Un hombre proveniente de Acapulco llegó a una tienda de oxígeno cargando un tanque, casi de su misma estatura, y lo entregó a la encargada, a la que le dijo que ya no lo necesitaba porque su familiar ya había muerto por Covid-19.
En la capital, las tiendas de oxígeno nuevamente se vuelven a llenar, ante la tercera ola de contagios por coronavirus.
En un recorrido, se constató que en una de las tiendas Oxi-Live, ubicada a unos metros de la alameda Granados Maldonado, a las 10:30 de la mañana ya había cuatro personas formadas esperando su turno para llenar su tanque de oxígeno.
De acuerdo con la encargada del lugar, desde hace tres semanas ha aumentado hasta en un 80 por ciento la venta y renta de tanques de oxígeno, incluso, al día atiende a más de 90 personas.
Un hombre, quien pidió omitir su nombre, contó que tuvo que trasladarse desde Acapulco para rentar un tanque con oxígeno, debido a que la empresa privada Infra se niega a rellenar cilindros si éstos no pertenecen a la compañía.
“Se me hace injusto que esta empresa tome esa medida, que se niegue a llenar los tanques sólo porque no pertenecen a su empresa, casi casi te obligan a que compres el cilindro para que te puedan vender el oxígeno”, reprochó.
El hombre portaba dos cubrebocas y constantemente se ponía gel antibacterial. En sus manos traía los recibos para pagar la renta del tanque.
– ¿Al día cuánto cuesta la renta del tanque de oxígeno?– se le preguntó.
– La renta es de 250 pesos. Mi familiar lo necesitó tres semanas, porque este viernes por la mañana acaba de fallecer, y pues la cuenta sigue corriendo, así que vine lo más pronto posible para entregarlo.
Con el rostro afligido y cargando el tanque de oxígeno lo entregó a la encargada, fue un intercambio entre un artículo que brindó vida durante esas tres semanas, con la esperanza de que su familiar, un adulto mayor, viviera; sin embargo, no soportó el virus y murió.
El hombre gastó más de 5 mil pesos para la renta del tanque de oxígeno y, además, el costo del traslado de un municipio a otro, debido a que la empresa privada tiene sus restricciones. (María Avilez Rodríguez / Chilpancingo).