Abelardo Martín M.
Para algunos especialistas, analistas y hasta futurólogos en la sociedad de la información, en la que la tecnología día a día sorprende con nuevos hallazgos, descubrimientos y fenómenos sorprendentes, la mayoría de ellos increíbles, se advierte la misma amenaza de que el hombre sucumba a ese mundo de progreso infinito.
En especial, la llamada “inteligencia artificial” se ha convertido, de hecho, en el auténtico Frankestein, capaz de acabar no sólo con la civilización sino con el hombre mismo. Tanto así que algunos visionarios han propuesto hacer un “alto inmediato” en la experimentación y en la aplicación de esa herramienta capaz de sustituir, en el mundo neoliberal, millones y millones de personas que forman una fuerza de trabajo, no sólo en las funciones mecánicas, sino ya también en las de estrategia e inteligencia.
“Hoy vivimos presos en una ‘caverna digital’, aunque creamos que estamos en libertad. Nos encontramos encadenados a la pantalla digital… que nos mantiene atrapados en la información”. “La luz de la verdad se apaga por completo… Un fuerte ruido de información difumina los contornos del ser. La verdad no hace ruido”, advierte el filósofo coreano Byung-Chul Han, quien en su libro Infocracia, un análisis crítico de la Digitalización y la Crisis de la Democracia, nos explica: “El régimen de la información está acoplado al capitalismo de la información, que hoy deviene en un capitalismo de vigilancia y que degrada a las personas a la condición de “datos y ganado consumidor”… El sujeto del régimen de la información no es dócil ni obediente, más bien se cree “libre, auténtico y creativo”… la pantalla táctil e inteligente hace que todo esté disponible y sea consumible. De ese modo, se crea la ilusión de la “libertad de la yema de los dedos”. En el régimen de la información, ser libre no significa actuar, sino hacer clic, dar al like y postear.
La reflexión sobre el tema es propicia ahora que comienza la Semana Santa con un mundo convulsionado, aparentemente conflictuado y sin claridad ni en los liderazgos, ni en una visión optimista y mucho menos segura de futuro, a lo que se añade la incertidumbre a la que nos hemos referido en las primeras líneas.
Para México, este periodo incentiva al análisis del momento que se vive, de cambios irreversibles, de avances en muchos aspectos y de recuperación del rumbo extraviado. En la llamada Semana Mayor, la preocupación y más la ocupación de primero los pobres, los marginados, los desvalidos, las víctimas de la exclusión, de la discriminación y del desarrollo ocupan un lugar predominante que se refleja en las políticas públicas de la actual administración gubernamental.
Más presupuesto y compromiso a la salud y la educación pública, ojalá también se considerara la inaplazable restructuración de las políticas de transporte público, sometido a prebendas y compromisos políticos en la mayoría de los estados del país, aunque en especial en el Estado de México, en donde se arrancó esta semana la campaña electoral para elegir gobernadora, en que las principales candidatas son la maestra Delfina Gómez, por la coalición encabezada por Morena, y Alejandra del Moral, por la coalición del PRI y el PAN.
Otro de los temas vergonzosos de los últimos días previo apenas a la Semana Santa, se refiere al grupo de migrantes, atrapados en el fuego en un albergue que según las evidencias operaba más bien como un centro de detención en Ciudad Juárez; para ellos el viacrucis ocurrió unos días antes; casi cuarenta perdieron la vida, y de los cerca de treinta sobrevivientes, la mayoría tiene lesiones que en caso de superarlas les habrán alterado la vida para el resto de sus días.
La tragedia ha llamado la atención de medios de comunicación en muchos lugares del mundo, y ha motivado el reclamo de organizaciones internacionales como la ONU, así como los rezos del papa Francisco.
El Presidente de la República acudió el fin de semana pasado a la urbe fronteriza, pero su visita y la agenda habían sido programadas con anterioridad; el resultado fue un desencuentro con los migrantes, sus familias y ciudadanos que intentaron detener el convoy presidencial para tratar la situación.
La crisis generada ha producido también roces entre las cabezas del gabinete que tienen intervención en el tema, y las críticas de la ciudadanía porque los advierte ya, por coincidencia, muy encarrerados en la disputa por la candidatura presidencial, y poco dispuestos a distraerse con los asuntos terrenales, así se trate de un siniestro como el ocurrido en Juárez.
Los días de guardar que siguen contribuirán por lo pronto a distraer la atención pública de estos acontecimientos, pero su dimensión es tal que, como ha ocurrido con otros desastres anteriores, sus secuelas no se terminarán ahí, sino que por el contrario recobrarán fuerza en cuanto la vida recobre su ritmo natural a partir de la Pascua, y después.
Centradas las miradas en este hecho dramático, otros sucesos de relevancia han pasado relativamente inadvertidos, como la renovación de una parte de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, incluida su presidencia, que ahora será desempeñada por una mujer. El organismo tendrá en breve la responsabilidad de llevar a cabo los comicios estatales en el Estado de México, al cual ya nos referimos, y en Coahuila, y luego de ello afrontará la organización de las campañas y las elecciones presidenciales de 2024, proceso que ya está a la vuelta de la esquina.
Previamente, un ministro de la Suprema Corte de Justicia ha suspendido de manera preventiva la aplicación de la reforma electoral conocida como “Plan B”, en tanto se resuelven de fondo las impugnaciones presentadas por algunos legisladores y por el Consejo del INE. De la resolución judicial definitiva se perfilará la cancha y las reglas con que se llevará a cabo la contienda decisiva para el futuro del país.
En Guerrero, por lo pronto, Acapulco y el resto de polos turísticos de la entidad recibirán la oleada de turistas que aprovechan los días santos para olvidarse de la rutina y disfrutar del calor, la playa y la aglomeración.
Con ello pasará de largo que este año eventos tradicionales del más alto nivel no tuvieron su sede en el puerto como era costumbre, tal fue el caso de la Convención Nacional Bancaria o el Tianguis Turístico, aunque por lo menos en este último encuentro hay la promesa de que el año próximo sí regresará al puerto.
En todo ello cuenta el clima de inseguridad advertido en una vasta zona del territorio guerrerense, con una cuota de sangre y muerte que no ha podido abatirse, el cual inhibe a muchos sectores para organizar aquí sus reuniones, pese a la sobrada infraestructura hotelera y de servicios, aunada a la belleza natural inigualable de la bahía.
Aquí, al igual que en el ámbito nacional, los gobiernos cabalgan en la inercia y en vientos aparentemente favorables. Todo irá bien mientras no estallen las tormentas que de tanto en tanto se anuncian. Si esto ocurre, el desenlace puede ser desastroso.Un auténtico viacrucis aquí, allá y acullá.