12 diciembre,2020 9:53 am

Fallece el director Kim Ki-duk por Covid; fue protagonista de la nueva ola del cine surcoreano

El cineasta triunfador en los festivales de Berlín, Venecia y Cannes murió en Letonia, país europeo donde planeaba radicar

Riga, Letonia, 12 de diciembre de 2020. El director surcoreano Kim Ki-duk falleció por complicaciones de Covid-19, según publican medios como el diario letón Diena. El cineasta, de 59 años, se encontraba en Letonia, donde desde noviembre buscaba adquirir una vivienda para instalarse, cuando tuvo que ser ingresado de urgencia por Covid-19.

Kim Ki-duk se convirtió en uno de los cineastas más aclamados de Corea del Sur desde que comenzó su carrera cinematográfica a finales de los años 90, tras estudiar Bellas Artes en París. A principios de siglo fue uno de los máximos exponentes de la nueva ola de cine coreano que surgió en el país asiático.

La combinación de una milimétrica mirada autoral tras la cámara con tramas atrevidas e imágenes impactantes de sexo y violencia se convirtió en su principal seña de identidad ya desde películas tempranas como la brutal Crocodile (1996), primera en una larga colección de romances tortuosos y codependientes en los que el dolor emocional y físico era inseparable del amor.

Siguiendo una línea similar presentó en el Festival de Venecia La isla (2000), su cuarto largometraje. Además de fijar en las retinas de toda una generación de cinéfilos cierta escena con la anatomía de la actriz Jung Suh y un anzuelo de pescar, La isla fue el primer gran éxito de una filmografía que ya no abandonó un lugar destacado en los máximos certámenes internacionales de cine.

Después de un experimento adelantado a modas posteriores como Real fiction (también del 2000) y más dramas tan soberbios como sombríos –Domicilio desconocido (2001), Bad guy (2001), The coast guard (2002)–, el preciosismo zen pictórico de Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera (2003) granjeó nuevos fans a Kim Ki-duk en el momento más dulce y de mayor proyección de su filmografía.

A principios del año siguiente, con el relato de prostitución de Samaritan girl (2004) consiguió el Oso de Plata a la mejor dirección en el Festival de Berlín. A finales, la magnífica Hierro 3 (2004) le brindaba el León de Plata a la mejor dirección en el Festival de Venecia. Esta última acabaría por convertirse en una de sus películas más populares, tan responsable de alejarnos de los palos de golf como Funny games en su día.

Después de la explotación nuevamente budista-folclórica de El arco (2005), se puede decir que Time (2006) y Aliento (2007) iniciaron una nueva etapa en su filmografía, con argumentos cada vez más refinados e imágenes cortadas por el mismo patrón, cuyo recuerdo acababa diluyéndose por las grietas de un ritmo de creación incesante.

Años más tarde, Kim Ki-duk logró el mayor galardón de su carrera con Pietà (2012), una historia de incesto bien cargada de simbología cristiana y sexo explícito que se llevó el León de Oro del Festival de Venecia.

A partir de entonces, aunque su prolífico ritmo de creación no se pausó significativamente, sus siguientes largometrajes –Moebius (2013), One on one (2014), Stop (2015), The net (2016), Human, space, time and Human (2018), Dissolve (2019)– fueron relegados progresivamente al ostracismo, tornándose prácticamente invisibles tras su paso por festivales.

Polémicas dentro y fuera de la pantalla

El documental Arirang (2011), premiado en la sección “Un Certain Regard” del Festival de Cannes, sirve para hacerse una idea de los caminos oscuros por los que llegó a transitar la vida de Kim Ki-duk en esos años. Como si de un exorcismo terapéutico se tratara, el director cuenta cómo le afectó el casi ahorcamiento de la protagonista de su película anterior, Dream (2008), en pleno rodaje.

En 2017, cuando fue acusado de agredir a una actriz en el set de Moebius para que filmara una escena de sexo, otras tres mujeres salieron a la luz acusando de violación y acoso sexual en el pasado tanto al director como al actor Cho Jae-hyun, uno de sus protagonistas habituales desde Crocodile y La isla, también presente en Moebius.

Aunque Cho hizo un comunicado público de disculpas por su comportamiento, Kim negó los hechos categóricamente. Dos años después, un tribunal le ordenó pagar una indemnización por el ataque a la actriz, pero cerró el caso de acoso sexual por falta de pruebas. (Con información de Cinemanía).

Texto: Redacción