Ciudad de México, 26 de septiembre de 2024. Valentina (Danae Ahuja Aparicio) ha mirado el cadáver que todos dicen que es de su papá, y aunque ve a su madre llorarle durante el funeral, celebrado con rezos en mixteco, ella no se siente involucrada.
El hombre frente a ella es tan distinto a su padre que le parece imposible creer que sean la misma persona.
Como su madre (interpretada por Myriam Bravo) le ha dicho que a su papá se lo llevó el río, la pequeña de nueve años comienza a visitarlo a diario, en espera de oír a su padre en el agua, como parte de su propia asimilación del duelo, retratada en la película Valentina o la serenidad, que llega a cines hoy.
La actriz y cineasta Ángeles Cruz describe su filme como el canto a la vida que llega después de atravesar un dolor fuerte, el cual pudo escribir inspirada en múltiples pérdidas; lo mismo se basó en su propia experiencia como en la de personas de su comunidad, en Villa Guadalupe Victoria, Oaxaca.
“La película viene desde la palpitación del temor de perder a alguien. Yo perdí a mi padre cuando era niña y me sentí sola en ese proceso de duelo. Estaba en mi comunidad en 2020, durante la pandemia, y decidí escribir esta historia para acompañar a las infancias.
“Empecé a entrevistar a niñas y niños que habían atravesado por la misma situación de perder a un ser querido y compartíamos la sensación de que estábamos en un camino de manera solitaria”, recordó Cruz, en entrevista.
Pero el compartir las experiencias y comenzar a escribir le mostró que en realidad nunca se está solo durante la despedida, porque siempre hay compañía, de personas o de la naturaleza, por lo que Valentina, la protagonista, se rodea de múltiples elementos para contenerla.
La niña invoca a los truenos y muestra que tiene poderes al correr por el bosque con una capa, pero también se fija en las hormigas, se come un mango en el río y se sumerge en el agua para conectarse con su padre, al que ya no puede ver.
“Son caminos que todos tenemos que atravesar, seamos niñas, niños, adultos. Cuando nos cae un rayo, nos rompe de igual manera, entonces lo único que uno quiere es tomar aliento y salir adelante, encontrar esa serenidad, y para mí la película es eso.
“Termina con un aliento de serenidad, vamos a estar bien porque acomodamos esa ausencia donde tiene que estar, porque estamos en familia o porque tenemos amigas y amigos, porque podemos disfrutar de la naturaleza, del sonido de un pájaro, de un árbol que vibra, del río que suena y canta”, concluyó la también directora de Nudo mixteco.
Texto: Agencia Reforma / Imagen tomada de la película