16 junio,2023 5:33 am

Frida Kahlo

LA POLÍTICA ES ASÍ

 

Ángel Aguirre Rivero

 

Hace unos días sostuve una conversación en la Ciudad de México con el cineasta Eduardo Flores Torres, quien dirige el documental Frida para Disney Channel, y quien ahora impulsa junto con Liza, nieta de Johnny Weismüller, el documental Tarzán en Acapulco.
Pero quiero referirme en esta colaboración a Frida Khalo, una de las más poderosas testigos de los tiempos que le tocaron vivir, de transformación y de lucha.
Dicen que los genios son irrepetibles, tal es el caso de Frida Khalo. Frida pareciera ajustarse con triste simetría al concepto de intelectual atormentada. Una vida trágica, sobrellevada por medio de un talento fulgurante y un ideal inquebrantable, víctima a la vez que libertaria.
En El libro secreto de Frida, de F. G. Hagenbeck, editorial Océano, el autor refiere que algunos muchachos del vecindario donde vivía, se burlaban de ella ya que a los 7 años le detectaron la poliomielitis, y le llamaban ’Pajarito pata chueca’ “ya que al correr, daba pequeños saltos como si tratara de volar”, lo hacían al envidiar las aptitudes de Frida.
Mujer muy especial, de fuerte personalidad, como tuvo que ser, para superar severas limitaciones físicas, por su desinhibición sexual fue y es referente para el movimiento feminista.
Se dice que Kahlo tuvo amantes durante toda su vida: hombres y mujeres, aun cuando estuviera casada con Diego Rivera, hay quienes afirman que lo hizo como una defensa emocional ante las infidelidades de Diego o si fueron enamoramientos auténticos, eso nunca lo sabremos.
En cuanto a las relaciones sentimentales paralelas que Frida sostuvo durante el tiempo que estuvo casada con Diego, se ha dicho y escrito mucho, ella misma dejó testimonio de estas relaciones en su muy amplio trabajo epistolar, que intercambiaba con un abanico amplísimo de personas. Podría decirse que quizá la relación, aparte de Diego, que más ‘le movió’ sentimentalmente, fue la que sostuvo con el fotógrafo húngaro, afincado en Nueva York, Nickolas Murray. A este lo conoció en México y vio en sus múltiples visitas a Nueva York, luego mantuvo contacto con él hasta el final de sus días. La relación sentimental, sin embargo, terminó abruptamente cuando al volver Frida de París en el 39 haciendo escala náutica en Nueva York, se entera por parte del propio Murray que él sostiene ya una firme relación con otra mujer con quien planea casarse. Nick dejó un amplísimo registro fotográfico de su amante, primero, y luego amiga Frida. Sus fotografías a color más icónicas, fueron tomadas por él.
Entre las relaciones sentimentales que Frida mantuviera con otras mujeres, está la cantante sudamericana Chavela Vargas; así como Jaqueline Lambda, esposa del padre de surrealismo, el francés André Bretón cuando ella viajara a París a participar en la exposición Mexique en la galería Pierre & Colle y que tendría, además de pinturas de Frida, piezas prehispánicas y fotografías de Manuel Álvarez Bravo, la que pudiera ser más significativa. Aunque ellas se conocieron cuando Jacqueline viajó a México en 1938 acompañando a Bretón, quien impartiría una serie de conferencias sobre Surrealismo; y después, ella ya divorciada de André, también viajara a México acompañada de su hija Aube, tal parece que la relación íntima solamente sucedió en los meses de inicios de 39 cuando Frida esperaba en una fría París que llegara la fecha de inauguración de la expo.
La pintura de Frida era un testimonio de sí misma, de su vocación por lo mexicano, de su amor por Diego Rivera, de su precaria salud. Su magnífica obra le dio proyección artística y reconocimiento mundial.
Algunas de sus obras más conocidas son: Frida y Diego Rivera, 1931; La cama volando, 1932; Unos cuantos piquetitos, 1935; Autorretrato con monos, 1938; Las dos Fridas, 1939; Autorretrato con collar de espinas, 1940; Diego en mi pensamiento, 1943; La columna rota, 1944; El venado herido, 1946 y Mi familia, pintada en 1949.
Uno de los más grandes misterios de la historia del arte contemporáneo es la misteriosa desaparición del cuadro de gran formato (el más grande jamás pintado por Frida 121cms x 245cms) La mesa herida, que Frida hiciera en la época de su divorcio de Rivera (1939-40). En este describe lo que ella ve que será su vida sin Diego y retrata en torno a una gran mesa a los personajes más importantes de esta nueva etapa de su vida. Este cuadro, que vivió en la casa de Frida, en su estudio la mayor parte del tiempo pero también en el comedor, está retratado en múltiples ocasiones e incluso se exhibió con éxito en 1940 en la Exposición Internacional del Surrealismo. En 1953 Frida decide donarla a la Unión Soviética para formar parte de la colección de un nuevo museo en Moscú que pretendía exponer arte contemporáneo de naciones amigas. La última vez que se le vio fue cuando viajó a exponerse en Polonia, en 1955, primero en Varsovia y luego en Lodz. Está en el catálogo de la exhibición pero nunca más volvió a Moscú. Muchos historiadores, artistas y detectives se han dado a la tarea de encontrarla pues con los precios estratosféricos que ha alcanzado la obra frideana, se calcula que podría llegar a valer hasta 200 millones de dólares. Ya el tiempo dirá y esperamos vivir para conocer el misterio de La mesa herida y donde ha vivido todos estos años alejada del público.
Hoy la “Fridomanía”, es una tendencia que genera ventas por millones de dólares en todo el mundo, sin embargo, los derechos de comercialización están en litigio por los sobrevivientes de la familia Kahlo y la empresa que adquirió los derechos.
Khalo es sin duda uno de los personajes femeninos del país, más irresistible e irrepetible, por eso vive y vivirá en el inconsciente colectivo.
Todos estos atributos la convirtieron en un ícono de la cultura mexicana y trascendió fronteras, incluso hay quienes la consideran la segunda figura femenina en importancia, después de la virgen de Guadalupe.
Ella falleció en 1954 a los 47 años en la Ciudad de México. Ella había dicho antes que fue múltiples veces “asesinada por la vida”. Dos años después nuestra icónica Frida se reuniría en la otra vida con su amado Diego Rivera, quien pasó sus últimos días pintando los atardeceres de Acapulco en la Casa de los Vientos, en el Barrio de La Pinzona en Acapulco. Pero esa es otra historia de la que ya hablaremos.