2 octubre,2023 5:20 am

El Ecotianguis Zanca, diez años ecorevolucionando

 

Silvestre Pacheco León

 

En este país donde la participación social organizada no es lo que mejor nos caracteriza, conviene celebrar cada vez que una organización cumple años, festejarlo es un reconocimiento merecido aun si fuera solo por su persistencia.
Pero he aquí que el Ecotianguis Zanca de Zihuatanejo que el 7 de octubre cumple diez años, tiene muchos méritos para celebrar porque es ejemplo en toda la franja costera que con organización y un método certero se puede ser parte de la solución a problemas como la falta de alimentación sana y nutritiva.
Cada sábado, a razón de 52 días por año, para sumar un total de medio millar de sábados, los productores costeños, con lluvia y sin lluvia, con sol o nublazón y casi siempre con calor, en jornadas de seis horas, cada uno de los socios cumple disciplinadamente con su tarea para hacer funcionar entre todos el mercadito que se ha convertido en el punto de reunión de un núcleo de Zihuatanejenses de pensamiento avanzado que coinciden en el modo de ver y vivir la vida.
Se trata de un minúsculo espacio de uso común donde se cumple felizmente el deseo del filósofo Carlos Marx contra la enajenación y la cosificación de las relaciones humanas que provoca el capitalismo, para que en una nueva relación pueda prevalecer el encuentro entre personas.
Proveerse de los alimentos esenciales un día a la semana se ha convertido en un ritual donde lo común y corriente se transforma en algo importante y trascendental porque quienes ahí se reúnen aportan una parte de la alegría que, como en pocos lugares se vive y se respira, con el ingrediente adicional de la programación cultural que se disfruta en ese espacio común que se ha convertido ya en una plataforma para los artistas locales, escultores, pintores, cantantes, poetas, escritores, bailarines y practicantes de yoga, músicos y danzantes por la proyección que tiene.
Y es que entre los socios de esta agrupación hay antecedentes dignos de conocerse, empezando por los miembros de la cooperativa Vegana que fue la que abrió camino con sus talleres para enseñar a las jefas de familia del puerto la manera de aprovechar mejor los alimentos que tienen a su alcance con la fabricación de menús saludables promoviendo una nueva cultura alimenticia que toma en cuenta la pobre economía popular.
Por esa todo eso quiero unirme al festejo que mis paisanos animadores del Ecotianguis Zanca están preparando para el sábado 7 de octubre con el lema “Ecorevolucionando” en una jornada intensa que iniciará a las 9 de la mañana para concluir a las 4 de la tarde, donde una de las novedades que se recupera de las tradiciones costeñas es el micrófono abierto, el cual puede ser utilizado por cualquier espontáneo que tenga algo qué decir sobre cualquier tema, en completa libertad.
Y no es para menos el festejo que se prepara de los primeros 10 años en que productores rurales y urbanos han sido ejemplo de mística y perseverancia para crear de manera colectiva una propuesta alternativa de producción que privilegia el método orgánico en sus cultivos para ofrecer a los consumidores un tipo de alimentación sano, fresco y nutritivo sin ningún apoyo oficial, y yo digo que quizá por esta autonomía la vida de la organización se desarrolla sin tanto tropiezo, porque hay muchos antecedentes en la vida del puerto que fueron todos fallidos.
Aquí recuerdo que a instancias de un grupo de jesuitas, a finales de la década de los setenta se creó una cooperativa de consumo apoyada por autoridades del Fibazi que pretendía resolver principalmente el abasto de empleados y funcionarios que llegaron a trabajar en la urbanización de la ciudad.
Años después, en los ochenta se intentó algo similar aprovechando un programa de abasto del gobierno del estado que instaló una bodega con productos básicos que surtía semanalmente.
Entonces se intentó crear una red de consumidores en las colonias populares distribuyéndoles despensas en un intento por enseñar a las familias a mejorar su alimentación y priorizar el gasto en alimentos, pero no resultó.
En esos mismos años hubo también un esfuerzo por impulsar el establecimiento de huertos familiares para el autoconsumo. Con el apoyo del gobierno del estado para el pago de una ingeniera agrónoma de la Universidad de Chapingo se confeccionó una lista de las plantas comunes que las familias cultivaban en macetas y de las plagas más frecuentes. El resultado fue la elaboración de un catálogo de tratamientos orgánicos para el crecimiento sano de las plantas el cual no tuvo continuidad.
La otra gran experiencia muy cercana a Zihuatanejo fue la desarrollada por la Organización de Mujeres Ecologistas de la Sierra de Petatlán la cual, aparte una ambiciosa campaña de reforestació con cedros rojos que ahora son adultos, promovió con éxito el establecimiento de huertos familiares para el autoconsumo en 13 poblados aledaños a Banco Nuevo y el Parazal. Experiencia que llegó a su término con la presencia del crimen organizado y el desplazamiento de las familias.
Desde el gobierno municipal ha habido otros muchos intentos para facilitar a los productores el acceso a los consumidores de la ciudad, pero a pesar del apoyo oficial nunca se ha logrado que los campesinos compitan con las grandes tiendas trasnacionales que controlan el comercio.
Por eso quiero destacar la relevancia que tiene la experiencia del Ecotianguis Zanca porque espero que su ejemplo se extienda para beneficio de todos, enseñando en la práctica las ventajas que tiene la agricultura orgánica.
Los indicadores dicen que el crecimiento de la producción orgánica en el país es constante y muy alto, que en pocos años la lista de estos productos con prácticas orgánicas pasó de 32 a más de 80 en diez años, de los cuales los más destacados son: aguacate, mango, plátano, frambuesa, café, zarzamora, camote, jitomate y lechuga.
Por eso es loable lo que han hecho en Zihuatanejo los productores que dieron vida al proyecto de ecotianguis Zanca porque se están beneficiando de la demanda turística y de los consumidores de altos ingresos dispuestos a pagar sin regateo el precio justo por productos orgánicos.
Ya he contado la anécdota que retrata la pobre práctica agropecuaria del campo costeño dependiente del modelo de agricultura comercial asociada a las grandes empresas trasnacionales que envenenan el suelo y matan a la flora y fauna que son la riqueza ambiental, y en aras de la ganancia no les importa llevar al mercado productos que contienen sustancias cancerígenas aunque su apariencia los haga parecer saludables.
Por fortuna esa situación ya ha cambiado, porque vivimos una ecorevolución en marcha. Hoy tenemos la posibilidad de vivir una mañana de sábado disfrutando de un rico almuerzo, saludable y nutritivo aprendiendo a comer sano mientras disfrutamos de buena compañía y ayudamos a este esfuerzo loable.
¡Enhorabuena mis zancas, que su festejo sea memorable!