23 abril,2022 5:14 am

Día Internacional de la Madre Tierra  

Octavio Klimek Alcaraz

 

En 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra (Resolución 63/278). Al hacerlo, los estados miembros reconocieron que la Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar común y expresaron su convicción de que es necesario promover la armonía con la naturaleza para lograr un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales del presente y del futuro de las generaciones. El mismo año, la Asamblea General adoptó su primera resolución sobre armonía con la naturaleza, y así sucesivamente.

El Día de la Tierra nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre cómo los humanos tratamos a la Tierra. No debemos ser muy complacientes, somos malos cuidadores de nuestro cada día más frágil lugar que habitamos, la Tierra. Así, enfrentamos grandes crisis globales, cambio climático, extinción de la biodiversidad que conocemos, agotamiento de recursos naturales, contaminación del suelo, agua y aire por residuos, emisiones y descargas contaminantes, entre otros infortunios con los que hemos atentado contra nuestra propia existencia como humanidad. La perturbación de los ciclos naturales se encuentra entre los grandes costos de nuestro ultraje por la naturaleza y la integridad de sus ecosistemas, No existe proceso natural que sustente la vida humana y demás seres vivos que este hoy en día no afectado. Esa es una realidad que ha dejado de ser difusa para las personas comunes, y que antes sólo conocían los interesados en la ciencia de la ecología a través de la publicación de resultados de la investigación científica. Voltear la vista a nuestro entorno basta y sobra para comprender que las cosas no marchan bien con la Tierra.

Pero falta para la mayoría de la población comprender y tomar las providencias necesarias respecto a que el agotamiento de los recursos naturales en el mundo y la rápida degradación ambiental son el resultado de patrones de consumo y producción, injustos, cortoplacistas y rapaces causados por una sociedad capitalista basada en la economía de libre mercado, cuya orientación es lograr la máxima ganancia posible, y en donde una pequeña minoría de personas concentra una riqueza inmoral en detrimento de la mayoría de la población. Hay un cúmulo de evidencias sobre ello, y cómo este modelo a afectado a la Tierra.

No es posible continuar tratando a la naturaleza y sus elementos sostenedores de la vida en la Tierra como una mera mercancía. El caso más conocido es el del agua, que es base para la existencia de cualquier comunidad humana, en muchos casos acaparada y desperdiciada, cuando en el mismo sitio hay gente que no puede acceder a ella. Tampoco es posible creer que los problemas ambientales pueden ser solucionados mediante el uso de la tecnología. Es demasiado riesgo esa expectativa y permite la coartada para mantener el actual sistema económico. En especial, si se requiere satisfacer las necesidades básicas de una población en crecimiento dentro de los límites de los recursos finitos de la Tierra. Se necesita un modelo económico diferente en términos de producción y consumo, que apueste a la justicia con la Tierra y con nosotros mismos.

Este modelo económico no capitalista, debe definir esta nueva relación basada en una relación no antropocéntrica con la naturaleza. Pero es necesario actuar mucho más rápido. Sobre todo si queremos evitar la catástrofe climática, aunque las crisis como la pandemia o la guerra de Ucrania la han relegado a último puesto.

El reto es que debemos limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados. Lamentablemente se está muy lejos de eso, ya que el reducir emisiones de gases de efecto invernadero en unos cuantos años con este modelo económico se observa cuesta arriba.

En el caso de México, debemos invertir rápidamente en adaptación ante el cambio climático, especialmente para las personas y los sitios más pobres y vulnerables, y que paradójicamente en este modelo económico injusto son los que menos contribuyeron a la crisis climática. Pero, tenemos crisis climática en México, se debe decir.

Por otro lado, en México necesitamos romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles más rápido y aplicar energía limpia y renovable más rápido. Es donde en la obligada transición energética la ciudadanía requiere ser activa participante.

En este sentido, avanzar hacia la soberanía y seguridad energética basada en fuentes de energía renovable con participación ciudadana es el camino por seguir. Existe un enorme potencial de la energía comunitaria para generar energía eléctrica limpia y cercana, y crear empleo local. Estoy cierto, que con la energía comunitaria es posible cubrir la mayor parte de la demanda eléctrica del sector doméstico y de gobiernos locales en pocos años. De esta forma, no solo se contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la implantación de energías renovables, sino que se fomentaría la independencia energética de las personas, los precios se mantendrían estables y se promovería la justicia social y ambiental. Es patente la necesidad de un cambio de paradigma en el sistema energético nacional, donde la ciudadanía desempeñe un papel central.

Concluyo insistiendo sólo tenemos una Madre Tierra. Debemos hacer todo lo posible para protegerla.

 

P.D. 1 No sé cómo se toman las decisiones para el desarrollo urbano, no sé de dónde se concluyó que la prioridad urbana para Chilpancingo es invertir cientos de millones de pesos en el recinto de la actual feria, que opera unas semanas al año. Pero dado que es un hecho, sólo les pido que lo hagan bien en esa gigantesca inversión, que rescaten el sitio y dejé ser la cantina que hasta ahora ha sido para beneficio de unos cuantos. Espero no sea demasiado exigir.

 

P.D. 2 Para los faltos de memoria histórica, que citan con admiración a Adolfo López Mateos, presidente de México de 1958 a 1964. Recuérdese que es el clásico político del sistema mexicano, que prueba sus claroscuros, es cierto que nacionalizó la industria eléctrica, pero su gobierno fue represor. Casos como la matanza de personas por el Ejército el 30 de diciembre de 1960 en Chilpancingo, es uno; en 1962 el asesinato de Rubén Jaramillo y su familia en Morelos; en 1959 la represión de los ferrocarrileros lidereados por Demetrio Vallejo, o a los maestros lidereados por Othón Salazar, son algunos ejemplos para recordar de su gobierno. La lucha contra las trasnacionales de la industria eléctrica debe ser citando a líderes verdaderos, como fueron muchas de las víctimas de la represión de ese gobierno de López Mateos. Aunque, muchos de los que lo admiran ya andaban en esos años empezando a participar en esos gobiernos, a lo mejor por eso es la admiración.