26 noviembre,2017 7:23 am

Fracasada la Gendarmería Nacional, ahora una policía fronteriza

El panorama de seguridad en México es alarmante: si se suman los homicidios dolosos del sexenio anterior y los cometidos durante los cinco años del gobierno actual, la cifra se aproxima al cuarto de millón. A esto se agrega la falta de una Ley de Seguridad Interior y el fracaso d la propuesta peñanietista de crear una Gendarmería Nacional que sustituyera a las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado. En este contexto, la Policía Federal anuncia la creación de una Unidad de Protección Fronteriza que asumirá las funciones ya asignadas a otras instancias de la propia PF

Jorge Carrasco Araizaga / Agencia Proceso
Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México.- A un año de que termine el gobierno de Enrique Peña Nieto y con la seguridad del país en su peor momento en décadas, la Policía Federal (PF) se prepara con el fin de crear un grupo que será destacado a lo largo de toda la franja donde la administración de Donald Trump proyecta levantar un muro que separe México de Estados Unidos.

Desde el pasado octubre, distintas divisiones de la PF han sido convocadas para que sus agentes se integren a lo que será la Unidad de Protección Fronteriza (UPF) y, antes de que termine el sexenio, asuman las funciones que hasta ahora tiene la División de Gendarmería.

La pretensión es que la UPF dependa de los coordinadores estatales de la Policía Federal en las entidades fronterizas del norte y sur del país, con énfasis en las que limitan con Estados Unidos.

Hasta ahora, las funciones de protección fronteriza de la PF están distribuidas entre las divisiones de Fuerzas Federales, Gendarmería y Seguridad Regional. De acuerdo con la estructura y organización de la corporación, las tres tienen que ver con la protección de las fronteras.

La Gendarmería incluso cuenta con un agrupamiento de seguridad fronteriza, mientras que Seguridad Regional tiene entre sus funciones la vigilancia de los cruces fronterizos y las Fuerzas Federales están facultadas para intervenir en zonas federales, incluidas las ubicadas en las fronteras, así como la vigilancia de las estaciones migratorias.

En el caso de la División de Fuerzas Federales, el llamado es para los agentes de las tres agrupaciones que la integran: la Coordinación de Reacción y Alerta Inmediata, a cargo del comisario jefe Gustavo Reyes Domínguez; la Coordinación de Restablecimiento de Orden Público, al mando del comisario jefe Marco Antonio Mendoza Ramírez; y la Coordinación de Operaciones Especiales, comandada por el comisario jefe Raúl Ávila Ibarra.

En un oficio fechado el 6 de octubre y cuyo contenido conoció Proceso, el titular de las Fuerzas Federales, Carlos Alfonso Tornero Salinas, dio a conocer los requisitos que deben cumplir los efectivos de esa división que quieran convertirse en policías fronterizos: además de pasaporte y visa vigente de Estados Unidos, deben tener por lo menos bachillerato, dos años de servicio y “preferentemente poseer conocimientos básicos en el idioma inglés”.

El proceso de reclutamiento es similar al que hizo la corporación al inicio del sexenio para crear la División de Gendarmería, luego del fracaso de Enrique Peña Nieto para remplazar a la PF con una Gendarmería Nacional.

Desde su campaña presidencial, Peña Nieto propuso que esa nueva corporación sustituyera también a los militares en el combate al narcotráfico y en las funciones de seguridad pública, las que han realizado de forma creciente desde el sexenio pasado, cuando el entonces presidente Felipe Calderón los mandó al frente de las tareas de seguridad.

Peña Nieto pretendía que la Gendarmería Nacional fuera un cuerpo civil con instrucción militar, pero todo se quedó en mera intención cuando los jefes del Ejército y la Marina se negaron a que el mando de la nueva corporación quedara en manos de civiles (Proceso 1970).

Para disimular el fracaso se creó entonces la séptima división de la PF, la Gendarmería. Ante la salida de los militares, no quedó más que reclutar a efectivos de las otras divisiones de la propia corporación, que se sumaron a los cadetes que recibieron una breve capacitación en la Academia de San Luis Potosí para convertirse en gendarmes.

Algo parecido está ocurriendo con miras a la creación de la UPF: la Policía Federal recicla a sus hombres con la promesa de mejores condiciones de trabajo como policías fronterizos.

Sin propuestas

La creación de una nueva unidad dedicada sólo a la vigilancia de la frontera contrasta con la falta de propuestas de la propia PF y de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) para modificar la política pública de combate a la delincuencia.

Los altos índices de violencia han sido el lastre del gobierno de Peña Nieto, como se lo hizo saber el Senado al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en su comparecencia del pasado miércoles 22.

En lo que parecía difícil de superar, respecto al saldo rojo de su antecesor, Felipe Calderón, el presidente Peña Nieto terminará su gobierno con cifras históricas de muertes violentas. Entre ambos sexenios, las cifras oficiales de homicidios dolosos alcanzarán prácticamente un cuarto de millón; 121 mil asesinados en el gobierno de Calderón y 114 mil en lo que va del actual, con un año todavía por delante.

El gobierno federal mantiene como logro que los índices no hayan mantenido su tendencia creciente, sino que se “estabilizaran” en las mismas cifras que dejó el gobierno anterior, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

Peña Nieto decidió concentrar en Osorio Chong las funciones de seguridad y de gobernación, tal como ocurrió en el régimen del PRI del siglo pasado. Desapareció la Secretaría de Seguridad Pública y la subordinó a la de Gobernación. Pero no le funcionó.

En manos del secretario de Gobernación quedaron el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y la CNS, que a su vez es responsable de las prisiones federales y de la propia PF. Pero los cambios fueron la constante en las áreas de seguridad. En cinco años la CNS ha tenido tres titulares, lo mismo que el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, mientras que la PF ha tenido dos, y el SNSP, cinco.

Y, al igual que Calderón, Peña fracasó en el intento de eliminar a las policías municipales y crear un mando único a cargo de los gobiernos estatales. La oposición en el Congreso contrapropuso un mando mixto para conservar los cuerpos municipales que han dado resultados. Pero el tema se empantanó porque el tema de las policías está relacionado con la impugnada iniciativa de Ley de Seguridad Interior.