Señor director:

La jornada electoral del pasado 6 de octubre en nuestro estado debió ser un ejemplo de civilidad, de madurez y de juego limpio, de acuerdo con los “nuevos tiempos” tan pregonados en la política nacional.

Sin embargo, es bastante deprimente darse cuenta de que todo eso es la “alharaca” (la real, no la imaginada por Madrazo Pintado) que pretende dibujar un panorama muy por encima del que priva en las distintas comunidades de nuestro municipios, donde este procedimiento cívico sigue apestando a varias leguas de distancia, dejando sólo una sensación, mezcla de sentimiento –ante lo poco que se ha logrado en la conciencia de muchos mexicanos, tanto del medio rural como del urbano, por fortuna no la mayoría– y de rabia (que no de impotencia: porque quienes olvidando las exigencias de nuestro momento histórico malgastan su vida y la del país en sus prácticas retrógradas de engaño a sus propios hermanos a cambio de prebendas ridículas y denigrantes para quien da y para quien recibe), pretendiendo condenar a nuestros municipios y a la nación en general al atraso sempiterno en que los han  mantenido por tantas décadas como llevan en el poder.

El municipio de Chilapa no ha sido la excepción. Ha sido el campo de muestra de sus fechorías –y en él durante esta jornada se vio una vez más en sus comunidades la aberrante situación en que a cambio de un refresco (entregado con el mayor cinismo al momento de la votación) se ha pretendido inclinar la balanza hacia el candidato del Partido Revolucionario Institucional, a decir de los responsables de la maniobra, por indicaciones de él mismo.

Y queda ante tanta desfachatez y porquería (tanta que duele) preguntar a esta persona si es ese el progreso que pretende para este ya desangrado municipio. Si le llena el alma de satisfacción ver cómo las madres (muy jóvenes algunas, por cierto, único camino ante la falta de mejores oportunidades de realización en la vida) ofrecen a sus hijos infantes el líquido negro gasificado por demás conocido. Si es esa su propuesta para sacar del atraso (atraso mismo en que los gobiernos emanados  de su partido han asumido a nuestra población) a esos paisanos suyos (sí, por si lo había olvidado). Y, por último, si en esos zapatos le gustaría ver a su propia prole. ¿Qué se necesita, pues, para comprender…? Y para aprender que todo cansa… y la pobreza más. Con todo, una elección un resultado adverso para el PRI, pese a los miles y miles de pesos dejados en su nefasto intento. Enhorabuena.

Samuel Hernández Calzada
Representante de casilla por el PRD en el municipio de Chilapa