9 enero,2023 11:02 am

Destacan el vínculo entre el cine y la arquitectura en la casa de Emilio “El Indio” Fernández en la Cdmx

Su gran diseño arquitectónico “implica un experimento artístico esculpido durante la intensa relación” entre el cineasta y el arquitecto Manuel Parra, dice la investigadora Adriana Valdés Krieg en libro

Ciudad de México, 9 de enero de 2023. La casa de Emilio El Indio Fernández (1904-1986) sintetiza la relación del cineasta con el arquitecto Manuel Parra (1911-1997).

En el libro originado por su investigación Manuel Parra y San Ángel (IPN, 1998), Adriana Valdés Krieg identifica esta fortaleza de piedra ubicada en Zaragoza 51, en Coyoacán, en la Ciudad de México, como una de las principales obras del proyectista mexicano, “donde se maneja con maestría la recreación de la arquitectura mexicana de las haciendas, y en sí una síntesis de las artes que son manejadas a través de una verdadera obra escultórica”.

La casa, una joya de la demarcación con “proporciones monumentales”, utiliza el esquema de dos patios comunicados que dan acceso a tres inmuebles.

De acuerdo con la descripción de la arquitecta, el primer patio une dos casas que en otra época fueron caballerizas.

A la entrada de un espacio semejante a una caverna, hay un inmenso horno de barbacoa, un área de comedor y un mural que Valdés Krieg atribuye a Diego Rivera.

Del otro lado, se accede a la casa principal, cuyos muros son de un espesor de más de 50 centímetros con “una estructura de fortaleza”, con una sala de 15 metros de altura, dividida en ambientes por desniveles.

“La proporción de la estancia es verdaderamente grandiosa, y es en ésta casa donde Parra comienza a manejar claros mayores por medio de arcos y bóvedas”, según la detallada descripción de Valdés Krieg.

Su gran diseño arquitectónico “implica un experimento artístico esculpido durante la intensa relación entre el cine y la arquitectura” que mantuvieron Parra y El Indio, añade en el libro.

El célebre director y actor le insistía mucho a su amigo para que la casa fuese al mismo tiempo un escenario, explica en entrevista el arquitecto Víctor Manuel Ortiz, algo palpable, por ejemplo, en la película El rapto, con María Félix y Jorge Negrete.

Cuando empezó la obra, en 1946, El Indio y Parra empezaron a visitar juntos haciendas y ranchos, tomaban notas y platicaban de lo que veían, lo que habría influido en los planes de la casa-fortaleza.

“No solamente era que compraran cosas de demolición, sino porque iba El Caco (como lo apodaban sus amigos) dibujando las cosas que veía en esos recorridos; conocía todo el país”, añade Ortiz.

El reciclaje es algo distintivo de sus proyectos, y se le reconoce en ese aspecto como un iniciador; compraba cuanta casa era demolida, desechos que luego aprovechaba en sus obras.

“Eran tan amigos que ninguno de los dos quería que se acabara la obra”, cuenta Ortiz.

A pesar de esta intensa relación, aun está pendiente de explorar a detalle “hasta qué punto compartían gustos, ópticas, encuadres”, señala.

Parra fue amigo también de otros personajes del cine mexicano, como los actores Pedro Armendáriz y Dolores del Río y el cinefotógrafo Gabriel Figueroa, a quien le proyectó una casa, como también habitaron sus diseños, según una relación hecha por el propio arquitecto, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Ida Rodríguez Prampolini, Edmundo O’Gorman y Sergio Fernández, además de cosechar amistad con diversos artistas plásticos, entre ellos Mathias Goeritz, Miguel Covarrubias y Rivera, aunque consideraba como su gran maestro a Chucho Reyes.

De la mano del escenógrafo Manuel Fontanals, hizo los decorados de películas como Río Escondido (1948) y Enamorada (1946), del propio Indio.

La historiadora del arte Ida Rodríguez Prampolini lo calificaba como un nostálgico por la “recreación que hace de barrios de pueblo”, tanto en las películas de su amigo como en calles de San Ángel Inn o Coyoacán.

Una casa catalogada

La subdirectora General del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL, Dolores Martínez Orralde, asegura que en los inventarios de la dependencia hay obras de Manuel El Caco Parra, identificadas dentro de la gran producción arquitectónica de la época, junto a la de otros autores de los años 40 y 50.

“La casa (de El Indio) está inventariada, está catalogada, y es una manera de reconocer esta producción”, recalca la funcionaria en entrevista.

No obstante, hace falta ahondar en su autor.

Sobre el arquitecto se ha escrito el volumen Manuel Parra, El otro arquitecto del siglo XX, de autoría colectiva, además de tesis universitarias y un número especial de la revista Artes de México, pero apenas es el principio para revalorar su obra, con casas que superan el medio siglo de existencia.

Texto: Erika P. Bucio / Agencia Reforma