6 octubre,2020 5:34 am

De realidades y fantasías

Abelardo Martín M.

 

Antes de haber dejado el gobierno y el poder tanto el PRI, el PAN y el PRD se desmantelaron interna y externamente. Esa es su realidad actual. Pero con ello arrastraron a todos los intereses políticos, económicos y sociales, huérfanos y en la orfandad.

La realidad es abrumadora: la oposición es inexistente y el movimiento llamado FRENAAA, encabezado por su personaje burdo, soez e impresentable que recuerda, en una versión de caricatura, a Vicente Fox, mezclado con Isidro Pastor, ex dirigente del PRI en Edomex, y Gerardo Fernández Noroña.

FRENAAA apoyada supuestamente con grupos religiosos de ultraderecha como los desprestigiados legionarios de Cristo y algunos miembros del Opus Dei.

Esta es la realidad.

La fantasía es “presionar” para que el presidente legal y legítimo de los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, renuncie por el capricho de unos cuantos, frente a los 30 millones de votos que lo llevaron al cargo irrenunciable que debe ejercer hasta 2024.

En política los símbolos juegan un papel preponderante, porque condensan tendencias y creencias, y porque muestran de manera sucinta las facetas de una realidad.

El crecimiento de este grupo, notable en su manifestación pasada, es sin embargo tan artificial como endeble. Intenta capitalizar el descontento contra la Cuarta Transformación que encabeza López Obrador y proclama una única consigna como bandera: que renuncie el Presidente.

Intentan llenar el vacío de una oposición organizada y estructurada, ante el lamentable resquebrajamiento de los viejos partidos, que lucen desmadejados, desconcertados, sin liderazgos fuertes ni apoyo popular.

Sin embargo, los del FRENAAA no han planteado un programa político, un proyecto de nación, una idea de para dónde encaminar al país. Se han convertido, eso sí, en refugio de fanáticos de ultraderecha, incluso algunos de matiz religioso, aunque las estructuras eclesiásticas se han mantenido al margen de la aventura.

No tienen alma, sino sólo una obsesión, la de que AMLO se vaya.

Con ello rayan en la ilegalidad, pues el Presidente sólo puede renunciar “por causa grave”, dice la Constitución. El mandatario actual ha sido el principal promotor en consultar a los ciudadanos sobre la revocación de mandato, pero ese proceso tiene fechas y plazos definidos, a los que habrá que atenerse.

En contraste con el despropósito de quienes quieren frenar al país, la semana se inició con el anuncio de que los mayores empresarios e inversionistas de México, agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial, signaron con el Gobierno de la República un acuerdo para la reactivación económica.

En ese marco tendrán lugar un conjunto de acciones y proyectos de infraestructura financiados mayormente por capital privado, con los que se aprovechará el tratado comercial trilateral, se fomentará el turismo y se aterrizará una inversión continua del 25 por ciento del producto interno bruto en obras de infraestructura.

El dinamismo empresarial, que algunos han querido ver pasmado en el actual gobierno, y al que otros le atribuyen una oposición militante a la transformación, muestra con hechos y compromisos, y no sólo con discursos, que trabaja para recuperar la economía de la mano de la administración federal.

Mientras ello ocurre, en todo el territorio nacional se calienta el ambiente político.

Será el primer domingo de junio del año próximo cuando se lleven a cabo elecciones mediante las cuales se renovará cerca de la mitad de los cargos políticos en México, entre ellos una nueva Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, quince gobernadores en otros tantos estados, así como numerosos ayuntamientos y congresos estatales.

Falta un buen tramo, más de ocho meses, pero ya desde ahora se advierten movimientos y preparativos.

Partidos y aspirantes a los puestos de elección popular que estarán en juego definen ya sus posiciones y estrategias; incluso el Presidente de la República pidió a quienes se encuentren en ese caso de sus colaboradores cercanos, la renuncia a sus actuales encargos antes de que finalice el mes que corre.

Tal es el caso de Guerrero, en que se elegirá en la fecha al siguiente gobernador, además de alcaldes, diputados locales y federales. Aquí, los dos aspirantes más relevantes de Morena para la gubernatura que se desempeñaban en funciones de la Federación, se han separado ya de ellas: el senador ahora con licencia Félix Salgado Macedonio, y el llamado superdelegado del Gobierno de la República en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval.

Otras figuras locales también aspiran a la postulación por Morena, entre ellas la exdiputada federal Beatriz Mojica; el exalcalde de Acapulco, Luis Walton, y la actual presidenta municipal en el puerto, Adela Román Ocampo. Adela tendría que solicitar licencia a la alcaldía en su caso, para lo cual aún hay margen.

Las encuestas le dan al morenismo el triunfo en los próximos comicios prácticamente en cualquier escenario, frente al PRI, que en Guerrero ha tenido una historia que recuerda lo ocurrido nacionalmente: gobernó sin que nadie le disputara el poder durante la mayor parte del siglo pasado, hasta que en 2005 la izquierda representada en las siglas del PRD le arrebató la gubernatura, a la que regresó después de diez años, luego de los daños de dos huracanes que convergieron simultáneamente sobre territorio guerrerense, y de los hechos sangrientos de Iguala en 2014. Ahora, un nuevo traspaso del poder estatal, esta vez hacia Morena, parece inevitable.

En el partido todavía en el poder por supuesto hay resistencia a darse por vencidos desde ahora. Sus figuras más relevantes son los senadores Manuel Añorve y Claudia Ruiz Massieu, aunque esta última parece no estar interesada en postularse. Entre otras figuras más mencionadas, el exalcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, también compite para ser el candidato priísta.

El resto de los partidos nacionales, señaladamente el PAN, nunca han tenido mayor presencia en el estado. Este grupo, cuando gobernó la República tuvo en Guerrero una mayor presencia, pero en los últimos años la ha perdido y ha vuelto a ser de la chiquillada.

Entre la clase política guerrerense se habla asimismo de la posibilidad de una alianza del PRI y el PRD, a la que podría sumarse el PAN, para enfrentar juntos la delantera que les ha tomado Morena.

Como siempre ocurre en estos escenarios, hay polémica al interior y entre los partidos, pues mientras algunos ven la estrategia como la única posibilidad de detener al movimiento que tiene el poder nacional, otros piensan que es una estrategia suicida para la oposición, al desdibujarse los grupos sólo para impedir que el que va adelante pueda llegar.

Como quiera, no hay nada definitivo, y estamos apenas en los primeros escarceos. En las próximas semanas y meses se irán definiendo arreglos y desarreglos rumbo a los comicios.

Así tanto en el ámbito nacional, entre la oposición de los ultras y los acuerdos del gobierno con la iniciativa privada, como en los escarceos políticos en el escenario local, se van decantando fantasías y realidades, y se evidencia ante el pueblo quién es quién.