20 noviembre,2023 7:35 am

Eterniza artista mexicana a divas de la ópera

 

Ciudad de México, 20 de noviembre de 2023. Antes de salir al escenario de la Metropolitan Opera House de Nueva York para encarnar a Violetta Valery, la soprano Nadine Sierra se deja fotografiar en el camerino mientras la maquillista hace lo suyo y ella repasa un pasaje de su rol con el director de orquesta Daniele Callegari, quien le ha llevado flores.

Es la noche inaugural de La traviata, una de las óperas de repertorio más populares, y la pintora Aliza Nisenbaum (Ciudad de México, 1977) trabaja bajo gran presión al ser su única oportunidad de retratar a la cantante para su nuevo proyecto.

Conocida por su pintura documental, la artista mexicana logró un acceso sin precedentes al backstage para fotografiar a cada una de las tres prima donnas que a lo largo de 2022 interpretaron el rol protagónico de la ópera de Giuseppe Verdi: Angel Blue, Ermonela Jaho y la propia Sierra.

Pero solo a esta última pudo retratarla en su camerino antes de la primera función de la temporada. Para capturar a las demás, acudió a las pruebas de vestuario.

Ahora en exhibición en la galería de la Met, The Three Divas of Traviata presenta los retratos individuales de las tres sopranos llevados al óleo, y un díptico de las personas que trabajan detrás del escenario para lograr que la ópera suceda.

La curadora del programa de artes visuales de la casa de ópera neoyorquina, Dodie Kazanjian, conocía bien la obra de la pintora mexicana, de la que había escrito en Vogue a raíz de su participación en la Bienal del Whitney Museum en 2017.

Por años habían hablado de trabajar juntas, y fue así que Nisenbaum le expresó su deseo de pintar a los trabajadores de backstage de la Met, mientras la dirección del teatro pensaba en las cantantes. Posteriormente, llegaron al salomónico acuerdo de hacer ambas cosas.

La artista decidió enfocarse en cómo cada una de ellas interpreta a Violetta, uno de los roles más largos y que se tiene entre los más complejos para una soprano, que exige un gran rango vocal, versatilidad y cualidades actorales.

Nisenbaum es bien conocida por sus retratos grupales en gran formato de distintas comunidades, como los migrantes mexicanos en el barrio de Queens en Nueva York, los trabajadores del metro de Londres para un mural en la estación de Brixton, o la serie para la Tate Liverpool del personal de salud que combatió en primera línea al Covid-19.

Para los nuevos retratos exhibidos en la Metropolitan Opera House, su interés se vio acrecentado por los distintos contextos de origen de las tres cantantes que interpretarían a Violetta.

Sierra es una soprano estadounidense de madre portuguesa y padre puertorriqueño; Blue, ex modelo estadounidense, es una afroamericana criada en una familia musical, y Jaho, nacida en la Albania comunista, emigró a Italia para formarse como cantante de ópera.

Por su forma de trabajar, Nisenbaum suele pasar mucho tiempo con sus retratados; platica con ellos, le preocupa llegar a conocerlos. Y aquí, aunque pasó con cada cantante solamente un día, tuvieron largas pláticas mientras las seguía en sus pruebas de vestuario o durante los cambios en el backstage.

En esas conversaciones con las sopranos se le derrumbó por completo el estereotipo de una diva, inaccesible y altiva. Las tres accedieron a ser retratadas por la pintora mexicana y colaboraron posando para ella, a pesar de estar, como en el caso de Sierra, con la presión de la función.

“Son las tres las personas más lindas, más dedicadas a su profesión y nada, nada de divas; unas verdaderas artistas”, alaba en entrevista la pintora, quien confiesa haberse sentido muy nerviosa junto a ellas.

Con Sierra, por su herencia puertorriqueña, platicó en español, y mientras se preparaba para la función, le pedía a su maquillista argentina consejos de cómo vestir y qué comprar. Tanto quiere a su maquillista, que pidió incluirla en el retrato.

El backstage, que la pintora imaginaba glamoroso, era en realidad un cuartito con sólo un humidificador, al que entran y salen los trabajadores que pertenecen al poderoso sindicato de la ópera.

Con una vibrante paleta de colores, la mexicana representó a Sierra con un gran vestido dorado en su camerino; en el espejo asoman la maquillista argentina, el director de orquesta y la propia Nisenbaum con su ayudante fotografiando al grupo.

En los intermedios entre cada acto, la pintora y su ayudante regresaban al camerino para seguir fotografiando a la soprano y, de inmediato, al reanudarse la función, ambas volvían a toda prisa a sus asientos en el teatro.

Cuando fotografió a Jaho en una de las pruebas de vestuario, The New York Times publicó una entrevista con la cantante albanesa, donde contaba que a los 14 años se enamoró del personaje de Violetta y se dijo que algún día cantaría La traviata.

Al posar para Nisenbaum, había hecho Violetta 301 veces. Incluso cantó un fragmento de la ópera en su camerino.

“En su performance es súper vulnerable, y la pinté así, con una mano hacia arriba porque canta para nosotras”, relata la pintora formada en el Instituto de Arte de Chicago.

Trazó a la soprano albanesa con los numerosos dibujos del vestuario de La traviata distribuidos en los pasillos y camerinos del teatro.

A Blue, digna y elegante, decidió representarla con un piano, rodeada de sombreros y coronas usados en la ópera. A pesar de tratarse del backstage, la pintora incluyó una ventana a través de la cual puede verse la fachada del Lincoln Center con los icónicos murales de Marc Chagall The Sources of Music y The Triumphs of Music.

Aunque tituló el cuadro 15 Minutos antes de salir a escena, en realidad, la obra está compuesta de distintos momentos.

“La ventana es como si estuvieras viendo la (Met) Opera desde afuera, el azul con dorado de la pared es como el set de la ópera misma; tenía un papel tapiz de flores dorado con azul, y decidí ponerlo como si estuviera en su camerino”.

De cada una sacó una gran cantidad de fotografías portando sus distintos vestuarios de la noche: el vestido de fiesta de Sierra, el dorado de Jaho y el blanco de Blue, cuando Violetta agoniza.

“(Las tres) me impresionaron”, asegura Nisenbaum. “La verdad es que sentí un paralelo con mi trabajo porque es súper difícil ser una cantante de ópera; es la temperatura, cuánto hablas… tu cuerpo es el instrumento, entonces tienes que tener mucho cuidado”.

Pintó sus rostros varias veces con la idea de plasmar la complejidad de su interior como hace con todos sus sujetos retratados.

“Un sentido de concentración en la forma en que hago las facetas de la cara que explica mi concentración al verlas y lograr que, al fijarte en la arquitectura de la cara, pienses en el interior de las personas”, explica la pintora.

Además, tuvo el privilegio de acceder a los archivos históricos de la Met, de ver los vestuarios de grandes cantantes como María Callas y de pinturas de las divas del pasado.

Y tiene tanto material que daría para otras siete pinturas.

Detrás del escenario

Si con cada soprano pasó de una a dos horas, Nisenbaum estuvo mucho más tiempo con las personas que hacen posible la producción, como escenógrafos, maquillistas y los trabajadores sindicalizados, a quienes regresó a fotografiar en varias ocasiones desde septiembre de 2022 para su díptico.

Una rica composición con todo aquello que el público de la ópera no alcanza a ver detrás del escenario, con los paneles para el cambio de escenografía, el pequeño cuarto para los cambios de vestuario durante la función, las pantallas de operación y, a los lados, los palcos del teatro.

En el díptico, hecho de diferentes momentos, emerge su interés por la pintura abstracta que también ha sido parte de su práctica.

“Me encanta la pintura abstracta, la pintura pura, los colores. En el díptico estaba pensando un poco en un artista de Chicago, Roger Brown, con sus cortinas súper dramáticas, y hay muchas partes bastante abstractas de mi pintura hasta hoy”, explica.

Así como inventó los colores de los camerinos de las divas; ninguno era tal como lo pintó. Pensaba, eso sí, en la armonía entre los tres retratos de las sopranos y esas partes correspondientes a la abstracción.

“Me encanta pensar en las pinturas figurativas con ciertas ideas de abstracción”, señala.

El próximo proyecto de la mexicana involucra a una galería en Los Ángeles, en septiembre de 2024, pero aún es pronto para revelar los detalles, por ahora sigue imbuida en la ópera, ahora como espectadora y amante del género.

 

Texto y fotos: Agencia Reforma