27 marzo,2024 4:25 am

El significado político de la visita de Macron a Brasil

Gaspard Estrada

Esta semana el Presidente de Francia Emmanuel Macron viajó a Brasil para una visita de Estado de tres días, once años después del último viaje de un jefe del ejecutivo galo a este país (en 2013, bajo la presidencia de François Hollande).
Macron quiere recuperar el tiempo perdido, en particular tras el virtual congelamiento de las relaciones políticas entre Brasil y Francia durante la presidencia del líder de extrema derecha Jair Bolsonaro.
En este sentido, Macron busca impulsar las inversiones francesas en Brasil, especialmente en el sector del medio ambiente. Estará acompañado por unos 120 representantes de empresas francesas, incluidos no sólo los directores generales de pesos pesados como Carrefour y Airbus, sino también de startups verdes. Lula y Macron se reunieron ayer en Belém, una metrópolis tropical que representa la ambición de Brasil de convertirse en una superpotencia verde, y no sólo en una potencia exportadora. Belém, centro comercial durante el boom del caucho en el siglo XIX, cuando los barones del caucho construyeron un teatro de ópera inspirado en La Scala de Milán, ha sufrido los altibajos que desde entonces han afectado al caucho, al azúcar y al café. Lula quiere demostrar que esos tiempos han pasado y convertir Belém en la capital de la transición ecológica de Brasil, acogiendo el año que viene la conferencia sobre el clima, COP30.
La reunión de Belém se produce después de que Macron, en un intento de apaciguar a los enfadados agricultores franceses, pasara meses criticando duramente las exportaciones de carne brasileña y oponiéndose a un polémico acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur, del que Brasil es el mayor miembro. El mensaje no pasó desapercibido en Brasil, donde Lula ha señalado el proteccionismo de Macron como el principal obstáculo para el acuerdo.
Está claro que para el francés, el acuerdo será casi una palabra tabú durante el viaje de tres días. Sin embargo, para el brasileño, este asunto será el elefante en la habitación durante la visita, lo que hace posible que finalmente el asunto se trate durante sus conversaciones.
Donde sí habrá convergencia entre los dos mandatarios es en el área económica. En Sao Paulo, Macron se encontrará con empresarios, y anunciará nuevas inversiones de empresas francesas en Brasil. Francia, que ya es uno de los principales inversionistas en este país –con una inversión directa extranjera acumulada de 40 mil 000 millones de euros, es también el mayor empleador extranjero–, está ampliando su huella económica. El fabricante de automóviles Stellantis se comprometió este mes a invertir 5 mil 600 millones de euros en el país, un ejemplo de los últimos acuerdos entre ambas naciones. La pregunta que queda en el aire es saber si Francia también aceptará proyectarse en otros sectores, como el energético, donde China está impulsando sus inversiones, para volverse un actor clave.
El viaje también brindará a Macron y Lula la oportunidad de mostrar la cooperación en materia de defensa. Brasil ya ha construido dos submarinos militares utilizando tecnología transferida por la constructora Naval Group. Macron y Lula visitarán el tercero en la base naval de Itaguaí, cerca de Río de Janeiro.
Pero es en el nivel político donde se encuentra el corazón de la visita. A pesar de las divergencias entre los dos países al respecto de la invasión rusa de Ucrania y de la guerra en Gaza, está claro que Francia y Brasil comparten visiones similares en materia internacional, en particular en las negociaciones económicas, como una fiscalidad internacional más justa o la reforma del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, donde países como Brasil se sienten subrepresentados. En este sentido, el respaldo de París a la propuesta brasileña de un impuesto único mundial para los más ricos en una reunión de ministros de Finanzas del G20 celebrada en Río hace unas semanas, ha constituido la señal positiva. Falta saber si este respaldo se concretará en la cumbre de jefes de Estado del G-20, en noviembre de este año en Río de Janeiro. Sin embargo, ya se trata de un buen primer paso.

* Director Ejecutivo del Obser-vatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

X: @Gaspard_Estrada