17 julio,2018 1:35 pm

Derriba victoria de AMLO el statu quo de Latinoamérica

La elección alegró a los líderes izquierdistas de la vieja guardia de la región, pero puede ser un error ver a López Obrador como un izquierdista latinoamericano estándar, al molde de Hugo Chávez; podría ser una lectura equivocada, advierten analistas.

Texto: Azam Ahmed y Ernesto Londoño / The New York Times / Agencia Reforma
Foto: Archivo Xinhua
Ciudad de México, 17 de julio de 2018. La elección presidencial de México, que llevó a la ruina al partido que gobernó al país durante más de 70 años —el Revolucionario Institucional (PRI)—, fue la derrota más reciente para los partidos en el poder de toda Latinoamérica.
Recientes comicios en la región han resultado en pérdidas decisivas a partidos gobernantes de todas las ideologías políticas.
Pero si bien la corrupción, la violencia y la desigualdad han sido problemáticas importantes, ninguna ideología o problemática individual explica el rechazo a la política de la clase dirigente. Los electores, en opinión de analistas, simplemente buscan nuevas opciones.
Algunos países, como México, han virado a la izquierda; otros, como Colombia y Chile, a la derecha. A menudo, el cambio es en dirección contraria al partido en el poder, pero no siempre, como en Costa Rica y Ecuador.
Las naciones latinoamericanas, donde la clase media ha crecido en las últimas dos décadas, están exigiendo más a sus líderes.
Una generalizada sensación de frustración con los partidos gobernantes resultó evidente en las recientes elecciones en Chile y Colombia, donde los votantes eligieron a candidatos más conservadores para reemplazar a los mandatarios Michelle Bachelet y Juan Manuel Santos.
Un rechazo similar del statu quo está haciendo que la próxima contienda presidencial de Brasil sea la más impredecible y dividida de la historia reciente.
Michel Temer, cuya popularidad ha sido baja, ha decidido no postularse. Al mismo tiempo, los partidos que han competido por la Presidencia en años previos se hallan sin líderes viables antes de la elección de octubre.
Esto ha convertido al abogado de extrema derecha Jair Bolsonaro en un candidato competitivo. Bolsonaro también ha subido en las encuestas al prometer tomar medidas para contener la corrupción y la violencia.
En México, la elección del domingo 1 de julio de Andrés Manuel López Obrador fue contraria a un cambio político hacia la derecha en América Latina que se arraigó en los últimos cuatro años.
López Obrador supo capitalizar el enojo de los ciudadanos por la corrupción y la desigualdad, que algunos atribuyeron a las políticas de mercado que no elevaron los ingresos de la mayoría de la población.
“Intentaron mantener fuera a la izquierda durante 30 años para aplicar un modelo tecnócrata y no respondieron a las demandas sociales”, dijo Daniel Zovatto, director en el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral.
La elección alegró a los líderes izquierdistas de la vieja guardia de la región. Evo Morales, presidente de Bolivia, expresó en una declaración que estaba seguro de que la “contundente victoria de López Obrador escribirá una nueva página en la historia de dignidad y soberanía latinoamericana”.
Pero ver a López Obrador como un izquierdista latinoamericano estándar al molde de Hugo Chávez podría ser una lectura equivocada. Como jefe de Gobierno de la Ciudad de México a principios de la década de 2000, López Obrador trabajó de cerca con el sector privado y dejó el cargo con un rating de aprobación del 80 por ciento. Y aunque sus políticas están enfocadas en el bienestar social, ha prometido respetar la economía de mercado.
Marta Lagos, directora de la organización encuestadora Latinobarómetro, señaló que sería un error ver la victoria de López Obrador como un respaldo a las políticas izquierdistas.
Dijo que más bien es una cruda ilustración de la decadente fe que tienen los latinoamericanos en la democracia, los partidos en el poder y las instituciones.
“En América Latina, la democracia no se ha consolidado”, dijo Lagos, que tiene su sede en Santiago de Chile. “Hay una búsqueda desesperada por alguien que prometa hacer lo correcto, y la gente está eligiendo a líderes que se presentan con una varita mágica”.