16 mayo,2023 3:18 pm

Fallece la poeta regiomontana Anna Kullick Lackner, autora de aforismos

 

Monterrey, Nuevo León, 16 de mayo de 2023. La escritora regiomontana Anna Kullick Lackner, poeta y autora de aforismos, murió ayer por complicaciones de salud. Tenía 63 años.

Le sobreviven su esposo Luis Mariano Montemayor y sus hijos Luis Mariano, Bryan y Luna Montemayor Kullick. La autora era prima de la también escritora Patricia Laurent Kullick, fallecida el 2 de noviembre del año pasado.

Nacida en Monterrey el 13 de enero de 1960, Kullick Lackner publicó los libros “Anaforismos”, “Háblame en la lengua de la ausencia”, “Las palabras no nacidas”, “El árbol que besaba”, “Annaforismos II” y “Annaforismos (1996-2018)”.

La poeta perteneció al grupo que comenzó a editar Papeles de la Mancuspia el 19 de mayo de 1994, y que integraron los escritores Patricia Laurent Kullick, Dulce María González, Malena Múzquiz, Héctor Alvarado, José María Mendiola y Julio César Méndez, entre otros.

De esta agrupación han fallecido Mendiola, en el 2013; González, al año siguiente, y Laurent Kullick, el año pasado.

Becaria del Centro de Escritores de Nuevo León y colaboradora frecuente de El Norte, Kullick Lackner escribió poemas que fueron incluidos en las antologías “International Poetry Festival”, “Maratones de Poesía”, “Versos Veraniegos”, “Verso Norte 2010”, “Lapidario. Antología del aforismo mexicano” y “Maternidades”. El más reciente fue “Aforistas mexicanos actuales”, editado por Hiram Barrios.

Su despedida iniciará hoy a las 12:00 horas en las Capillas Mariana Gayosso y concluirán mañana a la misma hora.

AFORISMOS

La peor cerveza sigue superando a la mejor de las aguas.

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Para la muerte, nada como vacacionar una semana con mis hijos. Al llegar a casa, resucito.

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Hoy amanecí con la sensación de un río muerto: arrastro en mi corriente el desenlace de las sinrazones.

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Querido Dios: ¿por qué nos diste fecha de caducidad y no algunos elementos acertados sobre el destino?

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¿Cómo estar abiertos al misterio de la muerte, si nuestros sentidos permanecen cerrados al misterio de la vida?

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Alguna vez leí que conocer, en hebreo, es sinónimo de amar. Tú me conoces en español, yo lo hago en hebreo.

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Tengo algunas noches en que el sueño se me va. Dos y treinta de la madrugada casi siempre. Apenas anoche encontré la fórmula para retenerle: he de susurrarle poemas nuevos al oído para hacerlo regresar al vientre.

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Llegué a Boston con un ojo y un oído tapados, lacrados. El oído se desvistió a los tres días. Mi ojo se desnudó ante la luz de un cuadro de Renoir.

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El miedo viene, va, regresa. Miedo al temor que no se vaya nunca.

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Cuando no puedo escribir, me pongo a limpiar la casa. Dulce dice que es histerismo; no sé, lo cierto es que mi casa es un espejo.

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Papá: cada vez que me besas, siento que me lanzas al olvido. Recuerdo que siempre quisiste una hija astronauta.

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A un gringo engreído y malhumorado:

– Cuando salgas de tu país, piénsalo dos veces. Si eres patriota, sacrifícate y no regreses.

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Dejen que cada hombre practique el sexo que conozca. A la mujer, déjenle hacer lo que pueda.

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Cada vez que me encuentro con algún amigo de la infancia, siento pena y arrepentimiento. Es como cuando vi “Cinema Paradiso” por segunda vez. Algo me robó su magia.

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Cuando he terminado de reír respiro hondo. Logré burlar al destino por un instante.

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La literatura me mueve. Me avienta a la calle tan pronto la luz del día.

Texto: Daniel de la Fuente / Agencia Reforma