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Sábado 28 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Política  

Desencanto hacia Zeferino, posible factor de los mítines con poca gente de López Obrador

  En sus últimas cuatro visitas a Guerrero, tres de ellas como candidato presidencial formal, Andrés Manuel López Obrador ha visto una muy notoria disminución de asistentes a los mítines que organiza el PRD, que podría tener como causa el desencanto hacia el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo. La señal más clara de que López … Continúa leyendo Desencanto hacia Zeferino, posible factor de los mítines con poca gente de López Obrador

Ricardo Castillo Díaz

Mayo 12, 2006

 

En sus últimas cuatro visitas a Guerrero, tres de ellas como candidato presidencial formal, Andrés Manuel López Obrador ha visto una muy notoria disminución de asistentes a los mítines que organiza el PRD, que podría tener como causa el desencanto hacia el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo.
La señal más clara de que López Obrador y su equipo cercano han medido ya que la caída de la popularidad de Torreblanca ha arrastrado al candidato presidencial en Guerrero, sería que en sus tres giras como candidato ha evitado siquiera mencionar el nombre del gobernador, o mostrarlo como ejemplo de los buenos gobiernos del PRD.
La única vez que López Obrador hizo apenas una alusión al gobernador en uno de sus actos, fue en la primera visita que hizo a Guerrero después del triunfo del PRD en las elecciones del 6 febrero del año pasado, que además fue el primer aviso de la inmovilización del pueblo guerrerense en los primeros meses del zeferinismo.
El desangelado mitin del 23 de abril de 2005
Ocurrió el sábado 23 de abril, a 22 días de que Torreblanca rindió protesta y en el contexto de la decepción que habría ocasionado en muchos de sus electores que votaron por un cambio, al ratificar en su gabinete a impopulares funcionarios renejuaristas como Ernesto Rodríguez Escalona en la Secretaría de Fomento Turístico, César Bajos Valverde en la Dirección de Comunicación Social y Antonio Nogueda Carvajal como poderoso subprocurador de Averiguaciones Previas. Además de que dejó fuera de cargos importantes a los grupos del PRD que lo apoyaron en su contienda por la candidatura con Armando Chavarría –a quien nombró secretario general de Gobierno.
Ese día López Obrador encabezó en Acapulco un desangelado mitin contra el proceso de desafuero que se le siguió, en su recorrido de movilizaciones por todo el país. Con antelación, Torreblanca Galindo anunció que no asistiría al mitin en el puerto porque tenía programadas reuniones “con inversionistas” en el Distrito Federal, pero aseguró que mostraría su solidaridad con el tabasqueño en la marcha del día siguiente, el domingo 24 de abril en la capital del país, en la que participó por lo menos un millón de simpatizantes.
La ausencia del gobernador en aquel mitin en Acapulco no fue motivo de algún espacio en el discurso de López Obrador, ni en la intervención previa del presidente estatal del PRD, Martín Mora Aguirre. Pero cuando el ex jefe de Gobierno del DF recordó en su discurso que vino al cierre de campaña de Torreblanca como candidato, se escucharon ligeros silbidos desde la parte de atrás de la multitud, como en reproche por la ausencia del hoy gobernador.
En las filas zeferinistas rápidamente se difundió bajo cuerda que la escasa convocatoria al acto era solamente responsabilidad de la impopular gestión del entonces alcalde porteño Alberto López Rosas.
Este acto en el puerto también sirvió como una especie de termómetro político que anunciaba una disminución de las preferencias hacia el PRD, confirmada seis meses después en las elecciones locales de octubre, donde ese partido no pudo sostener los 589 mil votos que obtuvo en los comicios para gobernador, y cayó a poco más de 390 mil. Y es que aquél sábado 23 de abril del año pasado asistieron apenas unos 4 mil simpatizantes a expresar su respaldo a López Obrador al Malecón de Acapulco, cuando venía de encabezar multitudinarios actos, incluso en plazas tradicionalmente ajenas al perredismo como Guadalajara, donde las crónicas periodísticas llegaron a consignar la asistencia de más de 10 mil. Además, el PRD recién venía de reunir a unos 80 mil guerrerenses en el Zócalo porteño en el cierre de campaña de Torreblanca, el 29 de enero de 2005.
Incluso los reporteros que lo siguieron en todos sus mítines por el país le preguntaron al tabasqueño si esperaba un acto más concurrido en el puerto, pero respondió con un seco “estuvo muy bien”.
En esa ocasión, por cierto, hubo amigos de Torreblanca Galindo que se manifestaron en contra de que acompañara en Acapulco a López Obrador. De la manera más dura se opuso el entonces presidente local de la Coparmex, José Jorge Bajos Valverde, actual diputado local por el PAN y presidente de la comisión de Presupuesto y Cuenta Pública del Congreso del Estado, cargo y posición que se ha dicho reiteradamente, se la debe presisamente a su amigo de la infancia y ahora gobernador de Guerrero.
El panista Bajos Valverde –también hermano de César Bajos, el director de Comunicación Social del gobernador, y también hermano del subsecretario de Ingresos José Antonio– ofreció una conferencia de prensa un par de días antes de la estancia de López Obrador, a quien se refirió como “el ex funcionario del Distrito Federal” que pretende situarse “por encima de la ley” y que promueve de ese modo “la anarquía y el caos social”. Se ha dicho que el empresario que entonces llamó a respaldar el desafuero de López Obrador, le debe precisamente a su amigo Torreblanca la presidencia de la comisión de diputados locales que se supone que debería fiscalizar al gobernador.
José Jorge Bajos reprochó entonces que el tabasqueño no haya cumplido con su promesa de encabezar movilizaciones pacíficas que no derivaran en la “violencia”. A la par, en la víspera de la visita de López Obrador, el gobernador Torreblanca pedía al PRD no radicalizar la lucha contra el desafuero “porque lo que nos conviene hoy es una movilización pacífica”.
La gira de los cierres de las
campañas locales
López Obrador regresó a Guerrero a finales de septiembre pasado, a una gira de cuatro días para acompañar en sus cierres de campaña a candidatos a alcaldes y diputados locales.
El jueves 22 participó en mítines en Tlapa y Chilapa, con poco menos de 3 mil asistentes en cada uno, y en Tixtla con unos mil 500. Por la noche, en Chilpancingo, en la plaza en la que ha sido más notorio el desencanto hacia el gobernador, López Obrador tuvo que salir en defensa de Zeferino Torreblanca ante unos 5 mil seguidores en un acto que fue regional. En su única referencia al gobernador, el tabasqueño destacó su triunfo y la derrota del PRI para impulsar un cambio en el estado y precisó que a Torreblanca “se le puede criticar o cuestionar, pero menos acusar de ratero, como los otros gobiernos que han dañado y gobernado con deshonestidad”.
El viernes 23 visitó San Marcos, Cruz Grande, Ayutla, Marquelia y Ometepec, donde se reunió con unos 7 mil simpatizantes en cinco actos. En Ometepec, la plaza más grande de la región de la Costa Chica, hubo unos 2 mil 500 asistentes, en un acto con perredistas de ese municipio, pero también de Xochistlahuaca, Tlacoachis-tlahuaca, Cuajinicuilapa e Igualapa.
El sábado 24 de septiembre habló en Zihuatanejo ante unos 3 mil, en Atoyac ante 2 mil seguidores, en Tecpan y Petatlán ante unos mil 500 en cada uno, y en el pequeño municipio de San Jerónimo ante apenas 500 personas.
López Obrador concluyó su gira el domingo 25 en Acapulco, el acto más concurrido al que ha asistido, ante poco más de 6 mil perredistas de los más de 10 mil que habían acudido por tratarse del cierre de campaña del entonces candidato a alcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, y que aguantaron el retraso de más de tres horas del entonces precandidato presidencial único del PRD, bajo una fuerte e intermitente lluvia.
Antes de llegar al puerto estuvo en Ciudad Altamirano en un mitin regional de unos 5 mil asistentes de toda la Tierra Caliente. En Iguala reunió la misma cifra en el cierre de campaña de los candidatos de la Zona Norte.
Mientras el tabasqueño se encontraba en Guerrero, el viernes 23 egresados de normales públicas de Guerrero que hasta la fecha demandan plazas se movilizaron en acciones de información y denuncia, como una ocurrida en la caseta de la Autopista del Sol de Palo Blanco, a las afueras de Chilpancingo, donde desplegaron una manta que decía: “Zeferino, a poco tiempo de tu gestión el pueblo ha perdido la confianza en ti”. El resultado de la contienda de octubre significó una drástica caída en votos para el PRD, con las cifras ya señaladas, y una alta disminución en Acapulco, Iguala y Zihuatanejo, precisamente las ciudades que le permitieron tres años antes propagandizar que gobernaba ya a la mayoría de los guerrerenses.
El arranque de la campaña presidencial
López Obrador eligió Guerrero para arrancar su campaña por la Presidencia de la República. Comenzó con un mitin simbólico ante poco más de 2 mil indígenas en Metlatónoc, el municipio más pobre del país.
Luego se trasladó a Chilpancingo, al acto que fue considerado como el arranque oficial, al que asistieron apenas 7 mil asistentes, muy pero muy por debajo de las expectativas de los dirigentes perredistas que habían anunciado la presencia “de 30 mil a 50 mil”.
En este mitin donde firmó 30 compromisos con Guerrero, López Obrador ya no hizo ninguna referencia al triunfo del candidato que postuló su partido el 6 de febrero de 2005, y tampoco mencionó el nombre del gobernador Zeferino Torreblanca Galindo. No obstante escuchó con mayor intensidad el rechazo al gobernador en la capital del estado. Casi cualquier línea de su discurso, el pueblo lo aplicaba para el gobernador. El candidato presidencial no terminaba aún de compararse con Vicente Fox, al decir que como jefe de Gobierno en el Distrito Federal él sí cumplió con sus promesas de campaña, cuando los asistentes de enfrente exclamaban: “¿Ya oíste Zeferino, ya oíste?”.
El reflejo del desencanto no cesó, y cuando el candidato presidencial reiteró su promesa de la pensión para todos los adultos mayores, le volvieron a gritar: “Se las va a quitar Zeferino”. Como colofón, mujeres de la primera línea de asistentes al arranque de campaña, le gritaron espontáneos “Obrador, Obrador, mete en cintura al gobernador”.
Apenas unos días antes se había revelado que el salario de Torreblanca como gobernador ascendía a unos 400 mil pesos. Aunque de manera obligada por lo escandaloso de la cifra, casi a fuerzas el Ejecutivo aseguró –sin probarlo hasta la fecha– que su salario es de 148 mil 400 pesos al mes.
Por esos días también el gobernador enfrentaba un prolongado paro de trabajadores de los hospitales estatales de la Secretaría de Salud, y un diferendo con el alcalde capitalino Mario Moreno Arcos, por 40 millones de pesos extras que había destinado el gobierno federal y que el gobierno del estado se negaba a liberar.
Antes de la deslucida gira de este miércoles por la Costa Chica, López Obrador tuvo otra gira por Guerrero a principios de abril, donde el eje de sus discursos en Ciudad Altamirano, Teloloapan, Iguala, Taxco, Coyuca de Benítez, Atoyac, Petatlán y Zihuatanejo, fue su promesa de elevar a rango constitucional la austeridad del gobierno, en lo que se entendió como un deslinde de Torreblanca.
En esa visita de dos días al estado –la segunda ya como candidato de la coalición Por el Bien de Todos– López Obrador tampoco mencionó el nombre del gobernador.
Y tampoco fueron grandes mítines.