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Sábado 29 de Junio de 2024

Guerrero, México

Política  

La manta de La Otra Campaña que no alcanzó a ver Murat en Ometepec

En las alturas, desde el helicóptero baja la mirada hacia los cerros pelones. Las casitas dispersas. Chivitos y vaquitas, que podrían ser de alguna camada de los ranchos de la próspera familia ganadera de los Aguirre. Y allá en el aire, cuando apenas se iluminan las barras que indican que ya hay cobertura en el … Continúa leyendo La manta de La Otra Campaña que no alcanzó a ver Murat en Ometepec

Ricardo Castillo Díaz

Mayo 20, 2006




En las alturas, desde el helicóptero baja la mirada hacia los cerros pelones. Las casitas dispersas. Chivitos y vaquitas, que podrían ser de alguna camada de los ranchos de la próspera familia ganadera de los Aguirre. Y allá en el aire, cuando apenas se iluminan las barras que indican que ya hay cobertura en el celular, Roberto Madrazo recibe una de las primeras llamadas del día.
Entre traca traca de las hélices, el candidato presidencial priísta de la Alianza por México desciende de la nave que lo trajo de la ciudad de México hasta “el bello nido”. Teléfono en mano, tiene que subir su ronca voz, sólo para hacerse escuchar.
Es la síntesis de las noticias del día la que le leen. Con una pluma de tinta café toma nota sobre un par de papeles doblados que parece ser la agenda del día, entre el ajetreo del sube y baja de los cerros vueltos calles en Ometepec.
Ir del improvisado helipuerto en el que se convierte la unidad deportiva, hacia la casa del ex gobernador Ángel Aguirre, toma sólo algunos minutos y más si se avanza por la calle Nicolás Bravo en sentido contrario. Con el joven alcalde Eduardo Montaño como conductor, ningún agente de Tránsito pitará el silbato.
Y en la síntesis informativa para el candidato, desde luego, se destaca la información de los adversarios, y del presidente Vicente Fox al que Madrazo le cuelga además el cargo de “jefe de campaña” del abanderado del PAN, Felipe Calderón.
Lo enteran de cómo va el asunto de los detenidos de San Salvador Atenco y hasta de que el Vaticano ha pedido al padre Marcial Maciel que por el momento no aparezca más en público. Quizá ningún reportero le pregunte nada sobre el sacerdote multidenunciado por presuntos abusos sexuales cometidos contra sus discípulos, pero no está de más. En el PRI, la política sigue siendo toda una profesión.
“Okey… es correcto… ajá”. Madrazo escucha por el pequeño teléfono las sugerencias de lo que podrían ser sus respuestas a las preguntas del día de los reporteros. Atiende a los consejos de lo que podría ser la línea discursiva de su gira por Guerrero. Madrazo se deja asesorar.
“Muy bien, muy bien, aquí te comunico con nuestro jefe Manuel Añorve”, dice el candidato presidencial al dar por concluida la conversación. El villano favorito del gobernador –“el señor Torreblanca”– se encarga de la llamada mientras Madrazo cuenta lo de los cerros pelones y las casitas dispersas que se ven en Guerrero desde el helicóptero.
La mesa principal en la casa del ahora candidato a senador Ángel Aguirre la llenan unos cuantos. Jugo de toronja con naranja sólo para el tabasqueño, que nada le costó al anfitrión averiguar sus gustos.
Los jugos y el café con pan dulce. El melón con papaya. El huevo con chile molido en molcajete. Trozos de cecina apilados. Cazuelas del bazo de res. Los platitos con abundante queso fresco. Los sopes con crema y salsa de tomate de doña Irene, la cocinera de Aguirre. Unos minutos y todo el manjar costachiquense se acaba. Todo, comenzando por las tortillas y las botellitas de agua Bonafont.
Hay que apurar los últimos bocados porque afuera, allá en el lugar donde será el mitin, el ultra de los ultramadracistas ya espera. Cigarro tras cigarro, pero el ex gobernador de Oaxaca, José Murat espera. Igual el médico de los Aguirre, Miguel Ángel Flores Mesino, ex presidente estatal del PAN, maestro de ceremonias hoy. El mismo panista que se fue al PRI unos días antes de que Vicente Fox ganara la elección presidencial. Hace ya seis años.
Esperan afuera los collares de flores, los cuetes, los papelitos tricolores que lanzan los espontáneos desde los balcones. El “duro, duro”. Un grito, una consigna que aquí no se ha perdido, que borra la manta marginal que alguien colgó en una casa cercana al templete, de rechazo al proyecto de presa La Parota, por la libertad de los presos políticos, de apoyo a La Otra Campaña. Brochazos clandestinos que llaman a no regresar “a otros 70 años de opresión e ineptitud”. No la alcanzó a ver Murat porque hubiera ordenado arrancarla a la voz de ya.
Aquí, nomás apurando el almuerzo en la casa de Ángel Aguirre. Allá afuera espera la algarabía por la visita del candidato presidencial del que aquí llaman “el partido”, así nada más, como si aquí fuera el único. La fiesta que paraliza esta plaza, donde para ello se decretó suspensión de clases incluso en la Preparatoria 5 de la UAG.
Y en su discurso, la candidata a diputada por esta región Consuelo Ivancovichi revivirá aquellos tiempos. “¡Viva el PRI!, ¡viva el PRI!, ¡viva el PRI!”.