26 octubre,2024 6:10 am

Enfrentar el asombro

AMERIZAJE

Ana Cecilia Terrazas

 

Si bien para muchas personalidades de la historia de la filosofía el asombro es el motor primario del conocimiento –es el caso de Platón*–, hay un tipo de asombro que, si no se trabaja a fondo, puede ser limitante, paralizante, inmovilizador. Hay quienes le llaman “asombro inquisitivo”.

En el caso de este asombro, por más preguntas que nos hagamos en torno de algo, no le hallamos una respuesta acorde con el sentido común, con los criterios básicos de la lógica, con la acumulación del pensamiento colectivo o con los usos estandarizados de la razón.

En plena era de la posverdad, del trans-antropoceno y un reacomodo mundial de todas las disciplinas, cantidad de temas caen en esa categoría, por ejemplo: por qué nadie puede frenar las guerras de Ucrania-Rusia o Israel-Hezbolá; por qué no puede acabarse con el crimen organizado; cómo es que no hay una agenda mundial irreversible y única en contra del calentamiento global; por qué la industria farmacéutica es más poderosa que la conservación de la salud de la humanidad…

Así, cuando algo no se puede creer, cuando la inverosimilitud está conectada al absurdo, a lo totalmente ilógico, lo poco amable, lo irracional, lo rotundamente violento y exento de cualquier sentido, se corre el peligro –como se comentó– del entumecimiento.

Y lo malo es que, justamente, ante este tipo de sucesos se requiere todo lo contario: una movilización total, un descolocamiento inaudito, energías superlativas, sabia serenidad, mirada de fondo para comprender a plenitud contextos, antecedentes y secuelas probables.

El problema del bloqueo mental ante el azoro –o ante la ansiedad que provoca un suceso inesperado, indeseado y de negativa manera insólito– es que no nos permite avanzar ni superar lo ocurrido. Esto puede pasarle a cualquier persona o a toda una sociedad.

A riesgo de pecar de ingenua, esta columna piensa que entre las preguntas concretas que pudieran inscribirse en el asombro inquisitivo, está una en particular, que se resolverá el próximo 5 de noviembre y que afectará centralmente la vida de millones de personas si ganara Donald Trump la presidencia de Estados Unidos: ¿Por qué alguien querría votar por él? Sobre todo si se sabe que desdeña las medidas ambientalistas y en favor de la sostenibilidad; habla con odio e ignorancia de los inmigrantes en general y de los inmigrantes mexicanos en particular; se expresa prepotentemente respecto de México y piensa que puede hacer lo que sea o decir lo que sea respecto de este país; no cree en pagar sus impuestos; piensa que las instituciones electorales, si no le sirven a él, no sirven; puede incitar a la violencia si se contravienen sus intereses personales; ha mostrado una cínica y ruda misoginia en hechos y en dichos; está sujeto a varios procesos judiciales; ha sobornado a gente para salirse con su propia voluntad de poder; se burla de las personas de manera discriminatoria, autoritaria, acosadora; dice mentiras compulsivamente; escondió información pública; se llevó a su domicilio privado documentos confidenciales, propiedad de la nación.

El largo etcétera que seguiría a lo anterior es igual de sorprendente y no debe menospreciarse.

Aunado a eso, la contrincanta fantástica que tiene ese personaje, Kamala Harris, no es perfecta pero, a cambio, en su ficha biográfica cuenta con haber sido fiscal dedicada a defender las casusas de las y los más vulnerables; ser hija de una familia migrante y arraigada en la cultura del esfuerzo; académica, profesionista, política, creyente en la cultura de la igualdad y la justicia para todos; vicepresidenta demócrata; mujer que ha ganado poco a poco su lugar en la esfera más importante de la política de su país.

El dilema es cómo evitar la parálisis asociada al asombro inquisitivo; cómo darle la vuelta, cómo no empantanarnos y poder seguir, avanzar, superar esos presuntos obstáculos hacia un camino de progreso humanamente hablando.

La transdisciplina, tan a la mano ahora, puede arrojar luces. Vías no exploradas, abordajes entre varias especialidades, son quizá la respuesta a lo que parece imposible: frenar las guerras, priorizar la vida, eliminar la violencia, apostar por la igualdad y, en corto, que gane Kamala.

 

*https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/arete/article/view/18967#:~:text=En%20el%20caso%20de%20Plat%C3%B3n,al%20descubrimiento%20de%20la%20verdad

 

@anterrazas