16 enero,2018 12:07 pm

Éxito de Neza revela la decadencia de los partidos políticos

Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, 16 de enero de 2018. La populosa Nezahualcóyotl, una ciudad de un millón de habitantes, su lucha contra la inseguridad y la violencia representa una muestra de la decadencia de los partidos políticos en México, advierte el periódico estadounidense The New York Times.
En una amplio reportaje que reproduce este martes la Agencia Reforma, el influyente diario estadounidense destaca que si bien los cambios operados en Neza pueden seguirse hasta el jefe de la policía Jorge Amador, aunque la respuesta es mucho más amplia y compleja.
El diario publica: “Cuando le preguntamos a los politólogos que estudian la democracia estadounidense qué es lo que más les preocupa —y hay muchas cosas que les inquietan estos días—, su respuesta suele ser ‘los partidos políticos'”.
Es una situación que teníamos en mente cuando llegamos a Ciudad Nezahualcóyotl, en la zona metropolitana de Valle de México, que tiene un millón de habitantes y se ha separado de forma eficaz del sistema partidista mexicano.
Neza, como se le conoce, es un crecimiento urbano descontrolado de clase trabajadora. Sin embargo, también es una historia de éxito: mientras el crimen y la corrupción se han disparado a nivel nacional, en especial en las zonas aledañas a Neza, en esta población se han mantenido estables o incluso disminuyeron.
Cuando le preguntamos a los ciudadanos y funcionarios de Neza cómo lo habían logrado, todos mencionaron a Jorge Amador, el jefe de la Policía y quien parece, llegó al trabajo de casualidad después de haberse perdido camino a una reunión de profesores universitarios.
Amador, doctor en sociología y quien trabajó en temas de gestión del agua, impuso cambios de gran alcance, y en ocasiones excéntricos, que serían imposibles de llevar a cabo en prácticamente cualquier otro lugar.
Con la Dirección General de Seguridad Ciudadana Nezahualcóyotl, organizó programas de literatura y clases de ajedrez para los agentes, reestructuró la fuerza policial para enfatizar el involucramiento con la comunidad y despidió a más de cien oficiales sospechosos de corrupción o brutalidad.
Entonces, ¿fue Amador la clave del éxito de Neza? Después de pasar un tiempo ahí (y mucho tiempo con académicos mexicanos), llegamos a una conclusión diferente. O, al menos, a una más amplia: el secreto de Neza fue romper con el sistema partidista de México, lo cual hizo posible que Amador lograra realizar sus reformas.
Los partidos políticos del sistema mexicano están llenos de problemas. Son una combinación peligrosa de instituciones “superfuertes” integradas por pocos servidores públicos de carrera y, a la vez, sumamente débiles. Están infestados de corrupción, y abundan el clientelismo y el nepotismo. Tienen el poder para imponer lealtad a nivel interno, pero no para realizar funciones institucionales básicas.
“No hay una institución o agencia capaz de obligar a los partidos a cooperar y a ser honestos y justos, y ése es un gran problema”, dijo Joy Langston, una politóloga del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), un centro universitario y de investigación de la Ciudad de México.
“Pueden negociar reformas que los hacen aun más fuertes y que los distancian aun más de los votantes”, señaló. Esto quiere decir, explicó, que los partidos tienen muy pocos incentivos para pensar en las políticas que podrían ayudar a los votantes o para siquiera pensar en políticas públicas.
Neza es diferente. La gobierna el Partido de la Revolución Democrática y, aunque la mayoría de los gobiernos perredistas no son como Neza —también han visto repuntes en el crimen y la corrupción—, la representación local del partido le ha dado mayor libertad a Amador para erradicar la corrupción o para experimentar con reformas poco ortodoxas.
Sin embargo, el jefe de la Policía tampoco puede recurrir ante instituciones federales o estatales (que son del Partido Revolucionario Institucional, PRI) para alguna asesoría en políticas públicas. Así que está caminando sobre una cuerda floja sin que haya una red de seguridad por si cae. Además, no todas sus políticas han funcionado.
Después de años de probar cambios de manera relativamente silenciosa, Neza ha transformado a la policía y la sociedad sin un apoyo verdaderamente institucional, esto puede llegar a ser como querer escribir algo permanente en la arena.
“Este experimento es frágil”, señaló Guillermo Valdés, ex director de la agencia nacional de inteligencia. Establecerlo “ha sido un proceso tanto largo como lento”, que ha requerido tiempo y una libertad de la cual carecen la mayoría de los funcionarios mexicanos que están restringidos por el sistema partidista.
Por lo general, los expertos en vigilancia policial con los que hablamos, incluido Valdés, dieron buenas calificaciones a Neza.
Juan Salgado, académico del CIDE, afirmó que la ciudad había tenido un “gran éxito”, en parte por operar sin depender de organizaciones de la sociedad civil, varias de las cuales tienden a estar cooptadas por los partidos políticos establecidos.
Sin embargo, no todos están convencidos. Antia Mendoza, experta en seguridad que radica en la Ciudad de México, aseguró que los funcionarios de Neza no han demostrado que haya una relación entre las reformas de Amador y el índice delictivo. Además, considera que hay poca evidencia sobre si realmente están funcionando las redes comunitarias.
Neza dista de ser un oasis de seguridad. En agosto, el día previo a la entrega de premios para la Policía, nuestro fotógrafo visitó Neza y se encontró con que la glorieta principal estaba cerrada debido a una riña pública. Cuando pasamos un tiempo en el centro de comando de la Policía —el cual tiene decenas de pantallas de televisión que parecen nuevas y muestran tomas de cientos de cámaras callejeras—, los oficiales observaron con impotencia cómo los autos que participaban en una persecución pasaban volando por las pantallas.
No obstante, de algún modo, lo más importante podría no ser qué tan bien han funcionado las reformas de Amador, sino el hecho de que haya tenido el espacio para probarlas en primer lugar y de hacerlo durante un periodo de años. Hay pocos ejemplos de ese nivel de libertad, en particular para purgar la corrupción, en el diseño de las políticas públicas mexicanas. Eso es un gran problema para México, pues limita a los funcionarios en un momento de crisis nacional.
Para nosotros, esa fue la lección que nos llevamos de Neza: no la presencia de las reformas, sino la ausencia de las limitaciones a estas impuestas por los partidos políticos. Nos hizo percibir de manera diferente el resto de México, donde esas restricciones pueden llegar a ser sofocantes.
Nos hizo reflexionar también sobre los partidos tradicionales de Europa, los cuales tienen actualmente el índice de popularidad más bajo en años, lo que ha dado pie al ascenso de partidos alternativos o extremos más pequeños y menos profesionalizados. Nos puso a pensar en el crecimiento de los partidos populistas en todo el mundo, los cuales suelen rechazar a las instituciones y los expertos en políticas públicas por considerarlos élites secundarias arraigadas poco confiables. Y nos hizo analizar cómo los partidos estadounidenses han quedado como una sombra de sus versiones anteriores debido a la la polarización y a otros factores.
Los partidos políticos mexicanos son particulares a México y a su historia. Son legados del pasado revolucionario del país y de cambios recientes con la era de la alternancia después de setenta años de que un solo partido, el PRI, estuviera al mando. El grado en que están fracasando es excepcional. Pero las formas en que lo están haciendo no lo son.
Texto: Agencia Reforma / Saúl López, Cuartoscuro. Un bolero trabaja en las calles de la colonia Evolución en Ciudad Nezahualcóyotl.