25 julio,2024 6:06 am

Embestida contra la UNAM

 

Humberto Musacchio

De 143 mil 427 jóvenes que presentaron examen de admisión en la UNAM, sólo fueron admitidos 14 mil 151 aspirantes. Ese resultado ocasionó desgarramientos de vestiduras y críticas infundadas contra nuestra máxima casa de estudios, pues a ciertos personajes les resulta inexplicable que más de 90 por ciento de los examinados se quede fuera de la institución.

Por supuesto, resulta muy triste que en áreas como ciencias de la salud, de casi 62 mil aspirantes sólo se aceptara a tres mil 171 de ellos, pues se sabe bien que México tiene un alto déficit de profesionales en esas disciplinas, pese a lo cual de 12 mil 466 sustentantes de examen sólo se admitió a 184, lo que requiere una explicación, porque el gobierno federal pretende resolver el déficit importando galenos de Cuba.

En el área tradicionalmente conocida como de ciencias sociales (derecho, economía, comunicación, contaduría, administración, relaciones internacionales y ciencia política, entre otras), de 35 mil 940 aspirantes sólo fueron aceptados 5 mil 770, en tanto que de las llamadas ciencias duras, agrupadas en el área uno (matemáticas, física, geociencias, ingeniería civil, computación, diseño industrial, etc.), de 31 mil 860 solicitantes sólo se admitió a tres mil 176.

El área 4 es una especie de cajón de sastre donde hallamos desde artes plásticas, canto, diseño e idiomas hasta disciplinas que bien podrían estar en el área de ciencias sociales, como historia, estudios latinoamericanos y filosofía. Pero, en fin, el hecho es que hubo 13 mil 663 sustentantes de examen y sólo dos mil 94 admitidos.

Ante el enorme número de rechazados, hay quien exige que la UNAM reciba a más estudiantes, y se esgrime como argumento que la institución es la que tiene el mayor presupuesto federal. Pero tal exigencia lo que pretende es ocultar el desastre del sistema educativo en su conjunto y la ausencia de una buena orientación vocacional.

Por citar un caso, para la licenciatura en desarrollo comunitario para el envejecimiento que se impate en la Unidad Tlaxcala, se ofrecieron 46 lugares, pero sólo presentaron examen seis alumnos y ninguno aprobó. Lo anterior puede explicarse porque no resulta claro qué se entiende por “desarrollo comunitario para el envejecimiento” y porque, si la carrera se imparte en Tlaxcala, para estudiantes fuereños tampoco resulta fácil cursarla, lo que por otra parte muestra que la UNAM es Nacional porque tiene la mayor concentración de talentos, no porque tenga planteles patito regados por todos lados.

Nuestra Universidad Nacional atiende a casi 380 mil estudiantes en la actualidad. Las universidades de masas, salvo excepción por conocer, no se caracterizan por su alto nivel académico, sino que, por el contrario, la sobrepoblación tiende a abatir la calidad, pues no siempre se tienen las instalaciones necesarias ni profesores capacitados y bien pagados en cantidad suficiente, problema que desde hace tiempo afecta la enseñanza en la UNAM.

Pese a sus problemas, la UNAM sigue siendo el principal centro de renovación de la ciencia. La caída de los salarios que México experimentó en el periodo neoliberal dio lugar al sugimiento del Sistema Nacional de Investigadores con fines compensatorios, lo que si bien ofreció alguna retribución a nuestros sabios, los aparta de sus tareas para llenar formularios y demostrar que sí producen y, de ese modo, mantener el derecho a recibir el estipendio del SNI.

México tiene un sistema educativo con limitaciones de todo orden, pero los problemas no se resolverán sin atender la formación de los educandos desde preprimaria. El sexenio que está por acabar se caracterizó por la improvisación, los nombramientos inapropiados –por decirlo suavemente– y la disparatada idea de que buscar una mejor educación es “aspiracionismo”, como si fuera un despropósito pugnar por la elevación del nivel de vida.

La imposición de Mario Delgado como titular de la SEP lo único que augura es que la crisis de la educación será mayor y más profunda, porque seguirán los desatinos de Morena, que ya premió con una senaduría plurinominal al charro mayor del Sindicato Nacional de Trabajadores de Educación, en tanto que se relega a la CNTE, apostando a su desgaste y descomposición, lo que augura un triste futuro.