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Sábado 29 de Junio de 2024

Guerrero, México

Política  

Con vestido amarillo, vals y vino blanco festeja el PRD Acapulco el 15 aniversario

 Aurelio Peláez La quinceañera, con pasos breves y cortos, sigue el vals tocado con marimba Dios nunca muere. Vestido blanco con una cinta amarilla a la cintura con terminado en moño. De repente, falla el sonido, se interrumpe la música. La joven sigue bailando adivinando el ton y el son, y en algún momento decide … Continúa leyendo Con vestido amarillo, vals y vino blanco festeja el PRD Acapulco el 15 aniversario

Mayo 07, 2004

 Aurelio Peláez

La quinceañera, con pasos breves y cortos, sigue el vals tocado con marimba Dios nunca muere. Vestido blanco con una cinta amarilla a la cintura con terminado en moño. De repente, falla el sonido, se interrumpe la música. La joven sigue bailando adivinando el ton y el son, y en algún momento decide que la pieza ya terminó, da las gracias, y los asistentes al festejo del 15 aniversario de la fundación del PRD le aplauden.

En Acapulco, el aniversario se festejó en la ex lujosa discoteca Limelife, que administra Roberto Castillo, uno de los más fuertes promotores de la instalación de casinos en Acapulco. El es el maestro de ceremonias, el que en la noche de este miércoles 5 de mayo pide, desde la parte alta de la pista de baile, “un fuerte aplauso al partido”, el PRD, que a fuerza de años ha desplazado como “partido” en el puerto al PRI.

–¿A dónde vas?

–Al partido –se respondían los ciudadanos hasta hace unos años, unos tres lustros quizá, cuando en México El Partido era el PRI. Ahora se necesitan precisiones porque el PAN está en la presidencia de la República, el PRI en el gobierno del estado y el PRD en el ayuntamiento de Acapulco.

“Demos la bienvenida a este maravilloso comité municipal”, pide Roberto Castillo, supliendo la falta de pericia de los perredistas para actuar en sociedad.

Al frente, la presidenta del PRD en el puerto, Beatriz González Hurtado, que busca darle un toque de glamour al acto, y le acompañan, entre otros, Serafín González, secretario general; Joel Mendoza, secretario de Organización; Ema Téllez, tesorera, y Galdino Nava, del comité.

A la hora de los discursos ya van unas tres horas de música, algo de baile y varias rondas de cervezas o cubas de Bacardí –parece que se rompieron relaciones con el Habana Club–, entre pecho y espada. El festejo es muy municipal, pues no asiste ninguno de los cuatro precandidatos de ese partido al gobierno del estado, ni el alcalde Alberto López Rosas ni los miembros de la dirigencia estatal. El boleto se vende a cien pesos.

Vestida de negro, Doña Bety toma la palabra y en un breve discurso pretende dar carpetazo a los recientes hechos de corrupción en dirigentes y funcionarios del PRD –en la ciudad de México, que a ésta hora está bien lejos– y convoca: “Este día (el festejo), no es un acto político sino un encuentro social, porque el PRD es más que un frío estatuto”.

Joel Mendoza, ex regidor, echa no obstante el balde de agua fría y dice, a quienes les burbujean los pies por el baile y el pecho por las cubas, que “no quiero dejar de recordar los cientos de desaparecidos y asesinados, que éste acto –el baile y el ron, supone uno– sea un homenaje”.

Sigue: “Rechazamos la política exterior del gobierno mexicano: ¡Cuba sí, Yanquis no¡”, pide.

–“Vivan las cubas libres” –piensa alguien desde el fondo de su corazón.

En el amplio techo de la discoteca, ex Armandos Le’ Club, ex Tiberios, los fantasmas de cientos de yanquis disfrazados de gringos, que ocuparon las antes exclusivas mesas de la discoteca, revolotean insomnes. Los vivos, muchos jóvenes que se ahorraron la talacha de construir el partido, esperan que termine la ceremonia.

Al festejo llegan sobre todo funcionarios municipales. Federico Miranda Castañeda, el director de Gobernación, que se deja querer por unas cubitas; Rossana Mora, la secretaria de Desarrollo Social, con una pañoleta amarilla que en la semioscuridad del salón parece que anda sola; Esmeralda Hernández, la directora de la Mujer y Grupos Vulnerables, quien llega acompañada de la militante del partido Convergencia, Amalia Tornés.

Aparece también el subdirector de Desarrollo Urbano, Domitilo Soto, con su playera negra con la imagen del sub Marcos; Ramiro Solorio, coordinador de Asesores, y Juan Carlos Hernández, director de la Juventud, que aparecen con séquito, y muy temprano llegó el subsecretario de Gobierno Felipe Kuri, que se aposta en una muy bien abastecida mesa, a un extremo del salón.

De diputados locales por Acapulco sólo llegan Marco Antonio López y Adela Román (ésta también con séquito); y de los federales únicamente Rosario Herrera. De los catorce regidores por el PRD apenas llegan tres: Germán Silva, Lourdes Ramírez y Juan Calixto.

“Un aplauso al partido”, diría al hacer las presentaciones Roberto Castillo, a quien parece que se le da muy bien su acercamiento con el PRD. Luego, Beatriz González pasaría al brindis mesa por mesa, copa de vino blanco en mano.

La quinceañera, Janice, la que bailó a nombre del partido, y su maestro de vals y chambelán se retiran. De pronto, la pista de baile se llena. Es que ponen la canción de moda, la teibolera “!Za, Za, Za… mesa que más aplauda, mesa que más aplauda le traigo le traigo la niña¡”. Oída ahí se ve bien inocente y sin alguna sospecha de pederastía.