22 mayo,2021 9:59 am

Destacan en homenaje online la importancia de José Agustín en la contracultura de México

Participan en la sesión del viernes el director del Museo del Chopo, Francisco Paredes Pacho, el escritor Enrique Marroquín y el sociólogo José Manuel Valenzuela

Acapulco, guerrero, 22 de mayo de 2021. Bajo el nombre José Agustín y la cultura popular. Aportaciones, ideas y prácticas, se llevó a cabo este viernes una charla virtual más del ciclo José Agustín. De perfil, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa, en la Ciudad de México.

En ella participaron el director del Museo del Chopo y ex baterista de Maldita Vecindad, Francisco Paredes Pacho, el escritor Enrique Marroquín y el doctor en Ciencias Sociales José Manuel Valenzuela.

Fue primero Enrique Marroquín quien recordó su amistad con el escritor guerrerense de la mano de su libro La contracultura en México.

Durante la lectura de su disertación narró cómo la obra del guerrerense fue pieza clave de aquel movimiento contracultural de los años 60 que encaró a la sociedad y si bien en su momento no pensaba que los jóvenes cambiarían el status quo, “sí percibía en ellos una antelación visionaria del mundo por venir”.

Es decir, “notaba que su cuestionamiento a la modernidad occidental iba en la misma dirección de otros fenómenos que hace medio siglo ya despuntaban”, destacando que ese cuestionamiento se transformaba en lo que llamó la “cosmovisión jipiteca”. y que incluía cosas como el vegetarianismo, la meditación zen, el amor universal…

Por ello, quien es además sacerdote católico e impulsor de la teología de la liberación, dijo que más que mirar hacia atrás “nos proyectásemos medio siglo hacia delante: es probable que aquella vieja utopía sea una alternativa para enfrentar la distopía que nos aguarda al combinar con el agotamiento de los recursos no renovables, comenzando por el agua, la insensata distribución de la riqueza planetaria, el crimen organizado global, el espionaje de la vida privada, etcétera”.

La supervivencia de la especie humana, agregó, tendrá que ver con pequeñas ínsulas organizadas comunalmente de la mano de vidas sencillas, austeras, cercanas a dicha “cosmovisión jipiteca”.

Mientras tanto, el director del Museo del Chopo, Francisco Paredes Pacho comentó que si hay una huella que deja la vida y obra de José Agustín, ésta tiene que ver con sus personajes insertos en  la contracultura.

Eso, dijo, los destaca incluso del vandalismo de la época y de ahora.

En su vida personal, dijo, el autor de De perfil, La tumba o Ciudades desiertas siempre fue un antigregario que tuvo un pie en la cultura y otro en la contracultura.

Al tiempo que recordó haber leído varias de las obras del escritor, destacó el uso de su lenguaje desparpajado de entonces –otro gesto de rebeldía– y que ahora es moneda corriente, por lo que celebró que su obra esté más que vigente.

No obstante, acotó, “la reflexión acerca de la contracultura en México es que tiene muchas lagunas y hacen falta muchísimo más trabajos en torno a este tema”, indicando de éstos deberán realizarse en colectivo y no por una sola pluma.

Finalmente, el doctor en Ciencias Sociales José Manuel Valenzuela identificó la voz testimonial y reflexiva en la obra de José Agustín, lo que lo convirtió en una referencia para todos los interesados en estudiar no sólo a los jóvenes sino la cultura en temas más amplios.

Voces, actitudes, inconformidades, proyectos alternativos, emergentes, son identificables en su obra, alejada de la cultura oficial, aseguró.

Al integrar todo la anterior, “también incorporaba una posición sobre lo que en ese momento se debatía como cultura popular”.

Así, diría más tarde, dicha obra sirve para repensar los procesos que estamos viviendo.

La charla fue moderada por el editor, escritor y promotor cultural Philippe Ollé-Laprune –también organizador del ciclo–, quien agradeció a los participantes su colaboración e invitó a la audiencia a que siga las trasmisiones disponibles en el canal oficial de Youtube de la UAM Cuajimalpa.

Texto: Óscar Ricardo Muñoz Cano