8 febrero,2022 4:28 am

Es el Ejército el que infiltra Ayotzinapa como estrategia contrainsurgente, dice Tlachinollan

La declaración del presidente de que el movimiento está infiltrado por el crimen organizado es parte de la guerra sucia, señala Abel Barrera. Sostiene que la de los jóvenes es una lucha auténtica, pero se quiere desvirtuarla como en 2014

Chilpancingo, Guerrero, 8 de febrero de 2022. La declaración del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, respecto a que la Normal de Ayotzinapa está infiltrada por la delincuencia organizada, es parte de la guerra sucia de los grupos políticos y económicos para desacreditar la lucha que han tenido que librar los normalistas, declaró el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (Tlachinollan), Abel Barrera Hernández.

Dijo que son estos grupos y no la delincuencia organizada los que a través del Ejército mexicano han infiltrado el movimiento de la Normal como una estrategia de contrainsurgencia.

Opinó que es grave que se vuelva a repetir lo que dijo el ex presidente Enrique Peña Nieto después de la desaparición de los 43 estudiantes, cuando, igual, señaló que  la infiltración del crimen organizado en la Normal.

“Más bien, lo que nosotros hemos verificado a lo largo de los años es que son los grupos de poder político y económicos interesados en dañar la imagen, imponer una agenda ajena a la normal y dividir a los estudiantes, los que se han querido infiltra”.

Recordó que el mismo Ejército ha infiltrado a la Normal enviando a elementos castrenses “para que aparezcan entre los estudiantes y hasta se han matriculado”.

Dijo que esa es una estrategia de contrainsurgencia de los grupos de poder político debido a que a esa Normal se le ha considerado en otros momentos como un foco de guerrilleros.

Respecto al anuncio del presidente de que se está investigando el incidente del viernes pasado, Barrera Hernández pidió que más bien se investiguen a los grupos que han infiltrado a la Normal; “hablo del Ejército, de actores políticos y de grupos económicos que han tratado de infiltrar a la Normal para desactivar su lucha o para desvirtuar su movimiento y desacreditar y criminalizar sus acciones”.

Berrera Hernández criticó que en este gobierno se está actuando igual que cuando desaparecieron los 43 normalistas. Recordó que entonces también se habló de que la Normal estaba infiltrada por el narcotráfico. “Esto es algo que ya se difundió con Peña Nieto”, dijo.

El director de Tlachinollan, aseguró que los normalistas tienen su propio sistema de organización como estudiantes “y  han demostrado tener una lucha auténtica”, pero insistió que hay grupos políticos interesados en dañar su imagen y desvirtuar su lucha.

“Está demostrado que la de los jóvenes es una lucha auténtica, pero igual se quiso desvirtuar su movimiento en el 2014, es muy preocupante que nuevamente se traigan esas versiones como las que se manejó en la administración de Enrique Peña Nieto”, lamentó.

Barrera Hernández lamentó que el presidente de la República por un lado los acuse y diga que los van a investigar y por otro los llame al diálogo.

“Es un doble juego y eso a los estudiantes no les genera confianza; si se les va a investigar como si ellos estuvieran involucrados en otro tipo de cuestiones ajenas a la lucha normalista, es obvio que no va a haber confianza en este dialogo, porque se duda de su autenticidad en la lucha por buscar mejoras a la Normal”.

Adelantó que el señalamiento del presidente no abona al diálogo con los estudiantes; “va a alentar la desconfianza y al distanciamiento”, auguró.

Dijo que la falta de condiciones para un puente de comunicación no ayudará a un diálogo fecundo, transparente y de buena fe, “porque hay otra línea que dice: tengan cuidado porque ellos no están siendo transparentes en su actuar y hay otro tipo de intereses ajenos a la escuela”.

El defensor de derechos humanos añadió que esto envía una mala señal para trazar una línea de dialogo transparente que genere confianza, “por el contrario se socava la confianza y genera reticencias a confiar en la autoridad”.

Declaró que los estudiantes han demostrado que lo que buscan es que se respete el normalísimo rural, como una opción para los jóvenes indígenas, campesinos y obreros, como opción profesional para desempeñarse en las normales rurales y al mismo tiempo buscar justicia y verdad por sus 43 compañeros desaparecidos y los tres que fueron asesinados en septiembre del 2014.

Barrera dijo que es obvio que la protesta está subiendo de tono, en razón de que se nota que hay un estancamiento en las investigaciones de los 43 estudiantes desaparecidos y en las búsquedas en vida de sus compañeros, como lo han planteado los padres.

“Yo creo que la lucha de los jóvenes es movida por su exigencia de verdad y justicia y esto nos remite al viernes anterior, cuando las madres y padres fueron a tomar la caseta y se encontraron con la postura inflexible (de las autoridades) hacia las madres y padres para que no la tomaran y no difundieran su lucha y restringieron su libertad de manifestación”, opinó el director de Tlachinollan.

Añadió que la del viernes pasado fue una protesta para hacer valer el derecho a la libre manifestación a través de estas jornadas de lucha que realizan “y veo muy arriesgado decir que esta acción de los jóvenes tuvo una mano oculta que movió sus acciones”.

Para Barrera Hernández son claros los planes de acción y de protesta de los normalistas; “que son, a veces, muy duros, extremos y que se salen de control, pero no necesariamente  está una mano atrás oculta que los esté moviendo”, aseguró.

Con respecto a lo que dijo López Obrador de que si toman la caseta porque necesitan recursos, están las becas, Berrera explicó que eso no es lo principal, sino el pliego petitorio que les han incumplido.

Además, denunció que les han ido restringiendo los fondos de alimentación y las becas que reciben las normales, “cada vez se restringen más y han tenido que estar peleando todo el tiempo por la matrícula porque, más bien, han visto que se ha diezmado la presencia de las normales como una acción legítima para la formación de estudiantes”.

Aseguró que en los hechos se ha reducido el presupuesto para las normales rurales y se ha pensado en ir cerrando los internados, “por eso su lucha es de siempre, muy combativa, siempre muy a la vanguardia para poder defender las normales”, explicó.

La violencia, por la ausencia de operación política

Añadió que la violencia del viernes fue porque no hubo actores políticos que dialogaran antes con los estudiantes; “en cualquier conflicto social, lo primero que debe prevalecer no es la presencia de grupos de la policía o de la Guardia Nacional, esos son actores que no pueden estar en primera fila o en primera línea, cuando hay un problema estructural como el tema de la desaparición de los 43 estudiantes, quienes tienen que establecer el diálogo son las autoridades políticas; el secretario de Gobierno, el director de Gobernación para poder establecer los contactos”.

Barrera Hernández añadió que hubo un error en términos de “no accionar políticamente para desactivar la protesta o por lo menos para disuadir la forma de cómo iban a realizar la jornada de lucha”.

Dijo: “Eso fue lo que falló. Los actores policiales suplantaron a los actores políticos y eso es un error, en lugar de bajar la tensión creció y terminó en una confrontación pues no había quien mediara, quien ayudara a distender y buscar una salida negociada que no necesariamente fuera el uso de la fuerza”.

Además, dijo que detonó la violencia “la provocación” del mando policiaco que ordenó revisar uno de los autobuses; “se quiso demostrar fuerza, control por parte del mando, esto desencadenó la confrontación entre los dos grupos”.

Agregó que los jefes policiacos sabían que la tensión estaba en su nivel más alto y que cualquier acción iba a desencadenar una reacción “y esto fue lo que provocó que los jóvenes que ya estaban saliendo para poder replegarse, alterara los ánimos y provocó que iniciara la trifulca”.

Insistió que en ese momento era para que estuviera un mando de la autoridad política del estado que coordinara estas acciones y facilitar la salida de los estudiantes, “pero ahí, más bien, lo que hubo fue una provocación, se quiso demostrar fuerza control, sometimiento en un momento de mucha tensión y es lo menos apropiado para distender un conflicto”.

Texto: Zacarías Cervantes/Foto: Archivo

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