13 mayo,2023 5:43 am

Desfondado fideicomiso de fomento turístico

Hector Manuel Popoca Boone.

El miércoles de la semana pasada, el presidente del Comité Técnico del Fideicomiso para la Promoción Turística de Guerrero (Fidetur), Manuel Negrete Arias, reclamó, públicamente, en una sesión del Grupo ACA, que desde hace seis meses la Secretaría de Finanzas del gobierno estatal (Sefina), no le provee los recursos económicos que, por ley, debe entregarle para realizar su programa anual de promoción y fomento al turismo en Guerrero. (Ojo, no solo de Acapulco).
Son recursos económicos fiscales de carácter estatal, captados a partir del 3 por ciento de recaudación que hacen los hoteleros de todo el estado de Guerrero, por concepto de ocupación de cuartos en sus hoteles.
Una vez entregados a la Sefina los recursos así obtenidos, del total de ellos, el uno por ciento es destinado a fortalecer la seguridad pública y dos por ciento a fomentar el turismo a través de Fidetur. El monto recaudado de dicho impuesto local, los empresarios del ramo lo consiguen de sus huéspedes al momento de pagar el servicio de habitación ocupada.
En otras palabras, a Fidetur no le han entregado la cantidad de 25 millones de pesos a que tiene derecho, de seis meses a la fecha, de acuerdo con lo estipulado en la ley estatal No. 494 de fomento y desarrollo turístico para el estado y los municipios. Por lo tanto, en un promedio no estacionalzado, se recaban, en forma anual, un monto aproximado de 50.4 millones de pesos para este rubro. En el Decreto del Presupuesto de Egresos para el 2023, solo se autorizó la cantidad de 20 millones de pesos. Es decir, no hay presupuesto autorizado adicional más allá del adeudado a la fecha.
La hospedería no solo se da en Acapulco, sino también, y en forma importante, en los municipios de José Azueta, Taxco, Chilpancingo, Iguala, Tlapa… Por lo que, para guardar justeza y equidad, debería hacerse una distribución ponderada en la participación de dicho impuesto entre los municipios según su aporte a la hospedería turística. Desde hace años, los beneficios de Fidetur los concentra la burocracia turística estatal para promocionar la actividad turística de Acapulco y un poco la de Ixtapa-Zihuatanejo y Taxco.
A mayor detalle, buena parte de ellos se utilizan para sufragar gastos suntuarios, superfluos y “de estímulo” a los directivos, funcionarios públicos y empresarios, discrecionalmente seleccionados, para los viajes de promoción y de participación en ferias o tianguis turísticos internacionales, como el de España. Hubo épocas en que la comitiva oficial de Guerrero estuvo integrada por más de 30 personas con gastos pagados a Europa, cada año.
También que, en el pasado, los fondos del Fidetur se gastaban, en su mayor parte, para montar espectaculares “stands” en tianguis internacionales y al final de cuentas tener magros resultados por cuanto a concreción de negocios se refiere.
La importancia de lo anterior viene al caso porque hace dos semanas fue invitada la A.C. “Por el rescate de Guerrero” junto con otros pequeños y medianos empresarios de diferentes giros económicos, a una reunión de análisis sobre la inseguridad pública que priva en la ciudad de Chilpancingo. Los invitados de honor a dicha reunión fueron el secretario de Seguridad Púbica del estado, el vicefiscal general estatal y la jefa de la Policía Municipal; llamándome de sobre manera la atención, la narrativa quejosa que expusieron algunos empresarios hoteleros por la endeble seguridad pública que impera en los barrios donde están domiciliados sus negocios; y cómo se va agudizando el problema de la delincuencia, en forma lenta pero inexorable.
Manifestaron algunos empresarios hoteleros que ellos no escapan a ser víctimas junto con sus familiares, de secuestros y extorsiones; además tienen que recibir con mayor frecuencia a los “chicos organizados de la malhora”, que toman en alquiler habitaciones en hoteles de categorías medias y bajas, para contar con cuartos de seguridad (reclusión) de personas que son víctimas de sus secuestros exprés. Algunos casos llegan a situaciones en extremo grave. Ante la imposibilidad o demora de los familiares del secuestrado para el pago del rescate exigido, los de “la maña” asesinan a la víctima dentro de la habitación y huyen de la escena del crimen.
Al dar parte los dueños o gerentes de los hoteles de tan funestos sucesos a la Fiscalía General del Estado y hacer presencia los agentes ministeriales para proceder con el deber de acordonar y clausurar la parte del hotel en que se dieron los hechos para realizar las investigaciones correspondientes, provocan que prácticamente todos los huéspedes alojados en dicho hotel “pongan pies en polvorosa”.
Conclusión: El impuesto a la ocupación hotelera se recaba, pero no se destina ni se dirige para lo que verdaderamente urge hoy en día en materia de turismo, que es coadyuvar a combatir la delincuencia y erradicar la violencia manifiesta.
PD. Ya no causa sorpresa el que haya homicidios en la avenida Costera de Acapulco y en sus playas. Lo inusitado es ver también a algún turista echar bala. ¡Uf!

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