21 enero,2018 12:52 pm

Ellas sí pueden vivir del futbol… pero en España

Ciudad de México, 21 de enero 2018. La goleadora de la Liga Femenil de España se llama Charlyn Corral. Es mexicana. Ha marcado 14 goles en 16 partidos disputados en la primera vuelta de la campaña 2017-18. Aspira a ganar su primer Pichichi, a ser su propia versión de Hugo Sánchez. Los aficionados la eligieron para el 11 ideal. Su gol, en la jornada 1 ante el Madrid CFF, fue elegido como el mejor del año.

En agosto de 2015, llegó al club Levante UD, tenía 24 años, cinco mundiales a cuestas –tres Sub-20 y dos con la Selección mayor–, ocho partidos como profesional con el modesto Merilappi United de la Liga de Finlandia y una trayectoria como futbolista desde la infancia, cuando su padre no la dejaba irse a dormir si no dominaba 200 veces el balón.

A España, Charlyn Corral arribó siendo nadie. Una desconocida a la que, si acaso, el director técnico Andrés Tudela había ubicado en una plataforma de datos: goles anotados, asistencias, balones tocados. Ayudó que la coordinación del Levante femenino está en las manos de una mujer, la exjugadora Rosa Castillo, pero ni así hubo margen para la negociación.

“Las condiciones las impusieron ellos en el entendido de que Charlyn tenía que demostrar su capacidad. No pudimos negociar nada en lo económico”, recuerda Guillermo Zamarripa, representante de la jugadora.

“Es muy complicado llegar al futbol europeo. Los españoles son muy duros para negociar. Les cuesta admitir que una mexicana puede ser mejor que muchas españolas. Ella tomó el riesgo y se puso a picar piedra”, dice.

En su primera temporada, Corral anotó 22 goles, quedó en segundo lugar en la lucha por el Pichichi. El segundo año marcó 20. Se metió en el Top 4 de las goleadoras. En dos temporadas y media ha marcado 56 tantos, se ganó el respeto de la grada y el reconocimiento de quienes dirigen la Liga Femenina Iberdrola, que en sus redes sociales la magnifican: “De pie ante la máxima goleadora”, “aplausos, sus goles son clave en la Liga Española”, “un gol para la posteridad”.

Las temporadas de Charlyn han sido extraordinarias. “Su segundo contrato lo negociamos con las cartas en nuestro favor y ha tenido una mejoría económica cada año. En la última negociación, Charlyn ya se iba del Levante porque había recibido una buena oferta de un equipo francés. No quiero decir que el Levante tiró la casa por la ventana, pero hizo un esfuerzo enorme para que su estrella no se fuera. Ella tiene un impacto muy importante en la plantilla y el resto de los equipos de la Liga diseñan su estrategia de juego pensando en cómo nulificar a Charlyn”, explica el representante.

Como una gitana

El primer sueldo de Charlyn Corral con el Levante le alcanzaba sólo para comer y cubrir servicios básicos. El club le ofreció compartir un departamento pequeño con otras jugadoras foráneas, pero lo rechazó. Su opción fue rentar una habitación en la casa de la suegra de un amigo mexicano que tenía tres gatos. Sus padres le regalaron una motoneta como medio de transporte y terminaban por pagarle algunas cuentas. Tener la ropa llena de pelos y el temor a los felinos la empujó a marcharse.

En un periodo de dos años se mudó cinco veces. Si no eran unos vecinos escandalosos que no la dejaban dormir, se le inundaba el departamento o se quedaba sin agua. No podía pagar un lugar tranquilo donde descansar. En el terreno de juego la historia se repetía. Los gritos de las compañeras en los entrenamientos la desesperaban. Una extranjera, especialmente, se encargaba de fastidiarla hasta que la puso en su lugar.

Tímida al fin, discreta y siempre sonriente, sentía que las compañeras le pasaban por encima. No le salían los goles. En su primera temporada el Levante perdió sus primeros cuatro partidos. El entrenador le buscaba posición. A veces era defensa; otras, iba al medio del campo.

Charlyn, extraviada, se preguntaba si de verdad era buena futbolista, si valía la pena haber fichado en España. Un gol en cuatro partidos es nada. Ella sola se llenaba de confianza. Tarde o temprano, los resultados llegarán. Le repicaba en la cabeza las palabras que su padre le dijo a Tudela cuando fue a dejarla a Valencia: “No te arrepentirás. Charlyn no te va a defraudar”.

Entonces, Tudela la encaró. Fue crudo. No usó diminutivos. “Metí las manos al fuego por ti”, le dijo. “Espero mucho de ti, quiero que te eches el equipo a los hombros”. Corral recordó cuando el entrenador la llamó por teléfono en plenos Juegos Panamericanos 2015. Ella se había enfermado de varicela y estaba enclaustrada sin poder jugar.

Había tenido un año fatal como seleccionada nacional. Pleitos con el entrenador Leonardo Cuéllar. En el Mundial de Canadá, en 2015, los resultados no acompañaron al equipo. En lo individual, Corral marcó un gol, le anularon otro, asistió en el tanto de una compañera. Nada que presumir. En eso, la llamada: ir a España y fichar por el Levante.

“Fue un momento muy tenso de mi carrera. Si hubiera jugado los Panamericanos, no hubiera venido a España de tan saturada de futbol que estaba. Había decidido descansar un semestre. Gracias a que me enfermé tuve tiempo para pensar. Me llamó Andrés, me habló del proyecto y acepté. Cuando en aquella ocasión se sentó a hablar conmigo me recordó que gracias a él me ficharon. ‘Te vi, confié en ti. Ahora quiero que me respondas’, me dijo.

“Antes de esa charla yo no sentía que el equipo era mi responsabilidad, después todo cambió. Pensé: ‘Me ficharon como extranjera y tengo que demostrar más que las españolas. Si no hemos ganado y ha faltado gol tomo la responsabilidad de anotar’. En el quinto partido hice mi primer hat trick (tres goles). Ahí empecé a ser yo. No ha sido fácil. Me gané el respeto por mis resultados, ahora soy un referente. Me da orgullo que la Liga ponga mi bandera, porque llegué como una desconocida y me he consolidado”, dice a Proceso.

Charlyn Corral es una de las cuatro mexicanas que juegan en la Liga Iberdrola. En el Levante la acompaña la zaguera Greta Espinoza. La arquera Pamela Tajonar está en el Sevilla y Kenti Robles, también defensa, pertenece al Atlético de Madrid.

Todas fueron colocadas por la empresa de representación de Guillermo Zamarripa. A la mediocampista Cristina Ferral le abrió las puertas en el Olympique de Marsella de la Liga francesa.

Charlyn Corral explica que, aunque el Levante es un club que no tiene ingresos como los del Barcelona, su directiva es generosa con los salarios de las jugadoras. Los blaugranas y el Atlético de Madrid son los equipos que más pagan. Un buen salario oscila entre los seis mil y los 10 mil euros mensuales (138 mil a 230 mil pesos), aunque hay jugadoras que ganan mucho más.

Por 200 euros anuales (4 mil 600 pesos), las jugadoras pueden afiliarse a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que defiende los derechos laborales, económicos y sociales de todos los hombres y mujeres de las distintas divisiones que juegan en España.

Corral aprecia la posibilidad de seguir jugando. A sus 26 años considera que le quedan unos cuatro más como futbolista activa. Le gustaría fichar por un club francés o alemán para probar otro tipo de ligas y participar en la Champions League, en la que el Olympique de Lyon y el Wolfsburgo han sido los más ganadores en los últimos años.

“Antes era niña tímida, pero el futbol me ayudó a sacar el carácter que no pensé que tenía. Con el futbol siempre me he sentido poderosa, que soy otra persona. Me transforma. Me siento invencible.”

Texto: apro/Foto:   (Twitter)