1 marzo,2023 5:19 am

Hacia dónde va el mundo tras la invasión rusa de Ucrania

Gaspard Estrada

(Segunda parte)

 

La guerra en Ucrania ha transformado las relaciones internacionales más profundamente que cualquier otro acontecimiento desde el final de la Guerra Fría en 1989. En Europa la mentalidad de paz ha dado paso a una conciencia naciente de que el poder militar es necesario para lograr la seguridad del continente europeo. Sin embargo, esta realidad fue difícil de aceptar, después de décadas de construcción de la Unión Europea, y de la creencia que los intercambios económicos, el comercio y la interdependencia eran las mejores garantías contra la guerra. Esta situación ha sido todavía más dura en países como Alemania, que habían construido su modelo de desarrollo económico en base a la importación de energía a bajo costo de Rusia, y a la exportación de productos semifacturados hacia China.

Hoy en día, el mundo está en pleno proceso de desacoplamiento a nivel económico, en particular entre los países occidentales y Rusia. Desde antes del inicio de la invasión, los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de algunos países aliados de Washington, como el Reino Unido, habían diseñado una serie de sanciones económicas a aplicar a Rusia, en caso de que Putin invadiera Ucrania. Este hecho era posible tras lo sucedido en 2014, cuando Rusia anexó Crimea sin que ninguna potencia occidental reaccionara. Ahora que la evidencia obtenida por los servicios de inteligencia apuntaba a una invasión de Ucrania, los países occidentales pudieron reaccionar a tiempo e impusieron sanciones desde el segundo día de la invasión. Eso permitió, sin duda alguna, que Rusia no dispusiera del momentum necesario para conseguir decapitar al gobierno de Volodymyr Zelensky en las horas que siguieron la invasión.

Pero conforme pasa el tiempo, las posiciones de los gobiernos han ido evolucionando. Esta situación es particularmente visible en la Unión Europea, en donde se debate el cómo navegar en medio de las tensiones entre los Estados de primera línea que buscan la derrota total de Rusia y aquellos, como Francia y Alemania, que se inclinan por una solución que mezcle la victoria militar con una salida político-diplomática. Los Estados Unidos también tendrán que pasar por una elección presidencial en 2024 que alimentará la ansiedad de la comunidad internacional sobre si Washington mantendrá el rumbo en caso de una eventual alternancia hacia la derecha republicana.

En cambio, hay algunas realidades que han evolucionado desde el 24 de febrero de 2022 y que ya no cambiarán. Si antes de la primavera de 2022, varios países europeos, como Francia, criticaban abiertamente la orientación estratégica de la OTAN (según varios periodistas, se trataba de la existencia misma de la organización), la razón de ser de esta alianza político-militar ha sido puesta al día de nueva cuenta. Por ejemplo, Finlandia y Suecia, que durante décadas habían hecho de su neutralidad uno de los principales ejes de su política exterior, decidieron adherir a la OTAN (sólo falta la ratificación de Turquía para que este deseo se concretice). Por su lado, Suiza, de manera progresiva, ha pasado a enmendar su tradicional política de neutralidad, al congelar las cuentas bancarias de numerosos empresarios y oligarcas rusos, aunque según varios medios de comunicación, todavía mucho dinero ruso sigue circulando libremente en ese país.

Pero es sobre todo a nivel militar que las cosas han cambiado. En Alemania, el canciller Olaf Scholz anunció una inversión de 112 mil millones de dólares en sus fuerzas armadas. Y naciones como Francia, preocupadas por la dependencia militar de Europa de Estados Unidos, esbozan una autonomía estratégica de Washington. De la misma manera que Berlín, París ha anunciado un aumento sin precedentes de la inversión plurianual en materia de gasto militar, en particular para restablecer las capacidades operativas de la fuerza aérea, de la artillería, así como de la guerra espacial y cibernética. ¿Estas inversiones serán suficientes para garantizar la autonomía estratégica de Europa? Es todavía demasiado temprano para saberlo. Por el momento, la guerra –y su insoportable número de muertos– continuará.

 

* Director Ejecutivo del Observatorio Polí-tico de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

 

Twitter: @Gaspard_Estrada