Las hermanas Gregoria y Ernestina L., de 15 y 16 años de edad, fueron raptadas con fines sexuales, el 14 de julio de este año, en el mercado Central de Chilpancingo, cuando acompañaron a su mamá, una comerciante de comida, a hacer la compra de despensa de la venta de ese día.
En declaraciones a la prensa, la señora Constantina, mamá de las adolescentes aclaró que la mayor fue violada y pudo escapar de su captor, su propio abuelo, Agustín M., que también la agredió y explotó sexualmente a ella, desde que tenía 13 años, hasta que escapó con quien ahora es su esposo y padre de sus hijas.
La mujer precisó que su hija menor cumplió 15 años apenas septiembre, y fue separada de su hermana desde que las raptaron en Chilpancingo.
Dijo que ella misma fue a buscarla a Chichihualco, donde estima que la tienen cautiva, pero fue amenazada con que si volvía a buscar a la menor de edad, matarían a la niña y enviarían un video del crimen, luego seguirían el resto de sus hijos.
Aclaró que presentó la demanda en el Ministerio Público un día después de los hechos, porque el agente le dijo que debía esperar “no sé cuántas horas”, para denunciar la desaparición de personas.
Subrayó que señaló todos los antecedentes de violencia familiar que padeció cuando era niña, y la presunta trata de personas con los que vincula a su papá y otros cómplices.
Sin embargo, denunció que el comandante que recibió la denuncia, de apellido Sereno, se niega a indagar sobre el acusado. En lugar de eso, dijo que la investigó a ella, y le advirtió que si mostraba determinadas llamadas, “ella iba a caer”.
La mujer aclaró que que no entiende las insinuaciones del policía, así que solicitó el acompañamiento de una organización feminista para ejercer presión a la Fiscalía General del Estado, para que la ayude a recuperar a su hija.
Consideró que sola no la toman en serio, y el agresor tendría razón al decir que el puede hacer y deshacer, sin nadie que lo detenga. (Redacción / Chilpancingo)