7 abril,2021 5:34 am

Desmontar el cacicazgo, tarea de la izquierda

Vidulfo Rosales Sierra

 

Varias décadas de neoliberalismo y gobiernos corruptos generaron una inconformidad monumental en el país provocando una eclosión social que se expresó el 1 de julio de 2018 mediante el voto masivo a favor de Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, a esta movilización histórica de las masas, no le siguió una organización para empujar los cambios necesarios que demandaba el país. Tampoco el nuevo gobierno elaboró algún mecanismo que propiciara un debate, movilización y organización del pueblo. Se dejó en manos del gobierno el diseño de la política social y pública, quien se ha limitado a combatir la corrupción y a continuar con los apoyos sociales.

Por su lado el partido Morena, que debería ser ese puente entre gobierno y los actores sociales y constituirse en el motor que organice al pueblo para que incida en el rumbo del país que queremos, se debate en guerras intestinas que no ha podido superar.

En el estado de Guerrero las circunstancias no son diferentes. Pese a que Morena tiene mayoría relativa en el Congreso del estado no hicieron ninguna reforma de gran calado, algunos diputados realizaron esfuerzos por impulsar la reforma para el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos, sin embargo, no tuvieron consensos y terminaron abandonándola y enfrascándose en sus reyertas internas.

Aun así, la correlación de fuerzas se inclina hacia la izquierda. Sin embargo, existen tres problemas que harán difícil hacerse de la gubernatura, si estos no se procesan adecuadamente: el primero tiene que ver con la inconsistencia política e ideológica de Morena, lo que vuelve volátil e inestable el voto a su favor.

En la entidad existen miembros de Morena que aparecieron con la conformación del partido, varios de ellos con poca consistencia política y sin ideologías y por el otro personas que estaban en el PRD y que se pasaron a Morena y que sin embargo no tienen militancia política, varios de ellos enemigos de la lucha histórica de las izquierdas, así a la deriva y sin claridad política e ideológica, en Morena confluyen una diversidad de personas sin compromiso con los objetivos y causas de Morena y las izquierdas. varios han visto en este partido la oportunidad de treparse al poder; no existe una militancia, entendida esta como la actitud y esfuerzo por defender una causa.

Al no haber militancia, Morena alberga un conjunto de personas que confluyen en su seno de manera amorfa y caótica sin estrategias ni tácticas para alcanzar los objetivos del partido y de las izquierdas que es lograr un cambio verdadero. Estas condiciones están pesando hoy día.

Por ello no es casual que muchas personas y grupos al no verse favorecidos por las candidaturas pretenden abandonar las filas de Morena, otros permanecerán, pero realizarán campaña en contra; el segundo tiene que ver con la ausencia de un mecanismo transparente y democrático para resolver las candidaturas, las encuestas manejadas en la opacidad están generando inconformidad, aunado a la falta de militancia, están provocando serias fracturas en Morena y un tercer problema son las acusaciones penales del candidato a gobernador en las instancias penales y ahora electorales, estas acciones se promueven por el propio fuego amigo del partido y obviamente es replicada con énfasis por la derecha y los intereses caciquiles, que ahora hasta feministas resultaron.

La izquierda en Guerrero tiene que realizar un análisis y debate amplio respecto al rumbo que queremos para nuestra entidad y deben ser las organizaciones, hombres y mujeres de a pie los que convoquen a una movilización urgente, tenemos que rebasar a la dirigencia que sigue anquilosada en sus disputas internas y que no creo que las supere en el corto plazo.

Esta es una coyuntura que favorece la toma del poder político para empezar a realizar los cambios de gran calado en la entidad, no mirarlo de esta forma representaría una mezquindad, pequeñez y miopía política que conduciría a perpetuar la pobreza, violencia e injusticias que padecemos, pues no es seguro que estas condiciones sean las mismas en seis años.

En la izquierda pueden existir diferencias de matices, pero en lo esencial se debe confluir: desmontar el cacicazgo e iniciar los cambios de manera progresiva debe ser la prioridad. Para ello es urgente buscar los diálogos y mecanismos necesarios que permitan un acuerdo político y una efectiva articulación privilegiando la necesidad del cambio verdadero. El debate y diálogo debería derivar en un programa mínimo que contenga los grandes temas de Guerrero, que a juicio del suscrito son: 1) verdad y justicia, 2) bienestar y 3) la construcción de la paz y del tejido social.

En el primer rubro debemos debatir las masacres, desapariciones y asesinatos de luchadores sociales y activistas, las causas que propiciaron la movilización y exigencias de los activistas y la respuesta violenta de gobiernos autoritarios reacios a resolver estos grandes problemas que optaron por la represión, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales, así como la necesidad de un mecanismo de justicia transicional que investigue tales crímenes y los responsables sean quienes enfrenten la justicia, haya verdad para las víctimas y garantías de no repetición.

En el segundo rubro se deberá discutir la reactivación del campo, potenciar la producción e ir generando las condiciones para tener soberanía alimentaria, mejorar la situación de los pueblos indígenas y Afromexicanos reconociendo de facto y de jure sus derechos.

En el tercer tema se deberá crear un mecanismo de diálogo y debate con las víctimas de cientos de desaparecidos y asesinados poniendo en el centro de la discusión la corrupción que impera en las fuerzas de seguridad y de otras estructuras estatales, la falta de búsqueda e investigación de los desaparecidos y asesinados y la sanción a los responsables de estos crímenes, los mecanismos de reestructuración y reforma en las fuerzas de seguridad, así como una efectiva atención a las víctimas.

Que el proceso electoral se convierta en una palestra en la que impere un debate vigoroso de estos temas, señalando con claridad los responsables de las graves violaciones a los derechos humanos y de la pobreza en la que nos encontramos, así como la necesidad de desmontar esta opresión sacando del gobierno a los caciques de siempre y construyendo las bases de un guerrero en el que resplandezca la justicia y la equidad.

Los grupos de Morena deben ser responsables y deponer las actitudes sectarias. En este momento del proceso electoral no son pertinentes las guerras intestinas. Aplaudir las decisiones del Instituto Nacional Electoral cuando es un manotazo político de este organismo y llamar a votar por la derecha porque no fueron favorecidos por una candidatura es traicionar la lucha por un mañana mejor, el pueblo lo tendrá en cuenta y el día de mañana se los recordará y sobre todo serán responsables de desarticular las fuerzas del cambio.

No nos equivoquemos en la lucha por un mañana mejor. Están en juego la libertad, la integridad física y la vida de mujeres y hombres, no candidaturas. Es momento de un cierre de filas de las izquierdas.