5 enero,2020 8:54 am

El ejercicio contrarresta la tendencia genética a la depresión, revela un estudio

Estudios epidemiológicos a gran escala vinculan una buena condición aeróbica con un menor riesgo, y que la activación física puede reducir la duración o gravedad de sus episodios

Ciudad de México, 5 de enero de 2020. Si su propósito para el 2020 es ejercitarse, ¡tómelo en serio!

Además de todos los beneficios que tiene la activación física, un estudio reciente sobre genética y salud mental encontró que casi cualquier tipo de ejercicio arduo o ligero, ayuda a contrarrestar la tendencia genética a la depresión, beneficiando más a quienes lo realizan con mayor frecuencia.

Sí, quienes corren, caminan, bailan, practican yoga o pedalean en una elíptica algunas veces a la semana, tienen muchas menos probabilidades de desarrollar este mal que las personas sedentarias, incluso si heredaron un riesgo elevado de padecer tal condición.

La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes del mundo. Afecta a más de 300 millones de personas alrededor del planeta, de acuerdo con la OMS. Algunas personas sufren un solo episodio durante sus vidas; otras los padecen una y otra vez.

Un creciente acervo de investigación sugiere que, hasta cierto grado, el que desarrollemos depresión o no depende de nuestro ADN. Se sabe que la condición viene de familia, y algunos estudios muestran que las personas con ciertos fragmentos de genes son mucho más vulnerables.

De forma más alentadora, otra investigación indica que el ejercicio ayudaría a combatir esta condición.

Estudios epidemiológicos a gran escala vinculan una buena condición aeróbica con un menor riesgo de depresión, mientras que experimentos que involucran a personas que sufren depresión muestran que el ejercicio puede reducir la duración o gravedad de sus episodios.

No obstante, pocos de estos estudios han explorado a fondo los tipos y la cantidad de ejercicio relacionados con los beneficios a la salud mental o si el ejercicio ayuda a evitar la depresión en portadores de un alto riesgo genético.

Así que, para el nuevo estudio, publicado en la revista médica Depression and Anxiety, investigadores en la Universidad de Harvard y otras instituciones decidieron analizar esas cuestiones.

Iniciaron recurriendo a datos de salud del estudio en curso Partners Biobank, que contiene los historiales de miles de hombres y mujeres en la zona metropolitana de Boston que han proporcionado muestras de ADN y abierto sus registros electrónicos de salud a los investigadores.

Los investigadores tuvieron acceso a los historiales de casi 8 mil de estos hombres y mujeres que habían llenado un cuestionario sobre hábitos de ejercicio. Les pedía que recordaran cuánto tiempo a la semana habían dedicado durante el último año a una lista de actividades.

Los investigadores luego examinaron el ADN de los hombres y mujeres, en busca de variaciones genéticas que se creía que aumentaban el riesgo de depresión, y calificaron a los voluntarios con un riesgo hereditario alto, moderado o bajo de sufrir depresión.

Quizás de manera poco sorprendente, los hombres y mujeres que tenían alto riesgo genético de padecer depresión tenían más probabilidades en general de desarrollarla que los voluntarios con calificaciones de bajo riesgo.

Al mismo tiempo, la gente físicamente activa tenía menos riesgo que la gente que raras veces se movía, y el tipo de ejercicio prácticamente no importaba.

Si alguien pasaba al menos tres horas a la semana participando en cualquier actividad, así fuera vigorosa, como correr, o más ligera, como yoga o caminar, esa persona tenía menos probabilidades de deprimirse que los voluntarios sedentarios.

El riesgo caía otro 17 por ciento con cada 30 minutos adicionales de actividad diaria.

Este vínculo movimiento-mejor salud mental persistió entre personas que habían sufrido depresión antes. Si reportaron ejercitarse ahora, bajaba su riesgo de sufrir un episodio subsecuente de depresión, comparado con el riesgo entre personas inactivas con un historial de este mal.

En efecto, la actividad física neutralizó parte del riesgo adicional en personas que nacieron con tendencia a sufrir depresión, señala Karmel Choi, investigadora en el Hospital General de Massachusetts y de la Escuela T.H. Chan de Salud Pública de Harvard, quien encabezó el estudio.

El ejercicio no eliminó el riesgo de depresión en nadie, agrega. Algunas personas activas desarrollaron depresión. Pero, el ejercicio mitigó los riesgos, incluso para personas nacidas con una tendencia a desarrollar esta condición.

Texto y foto: Agencia Reforma