23 febrero,2021 5:32 am

Identidad nacional y machismo en tiempos del Covid-19

Abelardo Martín M.

 

Uno de los grandes beneficios que ha traído la pandemia del Covid-19 es el reposicionamiento de los auténticos valores personales, familiares y sociales. Los largos meses de confinamiento provocaron irremisiblemente largas y profundas reflexiones acerca de las grandes interrogantes de la vida: ¿quién soy, dónde estoy, adonde voy?, sea en singular o en plural si la pregunta se plantea como sociedad toda.

Se descubrió, en primer lugar, la sinrazón de una irrefrenable y vertiginosa carrera hacia quién sabe dónde, porque el capitalismo liberal y el neoliberalismo, produjeron la idea de que la competencia de todos contra todos, era una auténtica vocación humana, ahora desmantelada. Otro gran descubrimiento es que las prioridades de salud, educación y bienestar están por encima, sin duda alguna ya, de las frías estadísticas de crecimiento económico, individual, colectivo o como países. Las principales potencias, con todo y sus avances indiscutibles, demostraron la enorme fragilidad de sus sistemas de salud, especialmente los Estados Unidos que construyeron mecanismos financieros, seguidos por México, que nada tienen que ver con el verdadero bienestar físico y mental de los ciudadanos.

Otros muchos temas quedaron al descubierto y destaca, por lejano que parezca, el reforzamiento de la idea de la identidad, tanto a nivel familiar como a nivel social y, especialmente, nacional. En esta época, el nacionalismo recobró espacios entre los valores a los que el ciudadano debe honrar, mantener, preservar, pues forman parte de esa gama de principios que dan fortaleza e identidad.

Después de septiembre, febrero es el mes de mayores celebraciones ligadas a la historia de nuestro país, podríamos decir que es el segundo mes patrio.

La primera de estas celebraciones en el calendario es el aniversario de la promulgación de la Constitución Política, el día 5.

El 9 se conmemora la llamada Marcha de la Lealtad, con la que los cadetes del Heroico Colegio Militar protegieron en 1913 al Presidente Francisco I. Madero.

El 10 se celebra el Día de la Fuerza Aérea Mexicana, día en que también tiene lugar el aniversario del Abrazo de Acatempan, con el cual se selló el pacto con el que se dio lugar a la Independencia de México.

El 14 de febrero es efeméride del fusilamiento de Vicente Guerrero, quien fue designado Presidente de la República por el Congreso y meses más tarde derrocado. El 19 de febrero es el Día del Ejército y el 22, conmemoramos el asesinato de Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, ordenado por el usurpador Victoriano Huerta. Finalmente, el 24 de febrero celebramos el Día de la Bandera, instituido al calor de la lucha por la independencia, y una de las más antiguas tradiciones cívicas de nuestra nación.

Atacado por el Covid-19, la convalecencia en aislamiento del Presidente Andrés Manuel López Obrador le impidió acudir a la ceremonia conmemorativa de la promulgación de la Constitución, en Querétaro, donde lo representó la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Sí pudo, en cambio, encabezar la celebración de la Marcha de la Lealtad, la semana siguiente, y a partir de ahí hacerlo en el resto de las fechas cívicas. Incluso, con motivo del Día de la Fuerza Aérea, realizó el primer vuelo que aterrizó en una de las nuevas pistas del Aeropuerto Felipe Ángeles, en los terrenos de la antigua Base Militar de Santa Lucía, y regresó ahí en el Día del Ejército, para inaugurar las nuevas instalaciones militares adyacentes a la terminal aérea.

En el año actual, febrero ha sido además testigo de momentos relevantes en la vida nacional. Hace un año a finales de este mes tuvimos el primer contagio en el país del Covid-19, y luego de la historia que todos conocemos de enfermedad y muerte, en este mes se inició la vacunación masiva a la población en contra del virus, empezando, como es natural, con la población de adultos mayores, para lo cual se calendarizó primero a los municipios de mayor lejanía y marginación, y en la Ciudad de México a las alcaldías con similares características.

Por supuesto, también en Guerrero comenzó el proceso de inmunización a los ancianos, para lo cual se destinaron más de 25 mil dosis en los municipios de Tlalchapa y Zirándaro, en la Tierra Caliente; en la Costa Grande en el municipio de Coahuayutla, y en la Región de la Montaña en Tlapa, Malinaltepec, Huamuxtitlán, Xochihuehuetlán, Tlacoapa y Zapotitlán Tablas. Ya antes, durante enero, se había inoculado a la comunidad médica y paramédica del estado.

En las semanas siguientes, si es posible garantizar el flujo continuo de los lotes, el operativo se podrá extender al resto de los municipios para la población más vulnerable, y luego para el resto de los habitantes de la entidad.

Entretanto, el ambiente político se calienta por el cada vez más próximo proceso electoral mediante el cual elegiremos al nuevo gobernador, al Congreso local, ayuntamientos y a la diputación federal.

En la elección guerrerense se han centrado las miradas de todo el país, porque por un lado el candidato de Morena, Félix Salgado Macedonio, que acumula un dilatado margen de preferencias populares, pero por otro lado ese mismo personaje es acusado y atacado de cometer toda suerte de violaciones y abusos contra mujeres, aprovechando para generar un amplio movimiento feminista de rechazo a su candidatura, especialmente en el Valle de México, lo que cimbra día a día su candidatura y alienta las esperanzas de los demás partidos PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano y de distintos candidatos que se atusan los bigotes a la espera del suculento platillo que sería el que Morena sea obligado a cambiar su candidato, con el desgaste natural que ello implica.

Salgado Macedonio es, sin duda, un candidato con gran arrastre y mucho trabajo con la población de Guerrero, pero todas sus debilidades han sido aprovechadas políticamente en su contra en una campaña perfectamente orquestada desde el centro y con la gran simpatía, infortunadamente para él, de una abrumadora mayoría de movimientos y personajes de las causas feministas que están a punto de convertirlo en el ícono perfecto del machismo más ortodoxo y crudo. Un tema que sin duda crecerá con el paso de los días.

Aunque el Covid-19 se mantendrá como el factor principal de todo lo bueno y lo malo que ocurra al estado y al país, electoralmente significa un tema inevitable tanto para quienes pretendan exacerbar el ánimo de los electores, como de parte del gobierno que exaltará, sin duda, la forma como se evitó una catástrofe mayor. Lo cierto es que, tanto en lo electoral como en todo lo que ocurre en la vida nacional, destaca el gran cambio en la atención primero a los pobres, con la reestructuración de programas de salud, educación y bienestar. Se habían ya tardado muchos, pero muchos años y si no, que le pregunten a la gran, inmensa mayoría de los guerrerenses.