10 agosto,2020 4:47 am

En La Roqueta no ofrecen mobiliario a turistas en la playa, pero sí en los senderos

Acapulco, Guerrero, 10 de agosto de 2020. Ante la prohibición de colocación de mobiliario de playa en la zona de arena, en la isla de la Roqueta los meseros y prestadores de servicios ofrecen mesas, sillas y sombrillas que colocan en los senderos, olvidando la distancia recomendada y las recomendaciones sanitarias para evitar la propagación del virus Covid-19.

Aunque la mayoría de los meseros y vendedores portaban cubre bocas, algunos no lo hacían, como tampoco los visitantes –en su mayoría turistas– que solamente los utilizaban para el viaje en las lanchas de fondo de cristal y los olvidaban al llegar a la zona de playa.

Luis Vargas fue uno de los visitantes de ayer de La Roqueta, llegó con doce integrantes de su familia con quienes viajó desde Tlanepantla, Estado de México, el pasado viernes para pasar el fin de semana en Acapulco.

Dijo no tener miedo de contagiarse de coronavirus porque están siguiendo todas las recomendaciones sanitarias como el lavado constante de manos, o uso de gel antibacterial, además de que viajaron en sus propios vehículos para evitar subir a un autobús de pasajeros.

Dijo que visitan Acapulco una vez al año; les gustó encontrar poca gente en las playas, “con la seguridad adecuada vamos a estar bien”, por lo que hicieron su reservación en un hotel de la zona Dorada por el área de la Condesa, partieron ayer por la tarde después de visitar La Roqueta para continuar su recorrido a otra ciudad antes de volver a su casa para el regreso a clases de los niños con los que viajan.

Desde el mar el movimiento en la playa de La Roqueta no se ve intenso, como sí se observa durante las vacaciones; hay espacios entre las lanchas que llegan y las que se van después de desembarcar y embarcar pasajeros.

En la playa no se ve ninguna sombrilla colocada, eso forma parte de las restricciones que pusieron las autoridades para reabrir las playas. Sin embargo en la parte alta, cerca del sendero que rodea la isla, hay mesas, sillas y sombrillas colocadas, sin espacio entre ellas, las cuales ofrecen a los bañistas que llegan por 150 pesos de consumo. Aunque los restaurantes tienen pocas mesas ocupadas.

El que no haya mobiliario en la zona de playa permite a los visitantes caminar sin ir esquivando cosas como en otras ocasiones, que tienen que caminar entre las mesas, sillas y pertenencias de los ocupantes, además de que ahora hay espacios libres donde quienes no quieren consumir se limitan a disfrutar la vista frente al mar.

Algunos visitantes buscan lugares donde acomodarse con sus hieleras y bolsas donde llevan bebidas y comida, porque consideran que en la isla son “muy caros” los productos.

Los meseros van y vienen para atraer a los visitantes a las mesas que ellos atienden, para tener ingresos, también caminan ofreciendo sus productos las que venden quesadillas, donas, botanas, frutas y otros servicios como tatuajes.

La bienvenida a quienes descienden de las lanchas, la dan las vendedoras de los puestos de artículos de playa que no usan cubre boca y es el momento que aprovechan los visitantes para quitarse los que les dijeron se pusieran a subir al nave.

Algunos prestadores de servicios consideraron que sería mejor que las autoridades permitieran la colocación del mobiliario de playa con cierta separación y no como lo están haciendo porque aunque se intenta evitar la aglomeración es lo que ocasiona que las mesas y sillas estén fuera del área de arena.

Texto y foto: Mariana Labastida