26 diciembre,2023 4:59 am

Fin de año difícil

Abelardo Martín M.

 

Todos los años se caracterizan por luces y sombras, alegrías y tristezas inherentes a la vida y el comportamiento humano, pero el 2023 se significará en la historia como el que sometió a Acapulco y a buena parte del estado a la prueba más difícil de toda su historia por la devastación provocada por el huracán Otis. Es un hecho que Acapulco ha sobrevivido a muchas pruebas, la más dura hasta ahora había sido el afán irresponsable de depredación que caracteriza muchas conductas humanas, pero nunca la naturaleza había sido tan agresiva con el bello puerto como en esta ocasión.

Con mucho trabajo y sacrificio, hoy Guerrero despierta de la pesadilla con ánimo renovado y una resiliencia probada. Al llegar la Navidad, en Acapulco y Coyuca de Benítez se cumplieron también dos meses desde el terrible paso del huaracán Otis, a partir del cual la región y el estado viven ahora una historia de supervivencia y recuperación. El fin de año, tan significativo siempre en el puerto, es la prueba de fuego en este sentido, pero ya sabemos de muchos elementos que empiezan a darle cuerpo a la nueva etapa de nuestro principal destino turístico.

La reapertura de 127 hoteles, uno de cada cinco de los que el meteoro dañara, así como el anuncio de que se llevará a cabo la Gala de Pirotecnia la Noche Vieja, y la puesta en marcha del operativo para dar seguridad a las carreteras del estado, permitirán por lo menos la posibilidad de recibir visitantes, una parte de los que cada año han acostumbrado acudir a las festividades en la bahía. De manera simbólica, el yate Bonanza, el único sobreviviente de las embarcaciones que hacían recorridos turísticos por la bahía, ha reanudado sus actividades luego de reparar sus daños, que en su caso fueron básicamente estéticos.

A más largo plazo, el hecho más relevante es la presentación por parte de la gobernadora de los nuevos Lineamientos para la Construcción en la Franja Costera del Estado de Guerrero, los cuales consideran requisitos que minimicen los efectos de las fuerzas naturales. El documento presentado a mediados del mes obliga a la actualización de planes de desarrollo y atlas de riesgos, con el fin de propiciar una adecuada gestión de éstos y una efectiva planificación urbana. Se ordena en el decreto el uso de materiales y procesos de construcción adaptados para soportar condiciones extremas, como vientos de alta velocidad, y la implementación de medidas de protección estructural en edificaciones, incluyendo persianas resistentes y sistemas de protección contra impactos, medidas que al aplicarse mitigarán los daños en caso de desastres naturales. En el caso de hoteles, hospitales, mercados y centros comerciales, se prevé la construcción de refugios de emergencia. Con ello se garantiza que hacia el futuro, la reconstrucción de la zona turística y en su caso los nuevos proyectos se ejecuten con cuidado del medio ambiente y previsión ante los cambios climáticos y los impactos de la naturaleza.

Entre el largo plazo y la emergencia que no ha terminado, queda aún un largo camino por recorrer. La lección ha sido dura, sin duda. Ojalá el resurgimiento de Acapulco y de Guerrero permita superar problemas como la debilidad y ausencia de gobierno, eficacia en el combate al crimen organizado y fortalecimiento de la sociedad.

Los apoyos de urgencia han empezado a fluir, lo cual aminora la situación precaria de las familias más pobres. Se han restablecido en el puerto y en Coyuca los servicios de electricidad y de agua potable. Sin embargo, cientos de miles de damnificados tienen todavía sus casas dañadas parcial o totalmente, y muchos de ellos han perdido sus empleos, sus fuentes de ingreso. Para colmo, la violencia criminal que nunca se fue, ha hecho su reaparición en la vida regional, como lo muestran los hechos de sangre que son de nuevo reiterados. El reciente cierre de una modesta pozolería se volvíó viral en días pasados, porque su dueña denunció que tiene que huir de Acapulco asolada por la delincuencia que hace unos días mató a su marido al no dejarse extorsionar, y ahora la persigue a ella, ante la indiferencia de las autoridades que debieran ser responsables.

En esos claroscuros termina el año funesto y estamos a punto de iniciar el siguiente.

A nivel nacional, las buenas señales se multiplican, con una economía sólida que ha crecido por arriba de los pronósticos, y una inflación a la baja, muy cerca ya de los objetivos fijados por las autoridades monetarias, con números récord en la creación de empleo y con el aumento sustantivo del salario mínimo y de los sueldos promedio que registra el Seguro Social entre sus afiliados. El Presidente de la República ha cumplido ya un quinquenio en el poder, e inicia el tramo final de su gobierno con la inauguración de muchas de sus obras emblemáticas, como los trenes Maya y Transítsmico, y el acueducto de la presa El Cuchillo II, que resolverá por decenios el problema del agua en la zona metropolitana de Monterrey, entre las más relevantes.

A la vuelta de la esquina está el final del gobierno del presidente López Obrador, caracterizado por el cambio no sólo de estilo, sino también de fondo en la relevancia a la recuperación de los sistemas de salud y educación como responsabilidades, irrenunciables, del gobierno.

De todas maneras habrá sobresaltos en los próximos meses debido a las campañas por la sucesión presidencial, junto a la cual se renovará el Congreso de la Unión, nueve gubernaturas, muchísimos congresos locales e innumerables presidencias municipales hasta sumar alrededor de 20 mil puestos gubernamentales de elección popular, sin contar, por supuesto, el propósito de que los cargos relevantes del Poder Judicial sean sometidos también al escrutinio público.

Ya desde ahora se advierte un ambiente ríspido y difícil que empeorará a medida que se acerque la jornada electoral. Pero ello es consustancial a los tiempos actuales, donde impera la posverdad y las noticias falsas como instrumentos de manipulación de la voluntad popular. El reto será que ésta se exprese libremente, y que el resultado de este ejercicio democrático sea reconocido y respetado por todas las partes. Lo cual se dice fácil pero no lo será tanto. Veremos.

Entretanto, les deseamos a nuestros lectores que hayan pasado unas felices fiestas navideñas, y que el próximo año les traiga mucha salud y prosperidad. Que sea de veras un feliz año nuevo.