4 diciembre,2017 10:56 am

Fortuna de 16 magnates mexicanos aumentó de 25 mil 600 millones a 142 mil 900 millones de dólares

Ciudad de México, 4 de diciembre 2017. – El número de multimillonarios en México no ha crecido mucho en los últimos años, pero su fortuna en conjunto ha aumentado de forma exponencial, pues en conjunto acumulan 142 mil 900 millones de dólares, de acuerdo con el informe Desigualdad Extrema en México, Concentración del Poder Económico y Político, del investigador Gerardo Esquivel Hernández.

Doctor en Economía por la Universidad de Harvard, así como profesor e investigador del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México, en donde ha colaborado desde 1998, Esquivel Hernández precisa que los 16 personajes más acaudalados de México concentraban en 1996 una riqueza de 25 mil 600 millones de dólares.

Integrante del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III, Esquivel hace otra precisión sobre la magnitud de la riqueza: en 2002, la riqueza de cuatro mexicanos representaba el 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), pero de 2003 y 2014 ese porcentaje subió al 9 por ciento. “Se trata de un tercio del ingreso acumulado por casi 20 millones de mexicanos “.

“Para darnos una idea de la magnitud de la brecha en México –observa–: para el año 2014, los cuatro principales multimillonarios mexicanos podrían haber contratado hasta 3 millones de trabajadores mexicanos pagándoles el equivalente a un salario mínimo, sin perder un solo peso de su riqueza”.

Para el doctor Esquivel, “las implicaciones de lo anterior no son sólo de índole social. Carlos Slim en la telefonía, Germán Larrea y Alberto Bailleres en la industria minera y Ricardo Salinas Pliego en TV Azteca, Iusacell y Banco Azteca han hecho sus fortunas a partir de sectores privados, concesionados y/o regulados por el sector público. Estas élites han capturado al Estado mexicano, sea por falta de regulación o por un exceso de privilegios fiscales”.

Uno de los investigadores mexicanos que da seguimiento puntual a la desigualdad social en México, advierte que “uno de los grandes problemas reside en que nuestra política fiscal favorece a quien más tiene. No es de ninguna manera progresiva y el efecto redistributivo resulta casi nulo. Por gravar consumo por encima del ingreso, las familias pobres, al gastar un porcentaje más alto de su ingreso, terminan por pagar más que las ricas.

“La tasa marginal del ISR—una de las más bajas de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)—, el que no haya impuestos a las ganancias de capital en el mercado accionario, y el que tampoco los haya a herencias, entre otras cosas; son ejemplos de cómo el sistema tributario beneficia a los sectores más privilegiados”.

De acuerdo con sus señalamientos, que se difundieron este fin de semana, la constante desigualdad y la captura política por parte de las élites tienen consecuencias económicas y sociales graves que resultan, además, excluyentes. El mercado interno se ve francamente debilitado. Ante la escasez de recursos, se recorta el capital humano y se pone en juego la productividad de los pequeños negocios.

“La política social asimismo ha sido un rotundo fracaso: al día de hoy, esa lógica de que el crecimiento se filtra de las capas altas a las bajas simplemente no ocurre en México desde hace décadas. Uno de los dolorosos ejemplos es el salario mínimo: si un mexicano percibe esta cantidad y mantiene a alguien, a ambos se les considera pobres extremos. La política salarial que en algún momento se concibió como mecanismo de contención inflacionaria, ya no tiene razón de ser. El salario mínimo mexicano está por debajo de los umbrales aceptados de pobreza”.

En cuanto a la magnitud de la desigualdad, Esquivel hace algunas observaciones fundamentales: “La reciente reducción de la desigualdad en México se ha atribuido a tres factores principales: a las remesas que reciben los hogares mexicanos de bajos ingresos (principalmente en zonas rurales); a la mejor focalización de algunos programas sociales (en particular Prospera, antes Progresa u Oportunidades); y a una menor desigualdad en los ingresos salariales”.

Pero, hace una acotación, si bien en México resulta innegable una mejoría en la distribución del ingreso entre los hogares que forman parte de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGHs), en la medida en que las encuestas en las que se basan estas estimaciones no capturen correctamente el ingreso de las personas en la parte más alta de la distribución, las cifras no reflejarán de manera certera el verdadero estado de la distribución total del ingreso en México.

“Otro problema con estas cifras reside en que la tendencia decreciente de la desigualdad no parece ser compatible con otros aspectos por demás conocidos de la economía mexicana. En particular, que en las últimas dos décadas han coincidido dos eventos dicotómicos: crecimiento del ingreso per cápita y estancamiento de las tasas de pobreza en el país. Esto sólo se explica si el crecimiento del ingreso se concentra en la parte superior de la distribución del ingreso, situación incompatible con la reducción de este aspecto de desigualdad”.

Así, explica, las discrepancias han dado lugar a múltiples demandas de acceso a fuentes de información alternativas para obtener mayor claridad de lo que realmente ocurre en las esferas altas de la distribución en nuestro país. A falta de información oficial al respecto, se ha optado por otros caminos: a saber, las declaraciones fiscales. Así, de manera indirecta, a través de métodos estadísticos, se obtienen estimaciones de lo que podría suceder en esa franja de la población —por demás inobservada—de México.

Y sobre la distribución de la riqueza en México, recuerda que no hay cifras oficiales pero sí algunas estimaciones no oficiales:

“El Global Wealth Report 2014 de Credit Suisse (2014), por ejemplo, señala que el 10 por ciento más rico de México concentra el 64.4 por ciento del total de la riqueza del país.10 El porcentaje se ubica alrededor del promedio del grupo de países incluidos en dicho reporte, aunque está ligeramente por encima del porcentaje del ingreso que corresponde a la misma población tanto en las cifras originales de la Encuesta de Hogares como en los datos ajustados.

“Por otro lado, un reporte de WealthInsight revela que en 2012 había en México 145 mil individuos con una riqueza neta superior a un millón de dólares (sin incluir el valor de su residencia habitual). En conjunto, sus riquezas ascendían a un total de 736 mil millones de dólares. Estos millonarios—representantes de menos del 1 por ciento de la población total—concentraban en ese año alrededor del 43 por ciento de la riqueza total del país”.

El reporte de Wealth Insight precisa que la riqueza de estos millonarios excede por mucho el promedio que corresponde a los millonarios de otros países, quienes concentran apenas el 29 por ciento de los recursos de sus respectivos países. El reporte asimismo señala que el número de millonarios en México creció un 32 por ciento entre 2007 y 2012; tendencia que contrasta, como el blanco y el negro, con la reducción de 0.3% a nivel mundial en ese mismo periodo, finaliza Esquivel.

Texto: Marco A. Durán / Fotos / Redes sociales