
Ciudad de México, 30 de junio de 2025.- La coreógrafa y bailarina Nieves Paniagua (1934-2025), que consagró su vida a la danza folklórica, decía: “Yo no hago un trabajo antropológico porque tendría que dejar la danza, yo solo abro una ventana para que la gente indague más”.
Fallecida a los 91 años el pasado 30 de mayo, este lunes se le rindió homenaje en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes con una charla donde se trazó su biografía, aportes y se le brindó un minuto de aplausos.
Formada en la Academia de la Danza Mexicana, fundó en 1975 la agrupación que a partir de 1984 adoptó el nombre de Compañía Nacional de Danza Folklórica.
Una institución que, de acuerdo con Margarita Tortajada, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información (Cenidi) Danza José Limón, “ha atravesado todas las vicisitudes en tiempos de vacas flacas y de vacas gordas, con y sin apoyos”.
Promovió planes y programas para la formación de bailarines como primera directora de la Escuela Nacional de Danza Folklórica. También se reconoció su papel hacia la profesionalización de la investigación de artes escénicas dentro del INBAL desde el seminario de investigación folklórica.
Perteneció a la segunda generación de impulsores de la danza moderna nacionalista, pero además, ponderó Tortajada, Paniagua “a inicios de los 60 participó en el proceso de transición hacia la danza experimental y contemporánea”.
Aceptó dirigir la Academia de la Danza Mexicana, no sin reticencia, tras el cese fulminante de Josefina Lavalle por su apoyo al movimiento estudiantil del 68.
Se propuso darle más difusión a las tres especialidades de danza: clásica, contemporánea y folklórica, así como reestructurar y ampliar los planes de estudio y elevar el presupuesto de la academia para becas.
“Primero debió enfrentar el rechazo de una parte de la planta docente y luego, compaginar esa responsabilidad con el resto de actividades, pues en esa época era la encargada del programa de intercambio con las embajadas y de relaciones públicas del Departamento de Danza del INBA y maestra de danza en la escuela Héroes de la Libertad (fundada por Eva Sámano)”, expuso Tortajada.
El bailarín y coreógrafo Rodrigo González alabó el rigor con el que Paniagua conducía las investigaciones de campo para asegurar la autenticidad y respeto de las danzas tradicionales que presentaba la compañía.
Paniagua enfrentó los intentos de disolución de la agrupación, el pretendido cierre de su espacio de trabajo, la pérdida de subsidios y apoyos que amenazaron su existencia.
“Hasta el último día de su vida dirigió a la compañía y la compañía aquí está. Y no fue nada sencillo, tuvo que librar varias batallas (…) para que (la compañía) no desapareciera”, dijo González, director de La Infinita Compañía y colaborador de Paniagua por 20 años.
Ahora, dijo González, toca pasar la estafeta a las nuevas generaciones con ese mismo tesón y amor con el que lo hizo Paniagua.
La Compañía Nacional de Danza Folklórica se presentará en la sala principal de Bellas Artes con una gala el 24 de julio como tributo a Paniagua.
Agencia Reforma