15 abril,2020 10:00 am

En Nueva York “la estamos pasando muy mal”, dicen paisanos; asola el desempleo

En la metrópoli estadunidense que es el epicentro de la epidemia del Covid-19 los negocios cerraron, hay despidos y corre la cuenta del alquiler y la alimentación, advierten

Chilapa, Guerrero, 15 de abril de 2020. Los guerrerenses en Nueva York siguen sin trabajar por la contingencia del coronavirus. Los días pasan y los pagos por alquiler y la alimentación corren mientras sus ahorros se van agotando.

 “Es una situación muy triste, los latinos la estamos pasando muy mal”, dijo un guerrense radicado en esa metrópoli.

 La ciudad de Nueva York,  epicentro del coronavirus en los Estados Unidos, está paralizada. Por las calles sólo se escuchan de manera constante los sonidos de alerta de las sirenas de las ambulancias. Ya no son llamadas de emergencia por algún accidente, dicen los ciudadanos, cada vez que pasa una ambulancia sabes que es alguien que ha dado positivo al Covid-19.

Por video llamada, este reportero consultó a un joven y a un matrimonio, todos con alrededor de 30 años de edad y originarios de la ciudad de Chilapa en Guerrero, que desde hace 16 y 18 años emigraron a los Estados Unidos en busca de trabajo. Radican en Nueva York.

Una raya más al tigre

Gustavo Gutiérrez, al igual que sus cuatro hermanos, emigró a Estados Unidos desde 2004.

Después de estudiar el bachillerato, se fue al igual que 37 millones de mexicanos radicados en ese país, en busca de una vida mejor.

Trabaja en una de las populares tiendas de bagels en Nueva York, algo así como una panadería. El 11 de febrero, la gerencia lo mandó a descansar junto a los demás trabajadores, les dijeron que sería “temporal”, de una a dos semanas.

Ya pasaron más de dos meses y no ha podido regresar pues continúa el confinamiento o aislamiento decretado por las autoridades como medida de prevención para el contagio del coronavirus. Aunque les dijeron que les llamarían, del trabajo no tiene nada claro.

“Tenemos que usar el dinero que se ha podido ahorrar a lo largo del tiempo. Y en realidad las empresas y tiendas regalan solo la mercancía que tiene la fecha de caducidad por vencer”.

Gasta alrededor de mil 600 dólares al mes en renta, transporte, comida y remesas, sin contar con los gastos personales y de entretenimiento.

Sin seguro médico, dice que cuando existe un malestar se acude al hospital más cercano que atiende con un costo de unos 100 dólares, sin que el estatus migratorio sea un problema. El detalle, dice, es que no siempre hay personal médico que hable español para poder explicar a detalle los síntomas.

–¿Ves miedo de la gente por la pandemia, tú cómo te sientes?

–La comunidad mexicana tiene el respeto y precaución hacia las personas afectadas, en realidad no existe miedo. En lo personal, creo que es más una cuestión económica la que estamos padeciendo.

 –¿Y cómo percibes desde los Estados Unidos la situación en México, has hablado o dado algún consejo a tus familiares en Guerrero?

–Personalmente a mi familia no hay mucho que decir, la mayoría de nuestra raza está es expuesta día a día a calamidades más mortales y tóxicas. Una raya más al tigre no le hace diferencia.

Los ahorros se agotan

Edwin Escamilla García, tiene 18 años los Estados Unidos. Junto a su esposa y un hijo, actualmente radica a unos 20 minutos de Manhattan, en la frontera del distrito del Bronx. Sus padres y hermanos también radican en el vecino país.

Gerente en un restaurant mexicano en el que ha laborado desde hace diez años, el pasado 23 de marzo se vio orillado a suspender sus labores.

El restaurant empezó a mandar a descansar a sus meseros y bar tenders desde el 15 de marzo; la siguiente semana sólo trabajó el equipo de la gerencia, el chef y un par de cocineros, pero la siguiente cerró porque ya no pudo mantener el lugar abierto sólo con pedidos y servicio a domicilio.

Primero se les comentó de un descanso de dos semanas, sin sueldo. Este martes ya corre la cuarta semana y no hay fecha para regresar.

La dueña del restaurant, con tres sucursales, les dio a los más de 120 empleados una despensa con alimento suficiente para unas tres semanas. Pero los ahorros en la familia de Edwin se van agotando.

Entre los gastos obligados está la renta de unos mil dólares al mes; mil 200 mensuales para la despensa; 130 por la tarjeta electrónica del tren ligero y el autobús, además del pago de unos 100 dólares mensuales por el servicio de teléfono, televisión e internet.

El pago por hora en Nueva York de un trabajador que lava platos, atiende o cocina es de 15 dólares; en el ramo de la construcción el mínimo es de 18 dólares por hora. También hay salarios semanales, que como en el caso de Edwin, es de unos mil 200 dólares.

Edwin Escamilla calcula que la cuarentena se extienda por lo menos otro mes y se reanude el trabajo pero de manera escalonada. Mientras, prevé, se verá apretado económicamente. “Nuestros últimos ahorros se están acabando”.

En caso de una emergencia o presentar algunos síntomas, asegura, la atención médica en los distritos de Nueva York no se está cobrando y tampoco se pregunta el estatus migratorio del paciente.

“Nos sentimos seguros aquí, porque a pesar de que se está viviendo una situación de pánico, creemos que el equipo y la atención médica sí responde”.

Y hace una comparación con la situación de México: “en dado caso de que necesitara atención por la enfermedad, es de mucha preocupación, porque nadie te asegura una atención ni el equipo adecuado para tratarte”.

El confinamiento lo viven en una pequeña sala, una habitación, cocina y baño.

Estamos en un espacio muy pequeño, uno se desespera, por lo menos en México la casa es más grande, hay un segundo piso, un patio. El detalle (en México) es para dónde corres, a dónde vas, en caso de una emergencia.

“Aquí estamos sufriendo por el espacio, pero podemos reaccionar con más confianza”

 “Es estresante, llega un punto de que por más que uno quiera ver el lado positivo es complicado”.

Y resume  “Es una situación muy triste, realmente los latinos la estamos pasando muy mal”.

Escamilla García, narra que en el condado de Queens, que ahora es el epicentro de la pandemia, hay miles de mexicanos que tienen que salir a trabajar.

Hasta este domingo, autoridades de ese país habían reportado 9 mil 385 decesos, de los cuales el 34 por ciento corresponde a la población latina y el 28 por ciento a la afroamericana. En una ciudad de 8 millones y medio de habitantes, uno de cada cuatro ciudadanos en Nueva York es hispano.

 “Necesitan tomar el tren, el autobús, se exponen bastante, todos los días, con los pocos recursos que tienen, hay gente que está sacando sus últimos ahorros y lo que hacen es arriesgarse, salen a buscar algún trabajo o lugares donde están regalando despensas”, agrega Edwin Escamilla.

Solidaridad latina

Las despensas, explica el matrimonio, las organizan mexicanos, dominicanos o puertorriqueños con solvencia económica por medio de iglesias o asociaciones civiles y las anuncian por medio de las redes sociales.

Por las mañanas y durante una hora para evitar aglomeraciones se reparten alimentos enlatados, frutas, verduras, alimentos y artículos para bebés.

De igual forma, el consulado mexicano contacta vía correo electrónico a los afectados para ofrecer despensas en las escuelas públicas o alimentos para estudiantes.

Mientras que sus líneas de atención han permanecido saturadas. “Es muy poco lo que pueden hacer y lo que están haciendo”, consideraron.

Pero en Nueva York hay situaciones más extremas, la de los migrantes mexicanos que llegan solos o con pocos familiares y que han muerto a consecuencia del Covid-19.

 “Muchos paisanos están muriendo solos y su familia no sabe dónde los están enterrando, se están yendo a las fosas comunes”.

Texto: Luis Daniel Nava / Foto: El Sur