15 noviembre,2017 10:43 am

Pescadores de Punta Maldonado, en peligro de perder su sustento porque la naturaleza ha cambiado

Decenas de hombres zarpan en sus lanchas al caer el sol y regresan en la mañana con los primeros rayos

Texto, foto y video: Lenin Ocampo Torres

Punta Maldonado, Cuajinicuilapa (Guerrero). – Don Genaro zarpa todas las tardes en un pequeño bote anclado en la playa de Punta Maldonado para buscar el sustento de su familia, “aunque la pesca ya no es la misma que antes”.

Pescador, de 78 años y con una agilidad de un adolescente, empuja las embarcaciones junto a decenas de sus compañeros que se alistan para salir al caer sol. “No hay de otra, tenemos que buscar para comer y ésta es la única forma que tenemos de ganarnos la vida”, platica mientras jala la cuerda para detener su bote.

Genaro de los Santos Silva al igual que la mayoría de los habitantes de Punta Maldonado, municipio de Cuajinicuilapa, vive de la pesca y la agricultura, todas las noches se interna en el mar del océano Pacífico en busca de sus presas, pero de un tiempo para acá todo ha cambiado.

“Hace 30 años la pesca era abundante, sacábamos diferentes tipos de pescados, langostas, moluscos; pero si vemos ahora la situación se ha ido escaseando”, revela don Amadeo Valdivez Pérez un viejo respetado de Punta Maldonado.

Don Amadeo tiene 72 años, es “negro de nacimiento” y estatura alta, cuenta que en sus buenos tiempos fue pescador y que desde 1963 se ha luchado para convertir en centro turístico y pesquero esta bahía “aunque el gobierno no los escucha”.

“Hemos visto cómo la situación de la naturaleza ha cambiado, anteriormente la siembra era productiva, no necesitábamos líquido, ahora hay que meterle fertilizante a todo lo que se siembra; cuando no se pierde la cosecha por la sequía, se viene un aguacero y nos echa perder todo”, expresa.

Para don Amadeo hay dos situaciones, cuando hay producto lo compran barato, cuando no hay se encarece “¿cómo reponemos nosotros la situación de que siempre los gastos van por encima de la producción?”.

“La actividad fue abundante en el 85: pescado, langosta, molusco; pero si vemos ahora la situación, se ha ido escaseando, se ha ido agotando la pesca”, comenta con decepción.

“Ha sido una situación difícil, ojalá el gobierno nos escuchara y esto se convirtiera en un centro turístico, sería la única manera de que se abran fuentes de trabajo permanente, para que nuestros hijos o nuestra familia no se vayan a otros países, como a la frontera del norte en busca del trabajo para el sostenimiento de la familia, queremos que aquí tengamos esa oportunidad”, finaliza el viejo pescador que luce un sombrero de vaquero.

Punta Maldonado se encuentra a 30 minutos de Cuajinicuilapa, es una pequeña bahía adornada por palapas y de olas tranquilas. Hay al menos mil habitantes y la mayoría vive de la pesca, algunos son propietarios de las lanchas; otros pertenecen a una cooperativa y varios son asalariados.

Diego Mayo, un joven con 10 años de experiencia en el mar, se queja de que “no hay turismo, sólo en diciembre todo esto se llena”.

La mayor parte de los visitantes son de las zonas cercanas, principalmente de Ometepec y Cuajiniculapa, “es poca la gente que viene” de otros lados del país.

Los precios del pescado varían, parece un asunto de bolsa de valores, hay veces que es bien pagado y hay veces “que ni nos alcanza, un kilo de pez sierra nosotros lo vamos dando en 15 pesos y el patrón lo vende a 60, ahora imagínese el precio que llega al mercado”, revela Mayo cuando ya está a punto de subir a la lancha para perderse toda la noche en mar abierto, sin las mínimas medidas de seguridad y con la esperanza de volver a tocar tierra el día de mañana con los primeros rayos del sol.

Punta Maldonado o El Faro

Cuajinicuilapa es uno de los 81 municipios del estado de Guerrero. La mayoría de la población es afrodescendiente y desde hace algunos años están luchando por ser reconocidos como la “tercera raíz” en México.

En este municipio se encuentra Punta Maldonado o El Faro, como comúnmente lo conocen debido a que “en esta punta está un fanal de acetileno (ahora prende con baterías de carro), de regular alcance, que previene a los navegantes del peligro de los arrecifes” explica el antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán en su libro Cuijla.

En el mismo libro publicado en 1958, el escritor de origen veracruzano menciona un testimonio de un personaje que se llama “Tío Nico” al quien describe como un “empírico geógrafo” y da el dato histórico de que anteriormente la comunidad se llamaba Punta de Cuahuitlán, después La Escondida y al final Punta Maldonado.

Se encuentra en una zona sísmica. Frente a la Placa de Cocos y constantemente el Sismológico Nacional informa de movimientos telúricos en la zona. Los pobladores cuentan que en el último terremoto con epicentro en Oaxaca (7 de septiembre de 2017) “el mar se hizo para atrás y dejó al descubierto la playa, después regresó con fuerza y nos quitó 200 metros de playa, aún no se ha ido”.

La mayor parte de las mujeres se dedican al hogar y algunas a atender las enramadas que se encuentran en la orilla de la playa. Los hombres son pescadores, agricultores y “vaqueros” que se dedican al ganado.

Vaquero es un mote que les agrada, muchos de sus antecesores negros fueron ocupados por los españoles para llevar ganado a otras partes a vender y hoy varios de ellos son ganaderos, producen leche y queso de prensa.

No se sabe desde qué época se dedican a la pesca, hay datos históricos que ubican a los primeros negros pescadores en la Barra de Tecoanapa, municipio de Marquelia, que fue uno de los primeros desembarcaderos.

En el trabajo La Pesca Ribereña de Guerrero, escrito por Rosa María Gutiérrez y Esteban Cabrera, mencionan que en Cuajinicuilapa “su zona de pesca es la parte más extensa de la plataforma continental de Guerrero y se localiza frente a la región de Punta Maldonado con una extensión de 34 kilómetros, contrastando con lo angosto en toda la plataforma del estado” abarcando de la bahía de El Faro hasta los límites de Oaxaca.

La investigación publicada en el 2012 por el Instituto Nacional de Pesca, informa que para ese tiempo se pescaba “huachinango, pargos, jurel, ronco blanco, sierra, robalo, boba, corvina y langosta”.

En Cuijla, Aguirre Beltrán expone que a mediados del siglo pasado la gente pescaba pez espada y era poco apreciado, sin embargo, les servía “a las mujeres para fabricarse peines y peinetas”.

Hoy los pescadores de Punta Maldonado señalan que la mayoría de las especies han emigrado, “la pesca no es la misma de antes” y ante los cambios de la naturaleza se encuentran preocupados de perder el único sustento que los ha mantenido por siglos.