2 diciembre,2018 6:26 am

Humilde familia de Acapulco mueve las redes con su visita al ostentoso Los Pinos

Un contingente de acapulqueños distribuidos en tres camiones fueron parte de los primeros visitantes de la otrora Residencia Oficial y destacaron por su entusiasmo por la recuperación del espacio para el pueblo.
Ciudad de México, 2 de diciembre de 2018. Agricultores, amas de casa, profesionistas y menores de edad quedaron asombrados tras conocer la que fuera la Residencia Oficial del ex presidente Peña Nieto; algunos aprovecharon la visita para reclamar los saqueos al erario y la opulencia en que viven los funcionarios públicos.
Yolanda Guía, ingeniera agrónoma de Salamanca, Guanajuato, se ajustó los lentes negros para caminar entre los asoleados senderos de Los Pinos y cuando quiso buscar alguna cuchara que utilizó el ex presidente decidió retirárselos.
Quería conocer, al asomarse a la cocina de la casa Miguel Alemán, los cubiertos del anterior mandatario o de su familia, de quienes comen bien, al contrario de ella, desempleada y sin alimento seguro. No encontró ni una cuchara y eso atizó su indignación.
“¡Se llevaron todo! (…) Ya no queremos eso: mi abuelo, mi mamá, mis hermanos, mis sobrinos. ¡Cuatro generaciones en la ignorancia y en la miseria por la mentira, el robo y la corrupción!”, se enfadaba la mujer.
Los lentes oscuros le cubrían, además de los ojos, la rabia que transmitía su voz enardecida.
La apertura, ayer, de la Residencia Oficial de Los Pinos como recinto cultural gratuito para el pueblo de México –promesa de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador–, indignaba y consolaba a la vez.
“Aquí está el dinero que nos han robado”, lamentaba Eugenia, ama de casa de la colonia Héroes de Guerrero, en el valle de La Sabana, en Acapulco, quien acudió con un contingente del puerto repartido en tres camiones.
Se reunieron en la puerta de Los Pinos para corear, antes de su apertura pública a las 10 horas: “Es un honor estar con Obrador”.
El jubiloso estruendo acapulqueño se repitió en las escalinatas de la casa Miguel Alemán y en los descansos de la residencia, como si a fuerza de voces marcaran el territorio: más alto el grito, más propio el espacio.
Eugenia se desprendió del grupo para descansar y, mientras lo hacía, miraba atenta los jardines, como antes observó muebles relucientes, lámparas de cristal, cuadros de Luis Nishizawa, libros portentosos en tamaño –del escultor Sebastián, por ejemplo– sobre mesas de sala.
“Están descuidadas”, advirtió sobre las plantas. “No las han podado como deben; con unas tijeritas podrían hacerlo, como yo acostumbro, y lucen frondosas. También las cortinas de la casa estaban sucias”, señaló.
Pero las “chicas” de azul, como conocían en Los Pinos al personal de intendencia, por su uniforme marino, se esmeraban ayer en la limpieza, no solo del lugar: también la reputación del ex presidente Enrique Peña Nieto y de su esposa Angélica Rivera.
“Siempre nos saludaban, fueron muy respetuosos, nos trataron muy bien”.
La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, informó que el nuevo centro cultural recibió este sábado a 30 mil personas. Varios ingresaron al recinto aún con maleta de viaje en mano, como Luis y Ana Patricia González, procedentes de Apatzingán, Michoacán, quienes accedieron tras una fila de dos horas.
“Venimos porque sabemos que es un momento histórico, que será recordado por mucho años. Este es el resultado de muchas luchas y se cumplió el sueño de que ganara la izquierda”, celebró Luis, agricultor de oficio.
“El recinto es de todos los mexicanos y nada más unos cuantos lo gozaban”, comentó Ana Patricia, empleada de la clínica del ISSSTE de Apatzingán, donde la corrupción –denuncia– no permite que le reconozcan su especialidad como enfermera de urgencias.
“Tengo papeles y me tienen relegada en un área de consulta externa. Espero que con el licenciado Obrador acabe con la corrupción y la venta de plazas, y que las cosas cambien para nuestro bien”, acusó.
El programa cultural que incluyó, durante toda la jornada, la actuación de agrupaciones del Sistema Nacional de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura –lo mismo repertorios clásicos que populares– fungió como bálsamo para quienes comparaban el tamaño del guardarropa –vacío– de la familia Peña con las dimensiones de sus viviendas, o contaban los más de 30 enchufes para aparatos electrónicos en la habitación del ahora ex presidente, en la casa Miguel Alemán.
“¡Eran ricos!”, gritaba sorprendida una niña que danzaba entre cortinajes, alfombras, muebles revestidos de piel, obras de arte, esculturas y lustre por doquier.
“¿Y seguirán siendo ricos?”, le preguntó a su mamá.
“Sí, hija”, la tranquilizaba. “Aunque ya no nos seguirán robando”.
Texto: Yanireth Israde, Agencia Reforma / Foto: Pie de Página
https://suracapulco.mx/2018/12/01/toman-ciudadanos-los-pinos/