A través de hechos reales, recrea diálogos y reuniones de Guevara de la Serna en México, donde conoció a Fidel y Raúl Castro
Guadalajara, Jalisco, 31 de agosto de 2021. Antes de ser guerrillero, revolucionario y convertirse en un icono universal, Ernesto Guevara de la Serna (1928-1967) vivió en México.
Aquí, el médico argentino tuvo amistades importantes y aunque fue una época fundamental en su vida, ha sido poco documentada, advierte Juan Patricio Riveroll, autor de Al Filo de la Revolución (Martínez Roca, 2021).
El escritor y cineasta ya había explorado ese periodo en la vida de El Che, sabía que había pasado por el país, pero empezó a profundizar en los detalles de su estadía.
Buscó bibliografía en torno a Guevara de la Serna en esa época, había algunas biografías que hablaban levemente del tema, pero no encontró mucho. Decidió investigarlo y contarlo él mismo.
“Era un libro que yo sentía que faltaba, así que decidí escribirlo y en el camino encontré a personajes increíbles como Hilda Gadea, que es la pareja de El Che y que tiene una hija acá en México, también está Alberto Bayo, de la vieja guardia militar española, son un par de maestros en la vida de El Che que me dio mucho gusto rescatar”, describe el autor de los libros Punto de fuga (2014) y Fuegos artificiales (2015).
A través de hechos reales, Riveroll recreó diálogos y reuniones de Guevara de la Serna en México. El médico llegó a tierras aztecas tras la intervención armada de la CIA en Guatemala, en 1954.
Encontró trabajo como fotógrafo, guardia de seguridad y vendedor con el objetivo de reunir dinero para viajar a China o Europa, pero la Ciudad de México le ofreció posibilidades interesantes, así que decidió cambiar sus planes.
“Gran parte de lo que sucede en la novela son hechos reales, la parte de ficción son detalles poco transcendentales, me invento un par de episodios, pero que no son trascendentales en la vida de los personajes, los diálogos son la mayoría inspirados del libro de Hilda Gadea, y también me basé en varias conversaciones que también escribe Alberto Bayo en uno de sus libros”, advierte el cineasta, director de los largometrajes de ficción: Ópera (2007) y Panorama (2013).
“El territorio mexicano funciona como hilo conductor, este lugar en donde los exiliados se sienten libres, en ese momento El Che no era El Che, era un médico bastante anónimo.
“México le gustaba mucho porque era un aficionado a la arqueología, le encantaba visitar las zonas arqueológicas, de las culturas antiguas, de hecho en su luna de miel, después de casarse con Hilda, hicieron una gira por las ruinas mayas, además había un movimiento cultural muy interesante que le nutre bastante, pero su formación viene a través de su relación con Hilda y con Alberto Bayo”, describe el autor.
Riveroll recuerda que en México, Guevara de la Serna se encontró y enamoró de la economista peruana Hilda Gadea, quien lo introdujo a los círculos políticos e izquierdistas.
Fue en México en donde se casó y tuvo una hija, fue en este país que conoció a los hermanos Fidel y Raúl Castro, en ese momento exiliados de Cuba, con los que en 1956 emprendería un viaje a la isla caribeña para empezar el movimiento de la Revolución.
“Creo que El Che tiene mucho que decirnos ahora, siempre se van a necesitar personas como él; él sacrificó su vida por los demás, pudo haber tenido una vida burguesa como médico, en cambio arriesgó su vida, terminó muerto por sus ideales”, concluye Riveroll.
Texto: Rebeca Pérez Vega / Agencia Reforma
