 188 se desempeñaban como choferes y 282 como macheteros. Operaban el servicio de recolección y transporte de basura durante las 24 horas del día, divididas en tres turnos. Dos terceras partes de este personal operativo era sindicalizado. Para operar la recolección de los residuos sólidos, la ciudad y el municipio se dividía en cinco sectores. Marcadamente se distinguían las zonas turística y rural, pasando por la urbana y suburbana. La policía ecológica contribuía a controlar los tiraderos en la vía pública y clandestinos, y a reportar en tiempo real la falta del servicio por denuncias ciudadanas.

Con estas capacidades, la Dirección de Saneamiento Básico municipal contribuía a recoger y transportar al sitio de disposición final de los residuos sólidos en promedio 727 toneladas de basura al día; 22 mil al mes y 262 mil toneladas al año. Esta basura era el equivalente al 89 por ciento de toda la basura generada en la ciudad y en el municipio de Acapulco. Por su cuenta, los particulares, la marina y Promotora de Playas ingresaban a este mismo sitio poco menos del 3 por ciento de esa cantidad.

En aquellos años una empresa subarrendada controlaba la recolección y el transporte del 60 por ciento de la basura confinada; mientras que el resto lo realizaba el Ayuntamiento con 13 camiones tipo rectangular; 15 de volteo y 4 unidades de recolección tipo tubular.

Con la capacidad técnica, laboral y organizativa descrita, se controlaban 70 puntos negros en la vía pública y en tiraderos clandestinos a cielo abierto, y se evitaba la quema deliberada e indiscriminada de la basura en determinados puntos. Asimismo, el gobierno municipal controlaba en un 90 por ciento el sistema de recolección, transporte y confinamiento de los residuos sólidos urbanos y de manejo especial de la ciudad y del municipio, evitando la fragmentación de este sistema y la anarquía en el aseo urbano. La instancia pública rectora del manejo de la basura estaba más que clara. La referencia de tiempo corresponde al primer lustro del presente siglo.

Esto viene al caso porque en estas últimas semanas un fantasma recorre al país: el del descontrol de la basura, teniendo como casos emblemáticos municipios de Oaxaca y Jalisco; y también porque en Acapulco, se está librando la pelea.