EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Guerrero  

Reaviva el pago de la quincena el continuo movimiento en el Zócalo de Chilpancingo

Las largas filas en las sucursales bancarias y el tráfico constante en las avenidas sólo dejan ver la pandemia por el uso masivo de los cubrebocas pero se ha olvidado la sana distancia

Jacob Morales Antonio Chilpancingo

Mayo 16, 2020

Largas filas se formaron ayer para ingresar a las sucursales bancarias en la plaza cívica de Chilpancingo, sin respetar las medidas sanitarias ante la pandemia por el Covid-19 .Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Jacob Morales Antonio

Chilpancingo

El centro de la capital del estado sigue en movimiento y este viernes se acentuó por la quincena. Hubo largas filas en los bancos y las bocinas de los automóviles eran constantes en las esquinas y las avenidas. Parecía que Chilpancingo había regresado a la normalidad, como antes de la pandemia de Covid-19, y fuera de la Fase 3 en que se encuentra.
Son las 8 de la mañana y en la sucursal del Banco Santander había una fila de 25 personas, que daba la vuelta en la esquina de la calle Madero. Dos horas antes, las señoras de un puesto de garnachas ya se habían instalado.
Dentro de lo normal que parecía la ciudad, algo resaltaba: todos portaban el cubrebocas. La gran mayoría traían uno de tela, sin embargo, la sana distancia ha sido olvidada.
Poco a poco las tiendas que un día antes decidieron retar a las autoridades municipales, abrieron sus cortinas. En todas hay letreros que prohíben la entrada si no se porta el tapabocas, hay gel con alcohol y se llama a respetar la distancia.
En los cinco bancos ubicados en el primer cuadro de la ciudad, después del mediodía las filas eran de más de 30 personas para pasar a los cajeros automáticos, y para entrar a los inmuebles la lentitud parecía agobiante para los usuarios, que esperaban hasta tres horas formados, porque se entra en grupos de diez.
Para la una de la tarde, la afluencia de personas y automóviles aumentó en el andador Zapata, las calles Madero, Alemán e Ignacio Ramírez. Un día antes, se podía encontrar lugar para estacionar el carro, pero este viernes las calles y venidas lucían llenas de carros aparcados. A esa misma hora, una revisión obligó a cerrar las tiendas.
A esa hora del día, se observó a unas 10 personas caminar en el Zócalo sin cubrebocas, a pesar de que en la zona se ubicaron cuatro puestos de venta del protector y están ubicadas seis farmacias en los alrededores, que venden los tapabocas desechables.
Afuera de la dulcería Iberia, que permaneció abierta, pero únicamente para encargar dulces desde la entrada, sin acceder; una mujer, con su hija de escasos dos años, esperaba sentada. Ante la desesperación de la niña, la mamá la dejó gatear en el piso. La niña pasaba sus manos sobre la banqueta. Ambas no portaban cubrebocas.
Para las 4 de la tarde, las largas filas de los bancos habían desaparecido. En el Zócalo la gente aún continuaba caminando. Los negocios que por la mañana abrieron, permanecieron cerrados. La gente continuó caminando en las calles aledañas.
A las 6:30 de la tarde el tráfico continuó en las avenidas y calles. Algunas parejas caminaban abrazadas, algunos a esa hora corrían a los cajeros a retirar dinero. Los vendedores de helados y aguas de fruta continuaban ofreciéndolas a las personas que caminaban.
Mientras el sol se ocultaba, el humo era mayor sobre la ciudad por los incendios forestales. Los negocios que continuaron abiertos, como papelerías y algunas barberías, comenzaron a cerrar.