31 diciembre,2017 7:30 am

Deja el 2017 un desastre en Acapulco y la sentida muerte de “Pepe” Dimayuga

Tercera y última parte.

Este 2017 también evidenció la falta de interés por la cultura en prácticamente todos los municipios del estado: Taxco, Chilpancingo, Atoyac e incluso Tlapa, son algunos de los que sí trabajaron pese a los recortes presupuestales.

Si bien en Acapulco se trabajó, el municipio dio cátedra de cómo hacerlo mal.

Por otro lado, destacan los casos de Taxco y Chilpancingo, municipios que de la mano de los promotores culturales vueltos funcionarios Naú Aguilera y Fabiola Olguín respectivamente, quienes realizaron diversas actividades en la medida de sus posibilidades y que fueron de la formación de públicos, capacitación cultural y hasta gestoría para proyectos culturales con ayuda del Centro Cultural de España en México o la Universidad Nacional Autónoma de México, por ejemplo.

En ambos casos, el trabajo no fue más allá de celebrar y exaltar el folclor regional y de realizar eventos sin trascendencia.

Acapulco: el ejemplo de lo que no se debe hacer

Una improvisación absoluta en el sector cultural fue lo que mostró el municipio este año; el trabajo fue un ejemplo de “lo jodida que está la administración”, como declaró la poeta Yelitza Ruiz en noviembre pasado, con motivo del segundo informe de gobierno del alcalde Evodio Velázquez Aguirre.

Mientras que en el discurso, para el alcalde la cultura es “una herramienta para la reconstrucción del tejido social” poco o nada ha hecho en sus dos años de gobierno.

En dicho segundo informe de gobierno presentado a principios de septiembre, casi nada pudo resumir, al grado que actividades como las sesiones de zumba, la capoeira o el futbol las consideró como culturales.

Sábado culturales, su propio programa de animación, se dejó de lado este año, mientras presumía a la Escuela de Iniciación Artística de Acapulco, omitiendo el adeudo que se tiene con los maestros y si ésta, la escuela, podrá o no ser finalmente amparada por la ley, pues a la fecha no pertenece legalmente al municipio.

Según el alcalde, durante este año se llevaron a cabo 15 talleres culturales, contando con la participación de sólo 228 personas –en una ciudad con una población de 820 mil personas– y repartidas mayormente en dos centros culturales: Jardín y Progreso (El Sur, edición del 6 de septiembre, 2017).

Todo con un presupuesto aprobado para el año por el Cabildo para la Dirección de Cultura de 17 millones 709 mil 360 pesos con 3 centavos.

Dice mi mamá que siempre sí: La Nao

El 28 de septiembre se anunció la suspensión del Festival Internacional La Nao, así como de la Feria Internacional de Libro Acapulco (FILA).

Según el titular de Desarrollo Social, Octavio Olea Apátiga, en compañía del director de Fomento a la Cultura, Julio Zenón Flores Salgado, esto se debía a la atención de las afectaciones por los sismos del 19 de septiembre anterior.

No obstante, y ante las críticas vertidas al respecto, el discurso cambió en cuestión de horas y se empezó a hablar de que sólo se pospondrían ambos eventos de manera indefinida (El Sur, edición del 29 de septiembre).

Ambas actividades contarían con aportación de recursos desde la federación, 6 millones de pesos para La Nao y 2 millones de pesos para la FILA, pero finalmente no hubo capacidad de gestión, organizándose con 7 millones de pesos del municipio y cancelándose de manera definitiva la FILA.

Así, del 28 de noviembre al 3 de diciembre se realizó dicho festival bajo la batuta del director del Museo Histórico Fuerte de San Diego, Víctor Hugo Jasso, teniendo a Lila Downs –por cuarta ocasión en el festival– como única figura, y a la que se sumaron Óscar Chávez, Francisco Céspedes así como una de las tantas agrupaciones apócrifas de la Sonora Santanera, encabezando un cartel compuesto por creadores locales, distanciándose de uno de los objetivos de La Nao, que es el presentar una oferta cultural y artística de primer nivel, apoyada  y no encabezada, con lo mejor del arte local.

Y dentro de toda esta improvisación, mención especial merece la Dirección de Cultura de Acapulco, a cargo de Julio Zenón Flores Salgado, quien desde el año anterior dio a entender que su cargo era meramente ornamental (El Sur, edición del 20 de agosto, 2016).

Luego de todo lo relatado, quedó más que claro que su función sería esa, servir de adorno, y nada más.

Comunidades culturales; acciones y reacciones

Es de destacar la indolencia de una parte de la comunidad cultural y la lucidez con la que actuó otra ante varias de las situaciones ya mencionadas.

Luego de un año y medio de emitida la convocatoria para proyectos culturales municipales y sus resultados –junio de 2016–, recién en diciembre de este 2017 el grupo de 11 beneficiarios, encabezados por la promotora cultural y escritora Iris García Cuevas, decidió protestar en conjunto –ya había algunas denuncias individuales– por la falta de pago completo, sumándose a otro grupo que incluso tiene adeudos desde 2015; días después, se añadiría otro grupo más, volviendo el adeudo mayor (El Sur, ediciones del 20 y 23 de diciembre, 2017).

Todo lo anterior, justo después de que el personal municipal de Acapulco se fuera de vacaciones y los dejara sin respuesta.

Mientras tanto, resaltan dos acciones que dejaron claro que se puede hacer cultura y arte de manera independiente y más cuando se es vilipendiado.

Una vez que se dijo de la cancelación de la FILA, de la mano del promotor de lectura Marco Antonio Luna Cano se organizó la Primera Feria del Libro Acapulco Paralibros Papagayo 2017, que inició el lunes 16 de octubre y terminó el  domingo 22 del mismo mes, ofreciendo lo mismo lectura de obra de escritores locales principalmente así como talleres de fomento a la lectura.

Del mismo modo, y ante el desorden imperante en La Nao, y su posible cancelación, se armó El Galeón, Primer Festival Independiente de Acapulco 2017, que incluyó actividades, del 24 al 26 de noviembre, de teatro, música y danza, principalmente.

“Bajo la premisa de que en el arte, la ciencia y la cultura se encuentran las respuestas a las preguntas que tanto nos agobian, ofrendamos nuestros modestos esfuerzos por una causa que creemos justa, necesaria y urgente: hacer real y efectivo el derecho que todos tenemos al acceso al arte y la cultura”, dijo en su momento Pablo Reyes, maestro de ceremonias, quien además solicitó un trato digno a todos los artistas y a la gente que valora y consume el arte, así como un acceso irrestricto a los derechos culturales de la gente (El Sur, edición del 25 de noviembre, 2017).

El inactivo teatro Domingo Soler

A más de un año de que el nuevo el nuevo presidente del patronato del teatro Domingo Soler, Ilian Blanco, declarara que entre sus propuestas de trabajo se encontraban el de darle seguimiento a la remodelación del teatro así como vincular al centro cultural con otros del país, esto no ha ocurrido.

Por el contrario, dicho centro cultural, ubicado en la calle La Quebrada, en la zona tradicional del puerto, pareciera estar en el ostracismo.

El actor declaró en su momento que buscaría “lograr intercambios, reactivar las actividades de la biblioteca Jaime Figueroa (que está dentro del centro cultural), crear una temporada teatral dedicada al público infantil, retomar las actividades formativas así como continuar con los programas y actividades que ya existen” (El Sur, edición del 17 de agosto, 2016).

Ahora, la mayor parte del tiempo el centro cultural se encuentra cerrado, nadie contesta el teléfono y la biblioteca Jaime Figueroa está sucia y descuidada.

Una revisión en las redes sociales del Centro Cultural Domingo Soler muestra que más allá de celebrarse el Día Mundial del Teatro –27 de marzo– o el de la Danza –29 de abril–, durante 2017 sólo se han presentado al menos dos obras de teatro.

Adiós este 2017 al programa Vamos al Teatro y la Muestra Estatal de Teatro Domingo Soler.

En el limbo, también, la conclusión de diversas obras de remodelación del teatro.

Pepe Dimayuga: Un grande que se va

Guerrero y el país perdieron a uno de sus grandes dramaturgos pero además también a un buen funcionario cultural y contrapeso para la actual situación de dejadez que campea entre los responsables de las políticas culturales.

Del mismo modo, a uno de los pocos creadores con compromiso social y que no dudaba en celebrar los aciertos pero también en señalar las fallas de los gobiernos.

Basta recordar que en la Feria del Libro Guerrerense, misma que se dedicó en su honor y que se llevó a cabo en Zihuatanejo en mayo pasado, dijo: “los tiempos por los que atraviesa el pueblo guerrerense son de verdad difíciles y complejos; en mis 57 años de vida nunca había visto tanto miedo, apuro y angustia reflejados en el rostro de gente; (hay) una inseguridad que a manera de espesa humareda cubre nuestros pueblos haciendo que la luz sea difícilmente vista”. (El Sur, edición del 13 de mayo, 2017).

Así, sin más, José Dimayuga Castañeda, Pepe para la gran mayoría, muere la mañana del sábado 4 de noviembre en el Hospital General de Chilpancingo, por complicaciones de una enfermedad que lo aquejaba desde hace semanas y que lo obligó a internarse en dicho nosocomio.

Al menos un centenar de personas desfilaron al día siguiente durante el cortejo fúnebre en Tierra Colorada, donde nació y donde residía.

A la par, directores, dramaturgos, productores y críticos nacionales lamentaron el fallecimiento del guerrerense, asegurando que se perdió una de las plumas más eficaces del teatro nacional.

Del mismo modo, que el dramaturgo a pesar de haber ganado una serie de premios que lo colocaron como uno de los importantes dramaturgos de la escena nacional no obtuviera el Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón, galardón que se otorga precisamente en Guerrero.

Mauricio Jiménez, Tomás Urtusástegui, Felipe Galván, Rodrigo Hernández, la Fundación para las Letras Mexicanas o el escritor y conductor de La dichosa palabra en Canal 22, Eduardo Casar González, así como el crítico de cine Rafael Aviña, fueron algunos de los que expresaron su sentir.

Días después, el 17 de noviembre, en el Centro Cultural Acapulco, se le rendiría un sencillo homenaje con la participación de otros grandes de la dramaturgia nacional; Tomás Urtusástegui, Maricela Lara, Esther Leñero, Leonor Azcárate Barón y Willevaldo López, los invitados.

Decir que Pepe fue licenciado en Filosofía por la UNAM, ensayista y traductor del inglés, o que entre sus obras destacan País de sensibles, Una mujer de tantas o Afectuosamente su comadre, es decir poco.

Agregar que fue director de Cultura de Acapulco en un par de ocasiones y parte de la organización del Festival Internacional La Nao en otro par, también.

Por ello, sólo concluir con lo que dijo alguna vez el escritor norteamericano William Rotsler: “¡qué raro y maravilloso es ese fugaz instante en el que nos damos cuenta de que hemos descubierto un amigo!”, porque eso fue Pepe finalmente, un amigo.

 

Texto: Óscar Ricardo Muñoz Cano/ Foto: El Sur.