28 julio,2023 5:21 am

Eduardo Sacheri y las revoluciones tormentosas

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Adán Ramírez Serret

 

Hay muchas razones por las cuales nos gusta un libro. A veces por sus personajes, sus aventuras, su forma de escribir o por los escenarios que recrea o imagina. Pero, hay algunos que nos recuerdan la esencia de la literatura, las razones por las que nos gusta leer. Aquella razón por la cual no estamos en ningún otro lugar que ese en particular, leyendo.

Porque hay autores que tienen el talento para tocar lo inefable, ese escalofrío en el cuerpo cuando se lee una página y es preciso detenerse, ver al frente, buscar el cielo y sentir el viento: porque recuerdan una esencia de la vida en donde lo más importante es ser humano, en específico, cuando esto quiere decir disfrutar la vida a partir de los sentimientos y la inteligencia.

Estas son el tipo de reflexiones que me causa Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967) con cada unos de sus libros.

He leído sus artículos periodísticos, cuentos y novelas, y en cada uno tengo la impresión de estar leyendo alguien a quien quiero y me cae bien por la belleza de sus personajes, ya que no hay buenos ni malos, tan sólo seres humanos con ideas y sentimientos. Con miedo y sueños.

Sacheri es divertido –tiene un hermoso sentido del humor– y profundo al mismo tiempo. En sus libros vemos a un apasionado del futbol y a una persona enamorada en sus libros y es imposible no quererlos, no entender su amor.

Su más reciente entrega es Nosotros dos en la tormenta, una novela anclada en un punto angular de la historia argentina. Un año antes del golpe militar y situada en un mundo en el cual la ideología aún era definitiva. No este mundo –donde no es ideología– en el cual se elige entre estar o no en redes sociales, sino un conjunto social –aquel de los setenta–, dividido entre izquierda y derecha. Lo cual quería decir o comunista o fascista. Sobre todo, para las contrapartes. Momentos extremos –como el nuestro–, en donde era imposible escuchar a quien no pensara como nosotros.

Nosotros dos en la tormenta se cuenta desde el punto de vista de los personajes. Hay una focalización, a veces desde los revolucionarios y a veces de quienes serán víctimas de ellos. Ya fuera por secuestro o asesinato. Leer la novela es habitar este planeta, porque escogemos a quienes queremos escuchar, cuál es aquella verdad que decidimos creer, o, acaso, en el mejor de los escenarios, que todos los puntos de vista son legítimos sin caer en la subjetividad.

El tema de la novela es por demás delicado, pues el año siguiente, 1976, habría un golpe de Estado que haría una carnicería con esos revolucionarios, quienes, sin duda, fueron víctimas al mismo tiempo que ponían bombas, secuestraban y asesinaban personas inocentes.

Entre los revolucionarios hay dos. Uno, militante de los Montoneros, un grupo radical que consideraba que la revolución era posible con el partido peronista, y el otro, perteneciente a ERP, quienes eran radicales completamente comunistas con ideología maoísta.

Pero Nosotros dos en la tormenta no es tan sólo una novela sobre la Argentina y los movimientos revolucionarios: trata sobre seres humanos que habitaron un mundo en el cual había ideales, terribles a veces, como decía Milan Kundera, en donde la revolución era el opio del pueblo.

Eduardo Sacheri, Nosotros dos en la tormenta, Ciudad de México, Alfagura, 2023. 476 páginas.