EL-SUR

Miércoles 25 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Guerrero  

Aldo no está bien pero ya mueve un brazo y los dedos; estuvo al borde de la muerte de Covid

Los papás del normalista de Ayotzinapa que hace siete años recibió un balazo en la cabeza en Iguala y desde entonces está en coma, piden que se descubra a los culpables y que se haga justicia. Cuentan que su hijo, de 26 años, era futbolista, jinete, bueno para los estudios, y no pierden la esperanza de que se recupere

Septiembre 27, 2021

El papá de Aldo, Leonel Gutiérrez Cortés y su mamá Gloria Solano Vásquez, en entrevista en su casa en Tutepec, municipio de Ayutla Foto: Rosendo Betancourt Radilla

Rosendo Betancourt Radilla

Tutepec, Ayutla

El estudiante de Ayotzinapa sobreviviente a los ataques de hace 7 años, Aldo Gutiérrez Solano, estuvo al borde de la muerte en febrero, porque, en estado de coma como se encuentra debido al disparo que recibió en la cabeza de policías de Iguala, se enfermó del nuevo coronavirus.
En entrevista en su casa donde vio crecer a su hijo, la mamá del joven, Gloria Solano Vásquez informó que él cuenta con atención de personal médico, pero a veces no llegan los medicamentos que requiere, además de que no hay avances para que se le haga justicia.
Aldo es el décimo de 14 hermanos, poco antes de los ataques en Iguala de hace 7 años lo fichó el Club América de futbol para sus fuerzas básicas debido a su velocidad y potencia como delantero, no se fue porque la familia no juntó dinero para el viaje.
Además vecinos y familiares lo recuerdan como un excelente jinete, competía en carreras de caballos y ganaba frecuentemente.
Su mamá a la que durante casi toda la entrevista se le ve triste y por momentos solloza, cambia su semblante y sonríe cuando se le pregunta cómo era el normalista rural antes del crimen, y dice “era relajo, no me decía mamá, siempre me decía Gloria, y era travieso, le daba a las chamacas y muy bueno para las letras nunca reprobó nada”.
La mujer de 69 años cuenta que quería ser maestro como uno de sus hermanos, la noche del ataque le habló y le dijo que iba a llegar tempranito a comer a su casa”.
Ahora sus hermanos y hermanas se turnan para ir a verlo, para platicarle, aunque eso significa que tengan que descuidar sus trabajos y en ocasiones a sus hijos.
En febrero Aldo se vio “muy grave” debido a que enfermó de Covid-19, “ya no me dejaron entrar a verlo, sólo una persona que lo cuidaba, una enfermera y otra persona que barría y trapeaba entraban a su cuarto, pero bien protegidas con traje (contra riesgos sanitarios, porque él tenía mucha calentura”.
“Se juntaron mis hijos para platicar, yo les preguntaba qué estaba pasando y ya me dijeron que Aldo tenía Covid, por eso no me dejaban verlo, me decía mi hijo ‘se te vaya a pegar’”.
Informó que ahora sí, en comparación con el día en que recibió el disparo, tuvo atención médica oportuna, le hicieron la prueba, recibió medicamento y superó la enfermedad, “yo lo fui a ver un mes después que me dejaron ir”.
Afirmó que ya no sufre de crisis de salud pero cuando le cambian la sonda tiene mucho dolor, de lo que se dan cuenta porque tensa los dedos de manos y pies, además le da mucha diarrea.
“Esperemos en Dios y la Virgen que se recupere, vamos a esperar a cuando Dios diga, nosotros estamos alegres de tenerlo, así aunque sea. Estamos sufriendo desde hace 7 años, no está bien pero ya mueve un brazo, sus dedos”.
El joven normalista tiene 26 años, más de una cuarta parte de su vida la ha pasado en estado vegetativo.

AMLO y Encinas se comprometieron a resolver, recuerdan

El papá de Aldo, Leonel Gutiérrez Cortés, dijo que lo ve mejor que cuando llegó a Ayutla en donde vive en una casa con las atenciones que requiere, tiene una dieta especial que le ayuda, “se ve macizo, subió de peso, ahorita ya no se lo aguanta uno solo, lo tienen que mover entre dos, se sigue al pie de la letra lo que indica la nutrióloga para que esté estable”.
Cuenta con dos médicos, cuatro enfermeras y un enfermero que se turnan para atenderlo, “ahorita puede hacer algunos movimientos con las manos, con la cabeza, los pies”.
“Sí escucha lo que dice uno porque hace movimiento con los dedos cuando le hablas, dice el médico que son movimientos de que sí entiende, y diario tiene terapias, en la mañana, al medio día, en la tarde”.
En cuanto a la justicia se quejó de que no hay avances, “los licenciados casi no hablan de él, hablan más de los desaparecidos”.
“Desde el principio estamos pidiendo justicia porque cuando fui a Iguala pedí justicia, eso no se debe hacer, los atacaron vilmente con armas de alto poder, ellos no se pudieron defender porque no tenían armas, les hicieron como quisieron”.
Mencionó que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas Rodríguez se comprometieron a resolver el caso.
“Les pediría castigo para los responsables, nunca dijeron quiénes son, no hay castigo para ellos pero no lo hacen, los más pesados tienen derecho de hacer cualquier cosa, pero esto que les hicieron no se debe de hacer, sólo una persona que está mal de sus sentidos hace estas cosas”.
“Si los vieron desarmados para qué los torturaban, para qué los atacaban con armas, quiero que se descubra a los culpables”.
Con la esperanza de que su hijo vuelva a ser el potente delantero, el imbatible jinete, el niño travieso, dijo que “el doctor de neurología me contó de un caso de un señor de Monterrey que estaba igual que Aldo y se levantó a los 23 años”.