28 diciembre,2023 4:35 am

El año que viene…

 

Humberto Musacchio

La firma francesa Ipsos Group realizó el estudio Predicciones Globales 2024, una encuesta realizada en 34 países, donde en total fueron entrevistadas 25 mil personas, de ellas, siete de cada diez dijeron creer que el año 2024 será mejor que el actual, cifra que entre los mexicanos encuestados se elevó a 87 por ciento.
Los interrogatorios versaron sobre temas como economía, inseguridad, medio ambiente y otros. El resultado, como puede verse, es notoriamente optimista, pero se halla por debajo de las expectativas que se tenían antes de la pandemia, las que oscilaban entre 75 y 80 por ciento.
En México, donde se recogió la opinión de personas entre los 16 y los 74 años, la encuesta reveló que la mayoría (entre 51 y 55 por ciento) considera que 2023 no fue un buen año, lo que si bien no es para alegrarse, resulta menos negativa que los números arrojados por la muestra en otros países, donde la decepción llega, como en Argentina, hasta 88 por ciento. Lo curioso es que esa visión pesimista afecta a países que hubiéramos creído menos inconformes con la situación, como Suecia, con 84 por ciento, y Gran Bretaña, con 82 por ciento, que tienen una impresión negativa de lo ocurrido en 2023.
En promedio, la sombra negra del desencanto afecta a 70 por ciento de los seres humanos, en tanto que el 30 por ciento restante tiene una visión positiva, como ocurre con Suiza, China y Singapur, para los cuales hay buenas razones, si atendemos a su imponente poderío económico. Menos explicable es que en Indonesia, donde abundan los problemas de todo orden, los índices anden cerca de los observados en los tres países antes referidos.
Se supondría que en México, superados los tres años de la pandemia, el ánimo social sería más optimista, pero al parecer no es así. Las razones hay que buscarlas en algunos datos económicos como el hecho de que más de la mitad de la población económicamente activa se encuentre en la informalidad, esto es, sin ingreso fijo y carente de prestaciones como seguridad social, jubilación, Infonavit y otros beneficios que tienen quienes laboran en la esfera de la formalidad.
La economía familiar resultó fuertemente golpeada por el alza de la canasta básica, que superó el diez por ciento. Hubo también encarecimiento de otros bienes, pero no tan indispensables como los alimentos. Los programas de Bienestar y las pensiones no alcanzaron a paliar la baja en el nivel de vida y, en buena hora, se habla en el Congreso de la Unión de crear un seguro de desempleo, el que por lo pronto no parece viable por el inmenso número de quienes carecen de ocupación estable.
No debe perderse de vista que la percepción suele ser diferente de la realidad, pues lo cierto es que durante la pandemia, en los años 2020 y 2021, se produjo una drástica caída del producto interno bruto en relación con 2019, cuando el crecimiento no alcanzó siquiera el uno por ciento, por lo cual no puede calificarse como un año económicamente exitoso, en tanto que en 2022, todavía bajo las limitaciones impuestas por el Covid, hubo un repunte de la economía, tendencia confirmada en 2023, pues se espera un alza superior a 3 por ciento del PIB.
Tal vez lo que explica el pesimismo es que durante los años pandémicos fueron autorreprimidos los proyectos de mejoramiento individual y familiar, tras de lo cual se esperaría una mejora sustancial en el ingreso y las oportunidades, lo que habría requerido compensar la caída del PIB en los años 2020 y 2021, algo que todavía no sucede.
Las cosas van a mejorar en 2024 –deben mejorar— pues las campañas políticas implican creación de empleos temporales y una enorme derrama económica. La inyección de recursos para acelerar la conclusión de las obras públicas del sexenio incidirá también en un mejoramiento del nivel de vida, incluso si tales obras no son terminadas. Hay otros factores que empujarán hacia adelante la economía en 2024 y abrirán oportunidades de superación para muchos mexicanos.
Los pesimistas dirán que son nada más que buenos deseos, pues el próximo gobierno afrontará diversos problemas heredados. Sí, pero lo aquí esbozado es para 2024. Lo que venga después es harina de un costal distinto, por muy preocupante que sea o parezca. Por lo pronto, ¡Feliz año!