EL-SUR

Sábado 28 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Guerrero  

Tratan vecinos de Tecpan de volver a la normalidad entre lodo y falta de víveres

Kilos de arroz, galones de aceite y hasta colchones son transportados a mano por hombres y mujeres que llegan hasta el socavón de El Cuajilote en la carretera Acapulco-Zihuatanejo, se quitan el calzado, caminan en el agua y vuelven a subir al camino rumbo a las localidades de ese municipio que quedaron incomunicados tras las lluvias de la tormenta Max

Octubre 12, 2023

Vecinos de Tecpan caminan entre los destrozos que causo el desbordamiento del río durante la tormenta tropical Max Foto: Carlos Carbajal

Ramón Gracida Gómez

Tecpan

En el tercer día de emergencia por la tormenta tropical Max, Tecpan trata de regresar a la normalidad, pero se topa con el lodo que persiste en las calles, la gente que aún limpia las casas, la desesperación por la falta de despensas, y el ir y venir de los vecinos de las comunidades que llegan a la cabecera municipal para abastecerse de víveres después de quedar incomunicados.
Kilos de arroz, galones de aceite y hasta colchones son transportados a mano por hombres y mujeres que llegan hasta el socavón en la carretera Acapulco-Zihuatanejo, se quitan el calzado, caminan en el agua y vuelven a subir al camino en el punto conocido como El Cuajilote.
Agentes de la Guardia Nacional y el Ejército auxilian a los damnificados cuando los ven cargando las grandes bolsas donde meten todo lo que puedan de comida para aguantar estos días en los que no hay transporte.
Varias mujeres cargan bebés, a quienes tapan con cobijas y pequeñas toallas para que no se mojen en esta lluvia que por momentos arrecia y luego termina y después vuelve a empezar. Soldados se acercan y cargan a los recién nacidos para cruzarlos, algunos de los bebés lloran al separarse por unos minutos de la mamá.
Este miércoles por la mañana, tercer día después del socavón, un camión de volteo rellenaba con tierra el área por donde fluye el agua, para crear un camino rústico. Alrededor hay huertas que quedaron inundadas. Una máquina retroexcavadora acomoda la tierra, que es prácticamente lodo por la lluvia que no para.
Durante los trabajos de reparación, agentes de la Guardia Nacional piden a los pobladores paciencia para que pasen las grandes máquinas y luego ellos puedan caminar. Pero se les ve impacientes a los tecpanecos, uno de ellos les grita que tiene que pasar, que no entiende por qué no puede caminar por la orilla si hay mucho espacio.
Mientras otros señores se arremangan los pantalones para no mojarlos porque todavía les queda un largo trayecto hacia el centro de Tecpan donde van a comprar sus necesidades básicas para consumo personal y el de sus familias.
Marco Antonio de la O Villega llegó de la comunidad de Tenexpa en bicicleta hasta el socavón. Son unos 20 minutos pedaleando y luego dejó su bicicleta y empezó a caminar como las decenas de personas que pasaron en un pequeño lapso.
El señor de complexión delgada comentó bajo la lluvia que iba a comprar la “despensa porque en Tenexpa se terminó toda, nada de despensa, ni arroz, ni nada, nada. Es para toda mi familia”.
“Yo soy campesino”, indicó, pero no tiene milpa y ahora se dedica a pintar casas y otros oficios. Dijo que en su comunidad hay “mucha gente necesitada ahorita. Todas las plataneras están regalando el producto porque pues no pueden pasar, en vez de que se les joda, que se les madure demasiado. Están haciendo un bien, les digo, porque cómo se le va a echar a perder”, dijo.
Y es que cayó mucha lluvia, “no dormimos toda la noche, se salió todo, esta agua toda va a dar a Tenexpa, corre así y entra a otro arroyo que le llaman El Vaden y de ahí se desparrama toda el agua hacia todo lo que es la población, hasta aquí”, señala por arriba de su cintura.
A su casa “tantito le faltó así” para que se le metiera el agua, “pero la mayoría de las casas de la parte baja sí se inundaron”, compartió mientras subía la pequeña pendiente de tierra y lodo, entre gritos de soldados para que se quitara del camino porque iba a pasar el camión de volteo.
A las 10:30 de la mañana algunas personas ya vienen de regreso, una mujer de Nuxco, la comunidad donde murió una de las dos víctimas de la tormenta, comenta con prisa que tuvo que ir a la cabecera municipal por su medicina “especial”, mientras que quien la acompaña dice que algunos acuden hasta por dinero. Detrás de ellas llega un soldado que carga un bulto con varios kilos de arroz para una adulta mayor.
Los carros no pasan, algunas camionetas están resguardadas en un puente cercano, cerca de ahí hay otro pequeño socavón que no partió la carretera. Tampoco hay carros o camiones varados, el único transporte motorizado que ahora transcurre en este punto resquebrajado es la moto o la cuatrimoto, de las cuales pasaron unas 10 en menos de 15 minutos.
A unos 200 metros del socavón principal se encuentra el hospital IMSS-Bienestar de Tecpan y luego son varios kilómetros para llegar al centro de la cabecera municipal, antes está la comunidad de Súchil, cuyo puente carretero da una perspectiva amplia de cuánta agua corre en el río y avanza con fuerza.

Lodo por todas partes en la cabecera municipal

Y luego está la cabecera, cuya entrada de la calle principal está llena de lodo y la máquina retroexcavadora intenta removerlo y se hace tráfico para que pueda pasar un carril y luego el otro. La basura se mezcla con la tierra mojada y pequeños cerros de todo el desperdicio se forman a orilla de carretera.
Las colonias aledañas al río se inundaron, los vecinos todavía remueven con palas el lodo que tapa sus entradas y adentro trapean para tratar de regresar a la normalidad antes de la tormenta Max. Y más basura se junta y los colchones y los sillones mojados son puestos sobre la banqueta.
La gente pregunta por las despensas, son las dos de la tarde y aún no se reparten a pesar de que hay cientos de cajas dentro del Ayuntamiento, que está a sólo una cuadra de las calles enlodadas. La gente se desespera porque empiezan los rumores de que algunos ya les dieron y a otros no y cuestionan por qué. En el trayecto les preguntan a los foráneos si son los encargados de realizar el censo de los damnificados.
Las personas más afectadas se quedaron hasta sin ropa, una niña le pregunta a una señora que es su vecina, si no tiene un short que le preste, y le contesta que no, pero va a ver, mientras caminan entre los cables de los postes de luz caídos. Y es que a ella también se le mojó todo y prefirió huir con su familia antes de que le alcanzara el río. La línea de humedad de casi dos metros es la marca de hasta dónde llegó la lluvia.
Los negocios abiertos de diverso giro dan la apariencia de que ya acabó la emergencia por la tormenta Max, las personas esquivan los resbalones en las calles, una mesa que sirve de centro de acopio permanece vacía. Un convoy de la Marina llega, el cielo empieza a despejarse y en el río que inundó a una parte del municipio, unas cuantas personas se acercan a pescar camarones a las tres de la tarde.