Es el primer bailarín nacional que consigue el prestigioso reconocimiento en Suiza, al quedar en un inédito empate con el español Millán de Benito
Ciudad de México, 6 de febrero de 2023. Fue a la competencia más prestigiosa de danza dispuesto a disfrutar el momento y dar todo de sí… y ahora es el primer mexicano ganador del Prix de Lausanne 2023.
Así, el nombre de Fabrizzio Ulloa Cornejo, de 16 años, quedará escrito con letras de oro en esta justa internacional, que celebró este sábado sus 50 años.
“Casi me desmayo, estaba en un momento de shock porque era algo que siempre soñé y siempre lo llevé a la ligera y nunca pensé que iba a pasar en verdad”, dijo el originario de Monterrey, Nuevo León, en entrevista telefónica desde Suiza.
“Dije: ‘No gané premio del onceavo al segundo (lugar), entonces no lo voy a ganar’. Y luego empezaron a decir que era un premio especial porque había sido un empate por el primer lugar”.
El joven, estudiante de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey y de intercambio en el Ballettschule Theater Basel –de Suiza–, comparte la medalla de oro junto con su amigo, el español Millán de Benito. Es la primera vez que sucede un empate.
“Las primeras palabras fueron (entre ambos, tras el empate) ‘¡hostias, tío, lo hemos hecho!’”, recordó, entre risas. “Yo le dije: ‘Estoy tan feliz por ti’”.
Los bailarines Edwin Mota y Fernando Mora Carrillo habían sido, hasta este momento, los mexicanos que llegaron más lejos en el Prix, en las finales de 1985 y 1993, respectivamente.
Ulloa Cornejo participó en la Categoría A Varonil (de 15 a 16 años), pero una vez que fue seleccionado para las finales se eliminaron las categorías y géneros. Compitió contra 21 seleccionados de 11 nacionalidades.
Sus variaciones fueron Flames of Paris, en la categoría de Danza Clásica, y Yügen, en la división Contemporánea. Su entrenador fue Francois Petit.
“Me sentí súper orgulloso de haber representado a México, me sentí que pude abrirles las puertas y que los mexicanos sí podemos hacer cosas”.
El Prix de Lausanne es todo un acontecimiento para el mundo de la danza, que tuvo sus orígenes en una competencia local en 1973. Desde ese tiempo, ha sido un trampolín para las jóvenes promesas dancísticas, entre los 15 y 18 años, que se preparan para una carrera profesional en la disciplina.
El sueño de Fabrizzio es pertenecer al Royal Ballet o la Compañía de Ópera de París.
“Si alguna vez yo pudiera llegar a bailar ahí sería un sueño cumplido, porque es algo que siempre he querido y sí, estoy muy feliz que tengo esta oportunidad que me va a abrir puertas”, agrega.
Texto: Elena S. Gaytán / Agencia Reforma
