Llenaron las gradas en la Plaza de Toros, todos con cubrebocas, única diferencia de los tiempos antes del coronavirus porque no se guardó sana distancia, y pagaron desde 450, 900 hasta 2 mil pesos por la entrada. Cientos de familias sólo van a las tiendas, restaurantes y cantinas, o a ver el espectáculo en el Teatro del Pueblo que es gratis. El año pasado la diversión tradicional de los capitalinos se suspendió por la pandemia, y hoy los comerciantes no se quejan de sus ventas. “Como que a la gente ya le urgía salir”, dice el dueño de una taquería
Lenin Ocampo Torres Chilpancingo
Enero 10, 2022
Es viernes y la gente se forma para entrar a la Feria de Chilpancingo. No hay miedo al Covid-19, tampoco hay filtros que pidan el certificado de vacunación y el módulo de pruebas de coronavirus esta de adorno, nadie se acerca o hace el intento de hacerse un examen.
Son la 7 de la noche, la fila de más de 2 mil personas rodea las instalaciones de la Feria en el tradicional barrio de San Mateo, donde los fans de Gloria Trevi esperaban la orden de entrar a la Plaza de Toros adonde la regiomontana daría su concierto.
Mientras eso sucede, cientos de personas ingresan para hacer uso de los juegos mecánicos, restaurantes y cantinas que son el atractivo de la Feria de Navidad y Año Nuevo que año con año es visitada y criticada por los capitalinos.
“Casi no venimos, nos sale caro, venimos desde la colonia El Amate y el taxi nos cobró 70 pesos. Sólo les vine a dar una vuelta y a ver si les compro algo, porque también si los subo a los juegos ya no regresamos a la casa”, comenta entre sonrisas don Humberto mientras entra con su esposa y tres de sus hijos.
El sarcasmo de don Humberto es por el precio de los juegos, que está entre 50 y 90 pesos, si una familia promedio tiene tres hijos “pues no alcanza, tendríamos que traer más de 500 pesos para poder divertirnos y cenar”.
En la comida es similar, hay lugares donde los platillos cuestan más de cien pesos. Los locales más pequeños venden promociones de picadas, tacos o quesadillas a 30 o 50 la orden.
“Tenemos que sacar lo de la renta, nos cobran casi 30 mil pesos por local y de ahí pagar a los meseros y cocineras. De repente no hay ningún alma y de repente como hoy que se deja venir la gente es cuando tenemos que aprovechar y vender. El año pasado pues (por la pandemia) nos fue mal, ya no son los tiempos de antes, aunque ahora como que la gente ya le urgía salir y pues no nos podemos quejar”, revela don Adrián, dueño de un local de tacos al pastor.
En el Teatro del Pueblo también hay movilidad, ahí acude la gente a los conciertos que son gratuitos y sólo se gasta en algún refresco, cerveza o fritangas que es lo que se vende.
Esa noche la muchedumbre abarrotó las gradas y sillas del Teatro, donde acudieron a bailar al ritmo de la cumbia del Internacional Carro Show.
Veneno es la canción que sonaba, mientras las parejas bailaban en los pocos espacios que quedaban y al mismo tiempo cantaban “es un veneno, tu amor es un veneno, sin embargo lo quiero para poder vivir”.
A las 8 de la noche abrieron las puertas de la Plaza de Toros, la gente comenzó a entrar, todos con cubrebocas, pero sin la sana distancia. Dos entradas había, la de los boletos de menor costo y la zona preferencial donde llegaban a costar 2 mil pesos.
“De todos modos se ve”, dijo una de las asistentes mientras la hilera de personas avanzaba lentamente.
Dentro de la Plaza la gente se acomodaba en las gradas, también sin la sana distancia, pero todos con sus cubrebocas. Poca gente con gel antibacterial y los vendedores se olvidaron de él.
El concierto estaba programado a las 9 y media de la noche, a esa hora seguían entrando a la Plaza que a diferencia del martes cuando se presentó la Banda El Recodo no alcanzaba a llenarse.
“Es que están más caros lo boletos, los de la Recodo costaban 300 pesos y además había jaripeo, por eso como que no se llenó, aquí estaba el más barato en 450 y si quieres estar abajo (en la explanada) pues están arriba de 900 pesos, está caro para la gente”, platicaba uno de los vendedores.
A las 11 de la noche el público se comenzó a desesperar, empezaron a chiflar y a gritar ¡Gloria, Gloria! Esperando que la cantante saliera.
“Se me hace que no vino”, dijo uno de los asistentes. “Pero yo la vi en su Instagram y decía que sí iba estar en Chilpancingo”, se escuchaba por otro lado, mientras las cubetas de cervezas recorrían los pasillos para ser vendidas.
¬–¿35 pesos? Pero si acabo de venir y me la dieron en 25.
–Pero este es evento grande, es la orden que nos dieron de venderla a ese precio.
A las 11:45 se apagaron las luces, se prendió la pirotecnia y entre gritos salió Gloria Trevi cantando su popular y primer éxito Pelo suelto el cual fue coreado por los más de 4 mil asistentes.
“El futuro no nos asusta”, fueron las primeras palabras de la Trevi.
“Estamos pasando por un momento muy intenso en la historia de la humanidad, hemos pasado por una situación de una pandemia, hemos estado por meses encerrados, separados, solos y nosotros hemos comprendido que tenemos un amigo en común, un amigo que ha pasado por esto. Hay enfermedades que nos rompen el corazón, que nos rompen el alma, necesitamos sonreír, necesitamos cantar, necesitamos ¡Vivir!”, lo que ocasionó los gritos de los asistentes y terminaron al momento de que la cantante entonó su canción “Soledad”.
La mayoría de los asistentes eran mayores de 30 años, muchos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero), que no dejaron de corear una sola canción de Gloria Trevi.
En cada interpretación el público no dejó de cantar, brincar y en ocasiones hasta llorar. Pasaron sus éxitos Con los ojos cerrados, Doctor Psiquiatra, El recuento de los años, Zapatos Viejos y otros que la llevaron a la cumbre antes de entrar en el 2003 en una cárcel de Brasil acusada junto a su ex pareja y manager Sergio Andrade de tratante de blancas.
A las 2 y media de la madrugada Gloria Trevi se despidió de Chilpancingo, cantando Todos me miran que en los últimos años se convirtió en el himno de la comunidad LGTB y que le valió su salida entre ovaciones de una Plaza de Toros donde hubo de todo, menos miedo al Covid.