31 julio,2021 10:26 am

Falta en el gobierno actual la autocrítica, señala el artista plástico Gabriel Macotela

“No puedes no participar en una realidad tan tremenda”, dice el creador, que se caracteriza por su compromiso con los movimientos sociales y la carga política que hay en su obra

Ciudad de México, 31 de julio de 2021. En la sala de su casa en la colonia Roma cuelga uno de sus primeros cuadros, una figura primitiva, con arena y barro, pintada bajo el influjo del francés Jean Dubuffet, el creador del arte bruto cuya obra descubrió por Gilberto Aceves Navarro, su maestro en la Academia de San Carlos.

“La pintura, para mí, además del lenguaje, está construida de la pintura de los demás. Sería muy extraño encontrar a un pintor que no haya partido de otro pintor”, dice en entrevista Gabriel Macotela, quien cumplirá 68 años el próximo 7 de agosto.

Hijo de un impresor y una pianista, quiso ser, en principio, arquitecto. “Fui muy malo para la escuela, me topé con la ciencia dura”, responde, aunque esa pasión se manifiesta en su obra.

“La pintura, la música y la arquitectura van juntas, en la parte constructiva y en muchos términos esenciales de su creación: el tiempo, la luz, el espacio, la atmósfera, el tono. La magia dentro de un espacio armónico”, define.

Macotela ha dicho que su obra es una mezcla de lo humano y las construcciones.

Y soñó también con ser trompetista de jazz, instrumento que ya tocaba en la secundaria. Incluso llegó a pisar el Conservatorio, pero no pudo con el solfeo.

“Qué bueno que te hiciste pintor, si no hubieras acabado de mariachi”, le decía su madre.

Pero nunca falta la música mientras pinta, y aún se reúne a tocar en privado con la banda Los Enemigos de Los Beatles.

De Macotela podría decirse que aún es el “guerrillero cultural” que fue de joven, como lo fueron el resto de los integrantes del Grupo SUMA, fundado en 1976, cuyo arte abstracto de gran carga política y disidencia alcanzó las calles y dominó la escena underground de entonces. Recorrían vecindades, parques y cantinas.

Ahí está también la semilla de su interés por el trabajo colectivo que ha sido signo de su práctica artística, como su pasión por la ciudad.

“Éramos como guerrilleros culturales, activistas desde jóvenes todos, de una izquierda difícil, como siempre. Es muy cuestionable la izquierda, ha cometido muchos errores y falta de autocrítica, ¿verdad? Falta en este gobierno eso: la autocrítica”.

Luego vendría La Ruptura. Encontró en Aceves Navarro y la mayoría de sus maestros de esa generación una postura crítica y activa. Hoy le resulta inconcebible como artistas se quedan cruzados de brazos. “No puedes no participar en una realidad tan tremenda”.

Para su generación, dice, el Museo de Arte Moderno, con Fernando Gamboa a la cabeza, representó una primera escuela para ver la gran pintura. “Había exposiciones increíbles, alucinantes; ponían (Willem) De Kooning y Dubuffet, imagínate; los latinoamericanos (Roberto) Matta, (Fernando de) Szyszlo”, rememora.

Como crucial, al comienzo de su carrera, fue su encuentro con las hermanas Pecanins: Tere, Ana María y Montse. Macotela vivía a dos cuadras de la sede de su galería, en el Edificio Condesa.

Sobre esos tiempos, recuerda que jugaba futbol en la cerrada del inmueble con su pandilla, los Friends Condesa, y también americano sobre el camellón de Mazatlán.

Aquellos condominios solían ser escenario de fiestas y palomazos, y él tocaba la batería y la guitarra.

Cuenta también que se armaban verdaderas batallas campales. “Siempre acabábamos a golpes los SUMA con los infrarrealistas; (Roberto) Bolaño era insoportable”, dice mientras suelta una carcajada. “Los infras eran terribles, pero nosotros no cantábamos mal las rancheras”.

En fin, que en los Edificios Condesa conoció a Yani Pecanins, hija de Teresa, quien se convertiría en su pareja durante 15 años. Una relación fundamental en su vida y como pintor. Eran muy jóvenes cuando partieron primero a Nueva York y luego a Barcelona y París. El artista Vicente Rojo fue el conducto para que conocieran a pintores catalanes mientras que la generosidad de su también colega Francisco Toledo les permitió sobrevivir en la capital francesa. Una solidaridad que también es un rasgo de Macotela, conocido por su bonhomía.

De regreso en México, en 1985, junto con el museógrafo Armando Sáenz, la pareja fundó El Archivero, epicentro del libro de artista, un hito en el país que sobrevivió una década en la Roma.

Con la misma idea de arte-objeto y libro-objeto, abrió posteriormente el Taller-Espacio Gimena y La Fábrica, llamado así por su hija y su fascinación por la estética de las ciudades y las fábricas, pensado como un espacio colaborativo.

Macotela ahora asume el sitio del maestro, de propiciar el descubrimiento tal como en él lo produjo Aceves Navarro. Es miembro fundador de la Fábrica de Artes y Oficios de Iztapalapa, la primer FARO que fue inaugurada en la gestión de Alejandro Aura como secretario de Cultura del gobierno capitalino de Cuauhtémoc Cárdenas. Además, viaja por los estados dando talleres.

“Nos toca apoyar a los jóvenes artistas, en un país de terribles recortes a la cultura que no deben ser”.

Macotela, el guerrillero cultural, sigue en pie de lucha.

“A dos años de este gobierno estoy asustado y preocupado”  

Gabriel Macotela siempre ha estado del lado de la izquierda. Le tocó el tránsito del Partido Comunista al Socialista Unificado de México, el PSUM.

“Creíamos en utopías, en la Revolución Cubana. Estábamos en contra de los dictadores de América Latina, que había muchos, éramos de izquierda radical”, rememora sobre su juventud.

Eran otros tiempos.

Macotela, eso sí, ha seguido abrazado distintas causas sociales, como el zapatismo, así como alzó la voz por la desaparición de los 43 de Ayotzinapa.

Protestó también contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de Gobierno, en 2005, y exigió el recuento de votos en la elección presidencial de 2006, cuando el hoy presidente perdió las elecciones contra el panista Felipe Calderón.

“Sé que la izquierda ha fallado y no acepta la crítica”, dice, francamente agobiado. “Creí en él (López Obrador), aposté por eso, pero a dos años de este gobierno estoy asustado y preocupado”.

Texto: Erika P. Bucio / Agencia Reforma