25 junio,2024 5:35 am

En riesgo, la producción artesanal de sal en Copala, alertan productores

El aumento de servicios recreativos en la laguna en dónde realizan el proceso de conversión a sal granulada, podría afectarlos, dicen y demandan apoyo de autoridades estatales

Acapulco, Guerrero, 25 de junio de 2024. La demanda de servicios recreativos y de deportes acuáticos para turistas, está poniendo en peligro la producción artesanal de sal en Ojo de Agua las Salinas, Copala, en la Costa Chica de Guerrero.

Gustavo Ávalos Velázquez tiene 59 años y desde los 11 años comenzó a trabajar en la producción de sal artesanal con su abuelo y su padre, y donde casi todo el pueblo de unos 2 mil habitantes participa.

La primera lluvia de la temporada que inicia en mayo, es el anuncio del fin del ciclo de producción de sal, porque los terrenos donde se realiza el proceso poco a poco se llenan de agua dulce. Pero para los meses siguientes, los productores deben de tener sus reservas para poder sobrevivir.

El señor Gustavo dice que si no guarda sal, prácticamente se queda sin un sustento económico, y no podría volver a levantar la producción en el siguiente ciclo. El hombre recriminó la falta de ayuda gubernamental para la producción de sal artesanal y su distribución, siendo los acaparadores los más beneficiados de un trabajo que lleva tres días de Sol.

Confiado en que nada les arrebatará la producción de sal, don Gustavo dice que la llegada de visitantes y turistas a playa Azul, ha propiciado el interés de los restauranteros y pequeños hoteleros a pensar en ofrecer servicios de recreos y deportes acuáticos.

Pero para eso necesitan utilizar la laguna, y según indicó el hombre, ya han comenzado los trámites y han solicitado al gobierno del estado que la Laguna Muerta sea dragada, lo que consiste en la extracción de rocas, lodos y demás sedimentos del fondo de un lecho, con el objetivo de limpiar y aumentar la profundidad del mismo.

Pero él dijo que de nada servirá porque la laguna en su nombre lleva la maldición, que no tiene vida, y no hay ni peces que vivan ahí. Comentó que de dragarse la laguna para ofrecer servicios recreativos, será para beneficios de unos cuántos, y en perjuicio de toda una comunidad que basa en la explotación de la sal, su único sustento económico.

El proceso de producción

En octubre o septiembre, la barra de la laguna se abre, como lo han hecho desde hace muchos años los habitantes del pueblo; el agua dulce se va al mar, y el agua salada entra a la laguna. Para febrero, el agua de mar comienza a evaporarse, y poco a poco la sal se concentra. Para marzo y abril, llega a su punto máximo, entre un 80 y 85 por ciento de concentración.

Para esos meses don Gustavo, ya tiene listos una hilera de nueve “era”, que son una especie de charolas de un metro de largo por medio de ancho, elaboradas a base de tierra de barro y cal, sin ningún tipo de elemento químico o procesado, en las orillas de la laguna. La elaboración de las hileras tiene un precio de 350 pesos.

Una vez terminadas, se tienen que “curar”, un proceso de limpieza, que se repite dos veces durante seis días, en donde se coloca el agua salada en la charola de barro y son las dos primeras producciones de sal, las que dejan un asiento en la base.

Después los productores tienen que poner el agua de la laguna en la charola. El sol hace su trabajo durante tres días, evaporando el agua y del espejo de agua que había, queda una capa blanca de sal granulada que se retira y se amontona. El proceso se repite las veces que sean necesarias, o hasta obtener la producción deseada.

En esta temporada que terminó, don Gustavo logró obtener para la temporada baja de mayo a diciembre, mil 200 costales de sal, cada una con 60 kilos, y que en diciembre llega a vender hasta en 400 pesos. Por cada 100 costalillas son siete toneladas. Dice que pareciera que el proceso es fácil, pero una vez iniciado el ciclo, no se puede despegar un solo día hasta que caiga la primera gota de lluvia.

Cada costal de 60 kilos de sal tiene un precio distinto según en dónde se entregue: al pie de la laguna es de 180 pesos, en la zona de almacenamiento se vende en 250 pesos, y en la carretera en 350 pesos, pero en diciembre en la zona de resguardo llega a costar 400 pesos debido a la temporada baja.

“No hay ningún programa para ayudar a la producción de sal o su distribución, hazlo tu como puedas” reclamó don Gustavo, quien aprendió a que todo el proceso de producción debe de ser cien por ciento artesanal, porque hay productores que usan lonas de plásticos para el proceso, pero la sal luego se huele.

Texto: Jacob Morales Antonio / Foto: Carlos Carbajal