8 abril,2022 9:53 am

En el hospital de Chilpancingo dejaron ciego a su bebé recién nacido, denuncian los padres

La negligencia ocurrió en la administración de Héctor Astudillo y la tiene que atender este gobierno, exigen. Al pequeño le hallaron una hernia en la  entrepierna, además tiene un sonido anormal en el corazón y padece desnutrición

Chilpancingo, Guerrero, 8 de abril de 2022. Una joven pareja de Chilpancingo denunció negligencia médica en el Hospital General Raymundo Abarca Alarcón, donde “le negaron el derecho a ver” a su hijo, e irregularidades en la atención de la madre cuando en enero de 2021 le diagnosticaron Covid-19 y le practicaron una cesárea, con 28 semanas de embarazo.

Entrevistada en un centro privado de rehabilitación en Chilpancingo, Miriam Zuleima Díaz Escamilla de 31 años contó que el 23 de enero de 2021 empezó con una tos, tenía 28 semanas de embarazo y acudió al Hospital de la Madre y el Niño Guerrerense, porque ahí había llevado su control prenatal, pero no la atendieron y la remitieron al Hospital General Raymundo Abarca Alarcón porque tenía coronavirus, una vez en el lugar, ya no le permitieron salir y sin practicar ningún examen para corroborar que tenía Covid-19 fue ingresada al tercer piso del hospital, al área de pacientes con esa enfermedad.

Contó que tres días después de haber llegado al hospital le informaron que le harían una cesárea porque estaba mal y la tenían que intubar, aunque ella no se sentía tan grave, sólo cuando tosía le faltaba un poco el aire, pero se controlaba y normalizaba su oxigenación por sí sola.

El 26 de enero a las 12 del día la trasladaron del área Covid-19 al quirófano, pero la doctora encargada del área le preguntó al camillero porqué la llevaba si no la tenía registrada, y éste respondió que sólo obedecía la orden de llevarla al quirófano para la cesárea.

“Me dijo la doctora, discúlpame madre, no estoy enojada contigo, pero por qué te bajan sin ningún papel ni diciéndome porqué te voy a hacer cesárea, ¿tienes dolores, tienes rota la fuente, tienes sangrados?, me preguntó y yo le dije que no”, relató Miriam.

Tras discutir, la médica encargada por teléfono le informó que debía esperar el siguiente turno, porque además el quirófano estaba sucio. A las 7 de la noche le practicaron la cesárea pero no le enseñaron a su bebé y lo alejaron de ella, sólo le vio su pie. Ángel Gabriel, como lo registraron, nació prematuramente, pesaba 840 gramos y medía 34 centímetros.

Miriam expuso que tras la cesárea la mantuvieron en al área de urgencias, tres días después la dieron de alta voluntaria a pesar de haberle dicho que tenía Covid-19, pero aún no había visto a su hijo, tras abandonar el nosocomio todos los días le informaron vía telefónica de su salud, aunque algunos médicos y enfermeras le decían que se preparara para lo peor, “que en cualquier momento podría morir porque era prematuro”.

Detalló que casi un mes después de que dio a luz vio por primera vez a su bebé, muy chiquito, flaquito y notó que la banda del oxígeno la tenía en la cara sin que sus ojos estuvieran cubiertos.

Dijo que la temperatura de la cuna térmica quemaba, “yo le dije a la enfermera que estaba muy caliente y me dijeron que era para que los niños se sintieran como en la pancita, pero le cuestioné sí así de caliente, lo que no le pareció a la enfermera y me dijo que me debía retirar”.

Tras el mes en el área de cunas, a Ángel lo cambiaron al área de crecimiento y desarrollo, donde Miriam podía estar todo el día con él.

“Ya me habían enseñado el aparato que le ponían al bebé, ya sabía lo que era su frecuencia cardiaca, su saturación y su presión, una noche mi bebé lloraba mucho porque su frecuencia cardiaca estaba muy elevada, ni las enfermeras ni un doctor lo atendían, hasta que desperté a una enfermera y medio molesta lo revisó”.

Afirmó que el 19 de marzo dieron de alta a Ángel pero antes le pidieron que una oftalmóloga le revisara los ojos, le echaron gotitas pero no se dilataron sus pupilas, por lo que le dieron cita para el 12 de abril.

“Ese día nuevamente le ponen las gotas en sus ojos pero no vuelven a dilatar”, y le informaron que su bebé tenía un problema en los ojos, que no estaban capacitados para tratar su problema y debía ir al Instituto Nacional de Pediatría (INP) en la Ciudad de México.

Miriam llevó a su bebé a la Ciudad de México para que fuera valorado en el INP, pero también le dijeron que no estaban capacitados para atender el problema y lo remitieron al Hospital General, en la misma ciudad, donde un retinólogo tras un ultrasonido los responsabilizó de haber dejado ciego a su hijo, por acudir demasiado tarde.

“Le explicamos que estuvo 52 días internado, que nunca le revisaron los ojos a mi hijo, que no le habían cubierto los ojos y que el oxígeno lo tenía en la cara… el retinólogo me dijo que ya era demasiado tarde, que había un protocolo y que todo pediatra, todo oftalmólogo, sabe que en niños prematuros y más si necesitan oxígeno, a las cuatro semanas le tienen que revisar los ojos, que era demasiado tarde para mi hijo, porque tenía toda la retina totalmente desprendida de un ojo y que posteriormente pasaría en el otro, me dijo que se debía a que estuvo con el oxígeno en la cara”, dijo.

La madre de Ángel aseguró que buscaron más opiniones médicas pero el diagnóstico fue el mismo, actualmente Ángel Gabriel debe ser atentido en el Hospital de la Ceguera en la capital del país, la mayor parte de su pupila izquierda luce blanca, aunque de los dos ojos no ve.

Por la negligencia médica, Miriam y su pareja ya interpusieron una queja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos el 16 de septiembre de 2021, actualmente está en trámite una demanda patrimonial contra el gobierno del estado, para que los responsables respondan por el daño.

La negligencia ocurrió en la administración de Héctor Astudillo Flores, aunque la demanda recaerá bajo la responsabilidad de Evelyn Salgado Pineda, pues el Hospital General depende de la Secretaría de Salud estatal.

Al pequeño Ángel recientemente le fue detectado una hernia en su entrepierna, cerca de sus testículos, la cual necesita ser operada, además tiene un sonido anormal en su corazón y padece desnutrición.

El papá de Ángel, Gabriel Gómez Salgado además de todas las irregularidades y negligencias que vivió su pareja y su hijo, contó que cuando el bebé estaba en la incubadora un médico, del que prefirió no dar su nombre, vía telefónica le exigía un medicamento que no encontró en ningún lugar.

“Él (médico) me pasó un número de un contacto, de un proveedor que tenía ese medicamento, le marqué a ese proveedor y el medicamento me costaba 7 mil pesos”, dijo.

Gabriel Gómez indicó que por la insistente solicitud, le preguntó a otra médico que atendía en otro turno a su hijo de ese medicamento, y ella le explicó que no era necesario porque ya lo habían sustituido.

“Nos mandaron a llamar del hospital y se hizo una junta con el director del hospital, con la encargada de pediatría, las enfermeras… y nos dijeron que le llamaron la atención al médico, porque no debía pasar ningún número de ningún proveedor para que yo comprara un medicamento”, contó Gómez Salgado.

Aseguró que como padres no se enfocaron en denunciar inmediatamente las negligencias sino en buscar una solución para su hijo, “a las autoridades correspondientes les exigimos que se hagan cargo por el daño que le causaron a mi hijo desde un principio”, demandó.

Ángel Gabriel, quien actualmente tiene un año y dos meses ha recibido ayuda de muchas personas, aunque no de las autoridades, actualmente acude a terapias al Centro de Rehabilitación Integral de Guerrero (CRIG) y al centro de rehabilitación privado Mi Centro, en Chilpancingo.

Los padres pidieron incluso apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador, le contaron su historia en un oficio que fue recibido el 7 de octubre de 2021, por Claudio Sierra Ramírez, también lo entregaron a la titular de la Dirección de Atención Ciudadana del gobierno del estado, Citlali Arroyo, pero no han recibido ninguna respuesta.

Miriam afirmó que no buscan dinero, sino que las autoridades se hagan responsables de las negligencias y se apoye para la educación de su hijo, porque fue en un hospital del gobierno del estado donde “por negligencias le negaron el derecho a ver”.

Texto: Emiliano Tizapa Lucena